Capitulo 34 "luces Feliz"

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Volamos durante un largo rato, disfrutaba la vista que para estas horas había, las luces de los automóviles, las personas caminando sin preocupación alguna por las aceras y otras por las calles pero pronto todo eso fue reemplazado por fauna.
Me preguntaba a dónde iríamos esta vez? Pues a cada segundos nos alejábamos de la civilización adentrándonos a lo profundo de un bosque.

Había un largo arroyo que iba a lo largo del bosque y para cuando descendimos aún podía escuchar las aguas correr, se me hacía conocido este lugar.

-estamos cerca -. Exclamo tomándome del brazo para que me apoyara de él y así caminar sin lastimar mi pie

-no podías solo aterrizar en el lugar? -. Bromee sonriendo, no podía dejar de observar todo pues me resultaba tan familiar todo lo que miraba y aún así no podía recordar de dónde.

-pensé que te gustaría mirar un poco antes de descansar -. Reflexionó y pensé en ello, le observe atenta pensando que era una buena idea la luz de la luna hacía que todo se iluminara con esa luz tenue y hermosa que solo ella sabe dar.

-si, me gusta mucho la naturaleza -. Asegure volviendo la mirada al camino, observe un árbol gigante el cual traía un letrero en medio, me era conoció -mira esto -. Susurre soltando a Joseph para acercarme y leer "propiedad privada, F.F" suspire sorprendida, será este el lugar que creo que es?

-ya estamos aquí -. Aseguró Joseph, su voz se escuchó lejana por lo cual me vi obligada a buscarlo con la mirada, levante la vista encontrándolo de pie bajo otro gran árbol detrás del que yo me encontraba mientras me observaba y sonreía.  Me sentí tan sorprendida de ver aquella gran casa sobre ese árbol, tape mi boca sin poder creer

-esta es...? -. Así era, la casa del árbol que mi abuelo había construido para mí cuando apenas tenía 9 años. Camine despacio observando cómo la naturaleza comenzaba hacerte cargo de aquella casa la cual aún parecía estar en buen estado.

-bienvenida a la propiedad Felming -. Exclamo el caminando hasta el árbol -te parece si subimos? -. Subio por una escalera que había hecho mi abuelo  con pedazos de madera pegados al tronco, como siempre Joseph quito la cerradura sin problema y abrió la pequeña puerta para subir a él, intente subir pero el dolor en mi pie izquierdo me lo impidió -te ayudaré a subir -. Asomó la cabeza por el marco de la pequeña puerta situada sobre mi cabeza pero negué agradeciéndole la ayuda. Yo podía hacerlo.

Una vez que logre subir observe a mi alrededor, el espacio no era grande pero tampoco era pequeño, había ventanas a los costados las cuales podían abrirse tan solo quitando el pequeño cerrojo de ellas, una cortina en frente la cual al moverla dejaba a la vista el bosque desde un balcón muy pequeño. Joseph encontró por donde se encendía la luz y de pronto todo pasó de tenue a iluminado, el lugar estaba repleto de las lianas del árbol las cuales se extendían por todo el lugar como si la naturaleza reclamará su territorio, todo era igual de hermoso a como solía recordar.

-como lo encontraste? -. Cuestione quitando la mochila de mi espalda dejándola sobre los cojines que cubrían casi todo el piso del lugar, hace años que no venia por lo tanto no recordaba mucho el lugar hasta ahora.

-tengo buena memoria, sé que te gustaba venir con tu abuelo -. Sonreí recordando aquellos tiempos en los que solía venir al arroyo con mi familia pues cerca de aquí había una granja en la cual él trabajaba y como él sabía lo mucho que me gustaba este lugar, me construyó esta casa.

-y por qué decidiste traerme aquí? -.

-has pasado tanto en estas últimas semanas que pensé en darte algo que te hiciera olvidar todo esto y solo ser tu, como eras antes -. Sus palabras me conmovieron pero solo me limité a sonreír y agradecerle -iré a dar un paseo, tu ponte cómoda y descansa -. Dejo la mochila sobre un sofá viejo que había cerca de la puerta y salió por las escaleras desapareciendo entre los árboles.

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A la mañana siguiente desperté temprano hacía frío pero no me importaba, me asomé al pequeño balcón para dejar el aire golpear mi cara y gozar de los rayos del sol sobre mi piel, Joseph había salido no sé a dónde así que al abrir los ojos no lo vi y no me cuestione sobre dónde pudiera estar pues en ese instante estaba sumida en los recuerdos y la nostalgia que me trae este lugar.

-encontré Vallas frescas! -. Le escuche detrás de mi, me asusté pues no le vi cuando volvió y voltee a verle observando las frutas en sus manos

-has estado todos estos años conmigo? -. Pregunté y el asintió dudando de esto -entonces deberías saber que soy alérgica a las vallas -.

-alguien dijo que las traje para ti? -. Bromeó y negué sonriendo igual, me acerqué y busque en la mochila una lata de frutas para comer un poco.

No dijimos mucho mientras nos alimentábamos, sin embargo él no apartaba sus ojos de mi

-que tanto me vez? -.  Pase un mechón de cabello atrás de mi oreja mientras intentaba no ruborizarme a causa de su mirada, él se encontraba recostando su cuerpo de los cojines mientras yo permanecía sentada, el traía ropa normal mientras yo solo utilizaba mi pijama blanca de ceda.

-luces diferente esta mañana -. Se encogió de hombros y bajo la mirada por unos segundos

-será por qué no me he duchado? -. Encarne una ceja bromeando con mi aspecto que lo más seguro es que me vea horrible. Dio un par de carcajadas a causa de mi comentario seguido de agitar su cabeza de lado a lado dándome a entender que no.

-te vez feliz -. Llevo la última valla que le quedaba a su boca mientras su mirada permanecía sobre mi.
Él es de esas personas que parecen estar extinguiéndose de la tierra, de esas que harían cualquier cosa que pudieran para verte feliz; él simplemente me hacía feliz.

-lo estoy! -. Le asegure recostándome de costado en la misma dirección que el  quedando ambos de frente. -este lugar me trae muy buenos recuerdos, mi abuelo solía traerme aquí diciendo que este era nuestro lugar secreto -. Sonreí observando a Joseph darles las últimas mordidas a la valla que se había comido antes de tragarla y mojar sus labios

-dejamos de venir cuando el dueño de la granja en la cual trabajaba la vendió a unos inversionistas los cuales despidieron a todos, triste pero así es la vida -.  Sonreí una vez más -gracias -. Levanto la cabeza mientras fruncía el ceño sin entender por qué agradecía. -por todo. Has arriesgado tu vida por salvar la mía y sigues deseando hacerlo las veces que sean necesarias y aunque mis días han sido terribles tú te has encargado de quitar el dolor y poner una sonrisa en mi rostro, y eso es algo de lo que siempre estaré agradecida Joseph -. Sonreí y el sonrío de vuelta bajando la mirada sin saber qué decir, note sus mejillas ruborizadas y eso me causo gracia porque ver a un hombre sonrojado es la cosa más extraña y tierna que jamás había visto y más cuando de un ángel se trata.

Quedamos en silencio una vez más, podía escuchar el sonido del agua corriendo desde aquí y las aves cantar esa hermosa melodía que suelen entonar cada mañana.

Y ahí estábamos uno frente al otro, intercambiando esas miradas que las palabras por sí solas no podrían expresar, miradas que iban más allá de la imaginación quería creer que no estaba pasando pero sus manos inocentemente tocaron mi piel acariciando mi mejilla para luego ir hasta mi cabello, sus ojos poco a poco fueron cambiando hasta que estos eran totalmente claros y es ahí cuando noté que no eran blancos por completo, solo el verde se tornaban a un claro bastante notorio.

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