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Camila's POV

A las siete menos cuarto de la mañana, el cielo comenzaba a clarear, pero seguía siendo de noche. El gallo cantaba el amanecer, y yo remoloneaba entre las sábanas un poco adormilada, pero para mí, era entonces cuando empezaba el día.

Me destapé y puse los pies en el suelo, recogiéndome el pelo con una gomilla aunque seguía algo alborotado, pero no importaba.

Cuando me levanté de la cama, no pude evitar mirar por la ventana, y seguía ahí, pero esta vez echaba un cubo de agua por encima de aquél caballo, que se dejaba mimar por la morena. Parecía que estaba terminando, porque dejó el cepillo en el cubo que rebosaba jabón. Al darse la vuelta para irse con el caballo, giró la cabeza y me miró directamente a los ojos.

Mierda, mierda, mierda, mierda.

Me aparté de un salto de la ventana, avergonzada y confundida, porque aquella chica sabía que la había estado mirando cada mañana desde que la descubrí allí abajo. ¿Qué pensaría de mí? ¿Qué soy una loca que la espía por la ventana para luego tener pensamientos sucios con ella? ¿O que quizás la espiaba simplemente por ser cotilla? Nada de eso, era más... Más simple. Simplemente la miraba, miraba cómo cuidaba a su caballo.

Tras el shock inicial, pude caminar hasta la cama y ponerme una camiseta limpia para bajar a desayunar con mis abuelos, algo avergonzada aún por lo que había pasado entonces.

En la cocina, mis abuelos ya estaban sentados desayunando, y es que hoy el día se antojaba largo, muy muy largo, y yo no podía escaquearme.

—Oye, Camila, tenemos una sorpresa para ti. —Me señaló mi abuelo con el tenedor, y miré a mi abuela que simplemente negaba por la exageración.

—No es una sorpresa. Esta noche hay un fiesta en el lago, van todos los jóvenes del pueblo, y como sé que te abures un poco... —Mi abuela soltó una pequeña risa, aunque mi abuelo seguía desayunando con las cejas gachas. —Vamos a ir esta noche.

* * *

En realidad, al final fui yo sola porque después de aquél ajetreado día, ellos estaban bastante cansados pero a mí aún me quedaban fuerzas, y sinceramente y aunque quería muchísimo a mis abuelos, necesitaba visitar algo que no fuera nuestra granja.

Tras enfundarme un vestido amarillo gualda claro, salí hacia el lago.

Entre los árboles se enredaban los farolillos y las bombillas de colores, las guirnaldas, se añadía un escenario en el que sonaban las guitarras acústicas, acompañado de una barra y el olor a barbacoa que inundaba el ambiente.

Era extraño, no sabía dónde ir. Había un montón de chicos que vestían vaqueros y camisas, gorros y una cerveza en la mano, y para qué mentirnos, eran bastante guapos. Las chicas estaban más dispersas, y hablaban entre ellas.

—Hey, ¿eres nueva? Nunca te hemos visto. —Escuché una voz a mis espaldas. Cuando me di la vuelta, una chica afroamericana, una algo más bajita morena de piel y una chica bastante alta y guapísima, de ojos negros y pelo rubio.

—Oh, ehm, sí. Llegué hace una semana a la granja de mis abuelos. —Sonreí mirándolas, parecían bastante amables.

—¡Genial! Yo soy Normani, ella es Ally —la más bajita levantó la mano— y esta es Dinah. —Terminó por decir.

—Camila, encantada.

—He oído hablar de ti, eres la nieta de los O'Donell. Tu abuelo se ha pasado esta semana hablando de ti. —Me señaló Dinah, y asentí a su afirmación.

la chica del maíz; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora