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Camila's POV

Yo no había tenido ninguna secuela física, estaba perfecta; pero Lauren sí.

No había visto a Lauren en todo el día. Cuando salí al porche aquella tarde, cuando ya casi atardecía, la vi salir con el brazo en cabestrillo. Su hombro, se había hecho daño en el hombro a nadar por mí.

Giró la cabeza y me vio, le sonreí. No estaba segura de si quería seguir viendo a Lauren, mi cabeza me decía que me alejase de ella, pero mi corazón me decía... Me decía que me lanzase al vacío.

Cuando quise darme cuenta, Lauren estaba entrando en el porche de mis abuelos con una mano metida en el bolsillo de su pantalón.

—¿Estás bien? —Preguntó con una sonrisa.

—¿Me lo estás preguntando tú? —Lauren se echó a reír, y le hice un hueco en el columpio del porche de mis abuelos. —¿Cómo tienes el brazo?

—Bien, me mandaron un antinflamatorio y reposo. Me dieron una semana de baja. —Lauren comenzó a mover el columpio con el pie apoyado en el suelo, suspirando.

—¿Tu tío se ha enfadado? —Hizo una mueca al escuchar la pregunta, pero no respondió, sólo se encogió de hombros.

—¿Qué esperabas? Para él fui yo la irresponsable, no su hijo. —Odiaba a su tío, lo había calado desde un principio. Era un negrero, y madre mía si lo era. No dije nada, sólo jugué con la pulsera que llevaba puesta, un finito hilo de tela blanca que contrastaba con su piel.

—Lo siento mucho... Mira... —Suspiré pasándome las manos por la cara. —Déjame que te invite a cenar. Una pizza, quizás.

—Está bien. Dices... ¿Cómo una cita? —Me quedé noqueada ante su pregunta, y rápidamente negué.

—¡No! —Ambas reímos, pero sí, en mi interior quería que lo fuese. —Te invito a cenar porque me salvaste y te hiciste daño. Pero... No sé dónde vamos a cenar, mis abuelos están en casa. —Lauren no podía conducir, y su camioneta tenía tantos trucos para poder arrancarla que no me vería capaz de conducirla.

—Creo que tengo una idea.

*

—Dame, yo sujeto la pizza y tú abres la puerta. —Puse la pizza en su mano libre y yo abrí la verja de la piscina del pueblo. Estaba cerca de donde vivíamos, y Lauren tenía las llaves. Un trabajador de su tío trabajaba también como limpiador de piscinas, y le había hecho una copia a ella para que pudiese nadar tranquila por la noche.

—¿Por qué hablas bajito? —Pregunté sentándome poniendo la toalla en el césped, cerca del agua de la piscina que alumbraba todo nuestro alrededor.

—No lo sé, no quiero romper el ambiente. —Lauren dejó la pizza encima de la toalla, y con un movimiento ágil se sentó, y yo tomé asiento a su lado. —Gracias por invitarme.

—Creía que te estaba dando las gracias yo a ti con esto. —Lauren se recostó un poco en la toalla, cogiendo un trozo de la pizza, dándole un leve mordisco.

—Voy a tener que sacarte del agua más veces sólo para que me invites a pizza de Lucio's. —Dobló la pizza y le dio un mordisco, arrugando luego la nariz. —La mejor pizza del condado de Redville.

—Me alegro mucho de que seas mi vecina. Imagínate mi verano sin ti dando la brasa. —Tomé una porción más pequeña, dándole pequeños mordisquitos.

—¿Te doy la brasa? Ohhh, no me conoces del todo Camila, puedo ser mucho más pesada. —Mordió el borde de la pizza y amplió su sonrisa, arrugando la nariz.

la chica del maíz; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora