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Camila's POV

—Voy a ir preparando la comida. Tu abuelo llegará en breve. —Acarició mi rodilla y se levantó del columpio, entrando de nuevo a casa.

—Si necesitas algo dímelo, ¿vale abuela? —Ella sonrió e hizo un gesto con la mano para restarle importancia a lo que iba a hacer. Podía escuchar su 'no es nada' claramente.

De lejos vi cómo Lauren estaba bajo un árbol con su camioneta aparcada y el capó levantando. Estaba arreglando algo. Ese día llevaba la camisa abierta color verde, dejando ver una camiseta de tirantes blanca, unos jeans y sus botas. Vi la marca de sudor en su espalda, y decidí hacer algo por ella.

Me acerqué a la ventana, amplia, que daba a la cocina, y desde fuera intenté captar la atención de mi abuela.

—Abuela. —Dije en voz baja, de niña adorable. —¿Puedo llevarle limonada a Lauren? —Apoyé las manos en el borde de la ventana, ladeando la cabeza. —Hace mucho calor y está ahí con su coche.

—Claro, pobrecita. Trabaja mucho. —Puso el vaso de limonada en mi mano y me encaminé hacia Lauren.

Estaba de espaldas a mí, con una pieza del coche entre las manos.

—Hey. —Rápidamente se dio la vuelta. Tenía una mancha de grasa en la mejilla, y toda la cara llena de sudor. —¿Qué haces?

—Estoy... —Iba a explicármelo, pero al darse cuenta de que no iba a entender nada sólo se encogió de hombros mostrándome la pieza. —Arreglando el coche. ¿Qué haces aquí?

—Venía a traerte esto, necesitas hidratarte. —Apunté. Extendí la mano hacia ella con el vaso de limonada, que cogió con una sonrisa.

—Gracias. —Se lo llevó a los labios, dándole un trago enorme que acabó con la primera parte y de tragos más pequeños se acabó la segunda. Suspiró y me devolvió el vaso, sonriendo. —Dile a tu abuela que su limonada está buenísima.

—Se lo diré. ¿Puedo ayudarte? Parece complicado. —Al escucharme, Lauren alzó una ceja, limpiando la pieza con el trapo.

—No, no es complicado. Pero no tienes que ayudarme, puedo yo sola. —Se inclinó sobre el motor del coche, colocando la pieza.

—¿Por qué haces cosas de chico? —Parecía una de esas preguntas que hacen los niños a los cinco años.

—Primero, las cosas no tienen género, Camilita. —Alzó una ceja mirándome de reojo. —Segundo, me gusta hacer 'cosas de chico'. —Dijo entrecomillándolo, arqueando su labio para formar una pequeña sonrisa.

—Me gusta que hagas cosas de chico. Es decir... —No me había explicado bien, pero Lauren entendía lo que decía.

—¿Te gusta también que use colonia y desodorante de chico? —Se agachó de nuevo para atornillar algo ahí dentro, y aproveché para mirarle el culo ahora que ella estaba a otra cosa.

—Ajá. Me gustan mucho. ¿Los usas porque en tu casa la mayoría son chicos? —Pregunté de una forma algo inocente, y ella asintió con la cabeza metida en el motor.

—Tú te vistes muy de chica. —Se limpió las manos con el trapo, poniendo una mano en el capó del coche.

—¿Y eso te gusta? —Alcé una ceja cruzándome de brazos.

—Adivínalo. —Solté una risa evitando esa pregunta, y me alejé un poco de ella.

—De momento deberías limpiarte la cara, la tienes llena de grasa. —Se pasó la mano por la cara y eso sólo hizo que se extendiese mucho más.

la chica del maíz; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora