➵ 28

99.2K 5K 4.5K
                                    

Camila's POV

Mi cubículo era pequeño, reducido diría yo. Sólo tenía un vaso de Starbucks que usaba como lapicero, varios bolígrafos negros, rojos y azules, y marcadores, rosa, verde y naranja. Miré la pared, y suspiré con un ápice de morriña. Ya nada era como antes, ya nada era como en Knoxtenville. Deseaba pasarme las horas muertas en la piscina, en el río, o balanceándome en el columpio del porche de casa. También quería estar más con Lauren, habían pasado tres semanas desde que llegó y ni siquiera nos habíamos besado. Creo que teníamos miedo de meter la pata, de que una de las dos quisiese ir demasiado rápido, o no sé.

—Camila, han dejado esto para ti. —Salí de mi mundo en cuanto escuché la voz de Spencer, que sonrió dándome una pequeña bolsa.

—Gracias. —Por lo que pude ver, era una cajita de comida china, y llevaba una nota dentro.

"Sé que hoy sales tarde, así que te traje tu favorito. Tuve que pagarle cinco pavos extra al chico para que me dejase mezclar todo lo que te gustaba en una sola caja. Te recojo luego, disfruta del almuerzo."

Doblé el papel tan sonrojada que Cassie que pasaba por allí con un dossier en la mano se me quedó mirando y frunció el ceño.

—¿A quién coño le pagas, Cabello? —Rodó los ojos y soltó un bufido al irse. Yo simplemente la miré, y en principio me molestó.

Me molestó mucho, ¿qué creía, que no podía tener a alguien así? Pero entonces me di cuenta, no era eso. A lo que Cassie se refería a la suerte que tenía por encontrar una persona así. Una en un millón.

Mientras realizaba los últimos contratos, me comía la comida que Lauren me había comprado. Era extraño cómo, en apenas dos meses, parecía que llevásemos años juntas. No por la dinámica de 'nuestra relación' —aunque ni siquiera teníamos una— sino más bien por cómo nos compenetrábamos. Ella sabía qué me gustaba, qué me molestaba, qué podía decir y qué no, cuáles eran los detalles que me encantaban, o incluso el tipo de vino que tomaba.

Lauren's POV

Eran las diez de la noche, y aunque el museo estaba cerrado, las oficinas seguían abiertas. La recepcionista me miraba con algo de recelo, mientras, yo esperaba en la puerta con las manos en los bolsillos. Sí, estaba algo cansada, pero necesitaba ver a Camila al menos una vez al día, por poco que fuese, y aquél viernes, después de aquella semana, estaba deseando verla.

—Pero quién es esta preciosidad... —Escuché a lo lejos. No, no era la voz de Camila. Cuando levanté la cabeza, vi una chica rubia de ojos azules, despampanante era la palabra que la definía. Me miró de arriba abajo, mientras caminaba sobre sus tacones casi balanceando sus caderas, guardándose el pintalabios en el bolso. —Cassandra. Cassandra Middletone, encantada. —Se paró frente a mí y me extendió la mano con una enorme sonrisa.

—Lauren. —Respondí sin más, estrechando su mano. Ella parecía haberse quedado embobada con mi traje, pero sobre todo con mis manos.

—¿Y estás libre esta noche, Lauren? —Sonreí levemente y ella me respondió la sonrisa.

—No. —Respondí alzando una ceja, escuchando unos pasos a mi lado.

—¿Y eso? —Se puso las manos en la cintura, ladeando la cabeza.

—Porque vengo a recogerla a ella. —Me giré para mirar a Camila. Llevaba un chaquetón negro con botones grandes, el pelo ondulado y unos tacones rojos. Cassie puede que fuese despampanante, pero Camila era provocativa.

—Te debió hacer gracia cuando te dije que mi tipo de chica era una copia exacta de tu novia. —Camila sonrió y se encogió de hombros.

—No es mi novia, pero sí, me reí bastante. —Camila sonrió con los ojos brillantes, y me miró acercándose.

la chica del maíz; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora