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Lauren's POV

La música sonaba fuerte en mis auriculares, y la verdad es que no quería pensar en nada más. Ni en que Camila estaba en la grada, ni en que la grada estaba a rebosar, ni en nada. Me senté en la silla frente a mi calle de salida y miré la lista de reproducción de mi móvil. Can't hold us — Macklemore. Sí, la verdad es que aquellas canciones ayudaban bastante a motivarme, mascando chicle para que no me estallase la cabeza del estrés.

Faltaban cinco minutos para la competición y yo miraba mi móvil como si no pasase nada. Las demás hacían estiramientos, pero yo prefería no centrarme en lo importante que era aquella competición para mí. No lo pensaba, sólo escuchaba la canción y nada más.

Preston se puso delante de mí, dándome una palmada en la cabeza. Me quité los cascos y me puse de pie, quitándome la chaqueta del chándal.

—¿Estás nerviosa? —Puse las cejas gachas dejando la chaqueta en la silla, y me bajé el pantalón. —No lo pareces. Te veo demasiado relajada.

—Estoy tranquila. Los nervios juegan malas pasadas. —Dejé el pantalón en la silla y me acerqué al borde de la piscina, echándome agua en el pecho y por los brazos.

—Y estar muy relajada también. —Sonreí poniéndome las gafas y ajustándome el gorro, apretándolo un poco.

—Pero no me ha visto en competición.

Camila's POV

La vi tranquila, preparada, como si no hubiese estado tres años sin nadar. La vi confiada en sus posibilidades, pero no relajada. Estiraba, se colocaba su gorro amarillo y verde; el que decía que era el de la suerte, y luego se puso sobre el borde de salida en la calle número cinco. Según me dijo ella, no era la mejor calle porque había entrado en la competición en sustitución de una nadadora que no tenía muy buena marca, pero ninguna de las otras nadadoras lo sabía.

—¿Crees que es buena idea que haya venido? —Me giré hacia Clara y sonreí, asintiendo.

—Créame, le va a hacer mucha ilusión. —Asintió algo nerviosa, cruzándose de brazos mientras miraba a la piscina.

—No sabes cómo me alegra verla otra vez en una piscina, compitiendo. Ha dedicado toda su vida a esto, se pasaba horas en el club. Cuando era más pequeña yo iba a recogerla, y muchas tardes salía enfadada porque no había hecho un buen entrenamiento. Ni siquiera quería merendar. —Reímos a la vez, viendo cómo ahora escupía en las gafas y frotaba con el dedo en ellas. —Quizás te parezca que Lauren es muy buena abogada y es su trabajo, y que esto es algo que le gusta hacer pero... —Negó mirando a su hija. —A Lauren la llamaron del equipo olímpico de natación un mes antes del accidente. Si todo hubiese seguido con normalidad, Lauren habría ganado una medalla de oro este año en Brasil, de eso no me cabe duda.

Es escuchó algo por megafonía, y todas las nadadoras se prepararon en sus puestos. Lauren se agarró con los dedos al borde del pequeño escalón y se lanzó en cuanto escuchó aquella voz de la megafonía.

Era verdad lo que decía su madre. Yo nunca la había visto así, en competición, haciendo lo que le gustaba. Pensaba que le gustaba mucho hacer eso, y nada más, pero no. Lauren era una profesional como esas que veíamos en la tele, como Katie Ledecky o Mireia Belmonte.

—Va la última. —Musité algo nerviosa. Lauren iba en la última posición, metiendo y sacando la cabeza del agua, dando brazadas con rapidez y fuerza.

—No te preocupes. —Me dijo Clara con una sonrisa, mirando a su hija dar una voltereta para nadar el siguiente largo. —Hace eso para llegar con fuerzas al último largo.

la chica del maíz; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora