Capitulo 35 "hace mucho no me siento así"

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No sabía por qué sus ojos habían cambiado pero tampoco me importó pues eran la cosa más hermosa que podría apreciar en este instante, mi corazón latió con fuerza y no entendía el porque. Quería alejarme de él y no causarle más problemas pero no pude, no pude resistir a la tentación y poco a poco, sin previo aviso o y sin permiso me colgué de sus labios.

sentía su sabor mientras danzaban con los míos aumentando a cada minuto sus movimientos, su mano fue descendiendo de mi mejilla hasta mis caderas apretándolas con fuerza, podía sentir los latidos de su corazón confundirse con los míos era como si me gritara en un suspiro "ven, bésame y hazme olvidarlo todo". Su lengua se abrió paso encontrándose con la mía, sentía el calor subir una vez más sobre mi cuerpo y sabía que no estaba bien que no era lo correcto, sabía que lo arrastraba a su perdición pero el me hizo perderme en un laberinto de emociones y ya no pude escapar cuando de repente me tomo con fuerza posicionándose sobre el sin soltar mis caderas. Ahí fue cuando entendí que él lo deseaba tanto como yo.

Su tacto era tan sensible, tan cuidadoso que comencé a suplicar por más y mis caderas se movieron por sí solas sobre el. Oh Joseph por qué eres tan tentador?.

Me separe de él permitiéndonos retomar el aliento, sus ojos celestiales buscaron los míos mientras una de sus manos acomodaba mi cabello detrás de mis hombros, sin apartarme de él se sentó tomando mi pijama desde la parte abajo deslizándolo por mi cuerpo hasta que tan solo se interponía entre mi desnudez y él eran mis bragas, suspire observándole como jadeaba sin dejar de verme.

Sus ojos volvieron a mí y sus labios buscaron los míos, apartó su camisa y le ayude en eso buscando una vez más sus labios hasta que al fin ya nada se interponía entre las ganas de tenernos el uno al otro. Sus manos iban desde mi espalda descendiendo con suavidad hasta apretar con fuerza donde se le antojaba, sentía el calor de sus dedos sobre mi piel y me encantaba.


Sus caricias eran el cielo y sus besos mi anhelo, nuestras ganas no saciaban y nuestros cuerpos no paraban. El sabía cómo hacerme estremecer con tan solo tocarme pues sus caricias eran de esas que te tocan el alma y cuando sincronizamos nuestros cuerpos entendidos que ese momento era perfecto.

Sentía como si fuera la primera vez que hacía el amor con alguien pues sus movimientos eran suaves y cuidadosos, sus jadeos me hacían entender que le encantaba y mis gemidos le hacían sonreír como un niño cuando obtiene lo que quiere, nada se comparo a ese momento cuando por fin nos entregamos al placer y no paramos hasta que ninguno de los dos podía más.

Narrador

El sabía que había cometido un error pero juró que no iba a arrepentirse de ese error pues fue lo mejor que había pasado desde que llegó a este mundo repleto de porquería.

Sonreía al verla recostada a su lado mientras acariciaba su pelo y sus miradas no se deshacían la una de la otra, pues ver su cuerpo desnudo era como ver las mil maravillas únidas, ella era tentación, belleza y calma que le hacía falta a su mundo. Simplemente ella es perfecta.

Aún así no puede dejar de pensar en el error y el castigo que viene con eso, Hesediel está en un grave problema.

Katherine pow

-que tanto piensas? -. Le observe distraído durante un par de segundos llamando su total atención.

-en lo hermosa que eres -. Este sonrío acariciando mi cabello una vez más, sentí mis mejillas arder y una sonrisa formarse sobre mi rostro. Pense que quizás mentía respecto a eso y solo pensaba en lo que habíamos hecho pero sus palabras eran tan puras que no pude dudar de él

-hacía mucho que no me sentía así -. Le asegure

-yo jamás me había sentido así -. Me aseguró antes de darle un beso a mi frente y ponerse de pie dejando su hermoso trasero a la vista antes de cubrirlo una vez más con la ropa, yo en cambio me recosté respirando con profundidad el rico aroma que se había quedado pegado en mi cuerpo. -que dices si damos un paseo? -. Me miró por sobre su hombro, me senté cubriendo  mi cuerpo con un cojín que había cerca y asentí con la cabeza.

Mientras caminábamos entrelazando nuestras manos me di cuenta que mi pie dolía menos y eso era bueno aunque aún cojeaba un poco, caminamos en la orilla del arroyo en silencio, Joseph no emitía sonido alguno pero tampoco iba a atacarle por esto, tan solo lo deje admirar la naturaleza mientras copiaba de su acción pensando que está había sido su primera vez, aunque se escuche raro decirlo a mí me encanta saberlo.

-aquí aprendi a nadar -. No obstante no pude mantener la boca cerrada durante mucho tiempo, me sentía en calma, llena de paz, él es La paz que había estado necesitando desde hace mucho tiempo y ahora que lo tengo, debería aprovechar o no?

-los mejores años de tu vida los viviste aquí -. Comentó encontrando mis ojos sobre los suyos, caminábamos sin rumbo tan solo disfrutábamos del sonido del agua corriendo y el sol que ya para esta hora comenzaba a arder.

-si -. Baje la mirada recordando una vez más a mi familia y lo cuán feliz yo era cuando estaba con ellos, pero la vida toma sus propias riendas y cada quien debe hacerse cargo de su destino pues con el paso del tiempo aprendemos por las buenas y malas que nada es tan fácil. Como dice la frase de un libro que leí "quién diría que desearíamos volver a ser niños, si nuestro mayor anhelo era crecer".

-oye!, estás bien? -. Se detuvo poniéndose de frente a mí, levanto mi rostros con una de sus manos haciéndome volver a la realidad, sus facciones expresaban preocupación pero le sonreí devuelta haciendo que se relajara

-si claro!, solo pensaba en el pasado -.

-que tal si en lugar de pensar en el pasado, te das un chapuzón? -. Se movió tan rápido que apenas me dio tiempo darme cuenta de lo que hacía, me levanto rodeando mis piernas colocándome sobre sus hombros, corrió hasta el lago y se lanzó dejando nuestros cuerpo sumergidos. Grite no por qué me haya asustado, si no por qué fue un movimiento inesperado.

-Diablos está fría! -. Exclamé una vez que asome la cabeza fuera del agua, intente salir corriendo pero algo me detuvo

-no me digas que le temes al agua fría! -. Carcajeo tomándome por la ropa que por cierto traía el pijama, tiro fuerte de este y me devolvió al agua reí intentando zafarme de su agarre pero este era realmente fuerte así que me rendí y me deje llevar.
Luego me soltó y comenzó a caminar de regreso a la orilla

-a donde vas? -. Cuestione siguiéndole

-a quitarme los zapatos -. Sonrío mientras hacía justo lo que decía dejándolos donde les daba el sol, eran los únicos zapatos que había traído por lo tanto debía tenerlos secos, yo en cambio camine un poco más atrás y me saque el vestido, saque un poco el agua y lo tendí sobre una roca, no me había puesto ropa interior así que solo camine devuelta al agua sintiendo la mirada de Joseph seguir mis movimientos.

gire mi cabeza observando su expresión -no me mires así y ven aquí -. Le llamé y me sumergí dejando solo los hombros hacia arriba a la vista, este no imito mi accion pero si de adentro al lago tomando mis caderas para pegarlas hasta el y no dude en besar sus encantadores labios. Esta vez no tuvo temor en tocarme dejando que sus manos viajarán por todo mi cuerpo mientras sus labios se apoderaban de mi cuello, sentía como las ganas crecían dentro de él y eso me invitaba a desearlo también.

Cuando entró en mi sentí un cosquilleo en el estomago, lo abrace fuerte mientras ahogaba un gemido cerrando los ojos para disfrutarlo a plenitud, esta vez sus movimientos eran más rítmicos y sus manos no me soltaban ni un instante, era mágico lo que este hombre podía hacerme sentir con su tacto. Mordí mis labios mientras él saciaba nuestras ganas y una vez más olvide todo a mi alrededor.

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