CAPITULO 48 Al límite.

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---Nowaki---

Todo paso tan rápido, como si de una broma se tratará...

Hiro-san cayó en mis brazos, de su espalda empezaba a escurrir mucha sangre, no podía creer lo que veía, mi amado me había salvado de Akuma.

Siento como si mi mundo se empezará a caer...

-HIRO-SAN, HIRO-SAN. –me aferré a él.
-ERES UN INFELIZ. –gritó Seki y le enterró su espada a Akihiko.

Ese maldito cayó en el piso.

-Príncipe. –exclamo Seki y corrió a nuestro lado para revisarlo.
-Por favor Seki, cúralo.
-Antillano permanezca en calma por favor.

Seki empezó a revisar a mi amado Hiro-san, afortunadamente él es un doctor, pero no lo ejercía cuando trabajaba para la otra tripulación.

-Está entrando en labor de parto.
-¿Qué? –me sorprendí.
-Nowaki, -me miro mi amado- n-no importa que pase conmigo, salva a nuestra hija.
-Estarán bien mi amor, no dejaré que nada malo les pase. –lo mire.
-T-Te amo. –susurro.
-Hiro-san.
-G-Gracias.

Sus ojos se cerraron y lo moví un poco.

-Hiro-san, -mis lágrimas comenzaron a salir- HIRO-SAN.
-Antillano debemos de llevarlo al barco, su bebé está por nacer.
-Sí, -lo cargue- vamos ya.

Con rapidez llegamos al barco donde todos nos esperaban preocupado.

-¡Hiroki-sama! –exclamo Shinobu.
-¡MAMÁ! –sollozo James.
-Ahora no chicos, -comento Seki- no hay tiempo, Shinobu te necesito.

Shinobu asintió y Miyagi sostuvo a mi hijo.

Caminamos hasta mi camarote y recosté a mi amado Hiro-san en la cama.

-Ya vuelvo. –comente.

Subí de nuevo a cubierta donde toda mi tripulación me miraba con preocupación,

-ALCEN EL ANCLA, ESTIREN LAS VELAS NOS VAMOS. –grite.
-¿A dónde?
-IREMOS AL REINO DE CASTILLA.
-Pero capitán.
-NECESITAMOS IRNOS, NO PODEMOS ENFRENTAR A LA TRIPULACIÓN DE SANGRE NEGRA.
-SÍ CAPITÁN. –gritaron todos.

Miyagi se acercó a mí y coloco una de sus manos en mi hombro.

-¿Qué ocurrió?
-Akuma, -susurre- no, Akihiko intento matarme pero Hiro-san me protegió.
-Entonces...
-Miyagi, -suspire y bese la frente de James- él estará bien, yo lo sé.
-Papá...
-No te preocupes James, no dejaré que nada malo le pase a nuestro Hiro-san.
-¿Mi hermanita?
-... -trate de contener mis lágrimas- estará bien.

Camine de nuevo a mi camarote donde Shinobu y Seki preparaban a mi amado Hiro-san.

-Esto será más difícil de lo que pensé. –comento Seki.
-Deben salvarlos, -los mire- son lo que más amo, no quiero perderlos.
-Le prometo que haremos hasta lo imposible Nowaki, -me miro Shinobu- no permitiré que le pase algo a mi amo.
-Por favor...

Camine a lado de mi amado que seguía desmayado y tome su mano.

-Aquí estoy Hiro-san, no te voy a dejar.
-Lamento decir esto Antillano pero, -me miro Seki- tendremos que hacerle una cesárea.
-¿Cómo?
-No se podrá hacer un parto natural ya que solo tiene 5 meses y el bebé no tiene la fuerza suficiente para nacer sola, además si esperamos más puede tener una infección.
-Pero, aun falta 3 meses... -lo mire.
-Lo sé, pero si no hacemos algo ahora ambos podrían morir.
-Quiero que vivan, hagan lo imposible.
-Así será, -comento- solo no pierda la calma.
-Trato...
-Nosotros nos encargaremos, solo tome la mano de Hiroki y pida que no lo deje.
-Sí puedo ayudarlos díganme.
-Así será.

Mire a mi Hiro-san y acaricie su cabello.

Jure que te iba a proteger, y no pude hacerlo.

Que te haría feliz y no puedo hacerlo.

Que estaría contigo siempre.

Y simplemente te he fallado.

Lo siento tanto mi amor, si pudiera hacer algo, daría mi vida por ti.

-No me dejes mi amor. –besé su mano.

Cada minuto era incontrolable, me sentía tan desesperado.

Solo podía ver como los pasos de Seki y Shinobu se movían por todo el camarote, lo único que pude hacer fue ver la cara de mi amado.

Después de un rato vi como Shinobu sostenía un pequeño bulto entre sus manos.

-E-Es... -murmure.
-Su hija Nowaki, aunque es muy pequeña.

Me acerqué a él y pude ver a mi niña. Una hermosa peliazul, aunque no tenía los ojitos abiertos estoy seguro que deben ser color chocolate, como los de mí amado.

-Es tan chiquita.
-No hay que perder tiempo Antillano, -comento Seki- no quiero preocuparlo, pero si no se atiende adecuadamente a su hija ella...
-Entiendo, -susurre- ¿Cómo está Hiro-san?
-Tiene mucha fiebre, debemos conseguir los medicamentos.

Miyagi entro al camarote.

-Dentro de un par de horas llegaremos al reino.
-Gracias Miyagi, -sonreí a medias- ¿Y mi hijo?
-Se quedó dormido.
-Miyagi que todos se den prisa, debemos llegar pronto.
-Lo haré mi capitán.



---Odín---

Por el tonto de Kensuke tuve que adelantar mi boda.

Yo planeaba casarme con Agni dentro de dos semanas, pero conociendo a barba negra es capaz de interferir o más que eso, secuestrarme.

Maldición...

No entiendo a Havi.

Pareciera que está molesto.

O mejor dicho.

¿Celoso?

No, no lo creo.

Estoy pensando demás.

Él ama a Hiroki, aunque no sea correspondido.

Espero que no sufra cuando se entere de la verdad.

Es triste no ser correspondido, amar con locura a una persona, ser capaz de hacer todo por él para que simplemente no te ame.

Es tan nefasto.

Solo le deseo lo mejor.

Es lo único que puedo hacer ¿no?

Solo mirarlo desde lejos.

Amarlo a distancia.

Nunca podre dejar de amarlo.

Y lo amare hasta el final de mis días.

Soy un caso perdido.

Me desperté muy temprano ya que sabía que Agni saldría a atender unos negocios, así que en cuanto lo vi alejarse salí de mi habitación y camine a la caballeriza.

-Joven Odín, ¿en qué le puedo ayudar? –pregunto el encargado.
-Me gustaría que me prepararas mi caballo.
-Claro, ¿saldrá a ver el amanecer?
-Jejeje, algo así.

Él camino donde estaba mi caballo relámpago y yo me recargue en un árbol.

-No crees que es muy temprano para dar una vuelta, ¿joven Odín?

Mire a la mujer que había dicho eso, era una mujer ya mayor vestida de sirvienta que me sonreía dulcemente.

-Necesito un poco de aire fresco. –mentí.
-¿Estás nervioso por la boda?
-Algo así, -suspire- ¿Quién es usted?
-Mi nombre es Rose, soy la nana de mi niño Havi, también puedes llamarme nana si quieres.
-Muchas gracias.
-Mi niño.
-¿Eh?
-Tú no amas al rey Agni.
-P-Pero que dice. –murmure.
-No quieres casarte con él, se te nota en la mirada.
-Eso es...
-¿Por qué te casas con él? ¿Acaso no quieres ser feliz?
-R-Rose...
-¿Por qué no buscas a alguien quien amar?
-Porque ese alguien está enamorado de otra persona. –me limpié las lágrimas.
-Joven, aquí está su caballo.
-Gracias, -me subí- y sobre lo que dijo Rose, está bien así.

Empecé a cabalgar rumbo al puerto porque Kensuke me dejo una nota mientras dormía que debía verme con él.

Sé que él es capaz de capturarme pero debo ganar un poco de tiempo, necesito ser su esposo para entrar a las habitaciones prohibidas y obtener la información que busco.

Al llegar vi a alguien sentado en la roca.

-Llegas puntual.
-Tú igual.
-¿H-Havi?
-Podrías explicarme, ¿Por qué un mensajero me dio una llave maestra de mi palacio?
-Yo...
-¿Qué es lo que pasa contigo?

Camine hacia él y le quite la llave.

-No es de tu interés.
-Ahora lo es.
-Está bien, te lo diré, -lo mire- se la voy a regalar a barba negra porque quiero que me visite todas las noches.
-¿Qué?
-Lo siento pero quiero que Kensuke me haga el amor, después de haberlo hecho con tu padre.

Él gruñó y pensé que me abofetearía pero me sostuvo entre sus brazos y me beso.

-No puedo esperar más, -susurro en mi oído- debo transmitirte mis sentimientos.
-¿Eh?
-Te amo...



---Kaoru---

Después de fallar en nuestro intento por obtener información, decidimos regresar al reino, ya que mi amado quiere dar a luz a nuestros hijos en el palacio, no le gustaría tenerlos en este lugar, y para ser sinceros, a mí tampoco.

Llegamos en la noche ya que tomamos el barco temprano.

Al llegar a la habitación, mi amado se recostó en la cama y se quedó profundamente dormido, así que solo lo arrope y me dirigí a mi despacho.

-Su alteza, ¿Qué tal su viaje? –pregunto un guardia.
-Muy bien, gracias, ¿alguna novedad?
-Ninguna.
-Está bien.
-Rey.
-¿Qué ocurre?
-¿No ha sabido nada del príncipe Hiroki?
-Él está muy bien, sé que en este momento es el más feliz.
-Me alegro su alteza. –hizo una reverencia y se fue.

"¿Cómo estará mi hermanito?"  

Alma de Piratas (Nowaki x Hiroki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora