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Camila's POV

En esas pocas semanas que llevaba en Knoxtenville, había salido más de fiesta que en todo el año de universidad. En Miami los amigos que tenía eran, digamos que... Más superficiales. Se basaban en bolsos de Gucci, fiestas en discotecas con cinco plantas, sushi a las cuatro de la mañana y borracheras que me hacían acabar en la cama todo el domingo.

Pero aquí era diferente, aquí me divertía, aquí era todo más... ¿Sincero? Podría ser. Aquí no aparentaba ser alguien que no era, alguien que se reía porque los demás se reían, alguien que se vestía por cómo los demás vestía, aquí dejaba de ser Camila Cabello, la brillante estudiante de Bellas Artes, y era la nieta de los O'Donnell. Era Karla. Era la chica del maíz.

No me hacía falta emborracharme para pasármelo bien, porque quería ser consciente de las cosas maravillosas que me estaban pasando. De si Normani le echaba kétchup a la bebida de Ally cuando iba al baño, de si Dinah se tropezaba en mitad del bar, o de si Lauren me miraba en la distancia.

—Qué me dais si me lío con ese. —Normani señaló a un chico del fondo, que bailaba con su amigo con una copa en la mano.

—Yo nada. Él una limpieza de tráquea. —Respondí bebiendo de mi copa, y todas se rieron por mi comentario.

—¿Me acompañáis allí? No quiero parecer que voy interesada en él.

Nos levantamos todas de la mesa, y caminamos hasta el fondo del bar, donde la música sonaba un poco más alta, y la gente se amontonaba bailando. Normani se fue acercando poco a poco al chico, y nosotras tres nos quedamos bailando en medio.

—Oye, ¿qué vais a hacer mañana? —Preguntó Ally, moviendo la pajita en su copa. Yo me encogí de hombros. Mis días estaban vacíos hasta que acabase el verano.

Noté que alguien se pegaba a mí por detrás, y me giré. Era un chico de mi misma estatura, fuerte, y guapo. Le eché una mirada de esas que desprenden asco por todas partes, y volví a mirar a Dinah y Ally.

Volví a notarlo, y me tomó del brazo para que me girase.

—Baila conmigo. —Me dijo con una sonrisa.

—No.

—¿Por qué no? Venga ya, no te cuesta nada. —Dijo sin soltar mi brazo, y lo zarandeé para soltarme.

—Porque no me sale de las narices. —Dije algo molesta. Pero volvió a cogerme del brazo. —Y tengo novia. Suéltame ya.

—Sí, novia, ya. —Respondió él. Lauren apareció de la nada y se agarró a mí por la cintura, acercándose a mi oído.

—Sígueme la corriente. —Susurró en mi oído, y se separó de mí para mirarme a los ojos. —Había una cola enorme en el baño, así que mejor me espero a que lleguemos a casa. —Metió un mechón de pelo detrás de mi oreja, quedándose con su mano en mi mejilla.

—Claro, cielo. —Me giré hacia el tipo, que nos miraba con la boca abierta. —¿Quieres conocer a mi novia?

—¿Y este quién coño es? —Dijo Lauren mirando al tipo. Era más alta que él, y aunque estaba fuerte, Lauren imponía. Imponía a chicos y chicas.

—Me estaba obligando a bailar con él. —Respondí observando como Lauren se giraba hacia el chico.

—¿Quieres que te parta la cara, eh? —Lauren dio un paso hacia él, pero la sujeté del brazo tirando hacia mí.

—Vámonos, no merece la pena. —Fui arrastrando a Lauren a la puerta del bar, hasta que salimos de allí.

La miré un momento, y comenzamos a reírnos a la vez.

la chica del maíz; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora