¿quieres jugar? ©park jimin.

Capítulo 50.

Su vida había tenido un giro de 90 grados, saber que tenia que hacerse cargo de la mierda de su padre lo hacia enojar. El tenia una vida que seguir pero la cual Tony le arrebató un día cualquiera.
La ilusión de hacer una familia se había esfumado por completo, las ganas de abrazar a la mujer que ama también. Ya no se daria el lujo de verla todos los días. Tendría que abandonar la ciudad y largarse con su tío. Tal y como se lo prometió aquella noche donde el pensamiento había cambiado.
El pensamiento de tener mujeres y mucha plata hacia que Jimin se volviera mas codicioso. Por un momento pensó que se había vuelto igual que su padre cuando Tony le ofreció una millonada al haber aceptado.

Una última mirada basto para que este abandonará la habitación, el traje que le había dado su tío le quedaba a la perfección y lo hacia lucir una persona elegante, sumamente elegante.
Al salir pudo ver como Tony lo esperaba en la puerta junto con los colegas que siempre lo acompañaban.

Estos sin decir nada se adentraron a la camioneta negra que siempre solía ver cuando estaba afuera. Tendría que hablar primero y luego abandonar la ciudad por completo, era lo mejor para el y los demás. Aunque le duela en el corazón.

El camino mantuvo en silencio, ninguno se vio obligado a decir nada preferían quedar en silencio y dedicarse a seguir el trayectorio.

-Recuerda que no puedes abrir la boca, si lo haces ya sabes lo que te espera- hablo Tony antes de que Jimin bajara de la camioneta. Este asintió y bajo, se acomodo la corbata tomo aire y empezó a caminar hacia su casa.
Giro su cabeza para ver si Tony se encontraba y por fortuna este se había ido. Igual no podría escapar, si lo hacía estaría arriesgando su vida y la de sus únicas mujeres.

Tomo aire y dio dos golpes en la puerta esperando a que esta fuese abierta. Una mujer con ojeras le abrió la puerta. Jimin por un momento pensó ver a un espanto cuando vio a su madre pálida y con aquellas manchas debajo de sus ojos.
La madre de Jimin no pudo contener las ganas de abrazarlo y ponerse a llorar, había sido un mes desde que no sabía nada de su hijo y pensar en lo malo solo afectaba su salud. Había pasado noches de insomnio esperando la llegada de su hijo.

-Entremos- hablo Jimin haciendo a un lado a su madre. Este se giro y cerro la puerta para adentrarse a su casa. Un sentimiento raro invadió el cuerpo de Jimin, un nudo se estaba formando en su garganta con tan solo pensar en lo que tenia que decirle a su madre y quizás a su hermana.

-Que le ha pasado a tu cara amor- preguntó su madre al ver aquellos moretones y al verlo tan demacrado.
Jimin sonrió y se acomodo el cabello, cuanto no daria por escuchar la voz de su madre. Ella también le hacia falta.

-Donde esta Yuno- preguntó Jimin girando su cabeza hacia las escaleras mirando si su hermana estaba ahí pero no.

-Se fue hace dos días, ahora vivo yo sola- hablo la madre de Jimin manteniendo las ganas de llorar.
Jimin no pudo evitar apretar los puños cuando escucho eso, su hermana se había ido y ahora su madre se encontraba sola y sin alguna ayuda de alguien. Por mas que el quisiera no quería irse pero al parecer así seria, tendría que irse y dejar a su madre sola, jamás se perdonará eso.

Sin decir nada este subió las escaleras para ir a su habitación. Tendría que sacar algunas cosas para luego marcharse.

Su madre quien se encontraba recargada en el marco de la puerta miraba atentamente lo que su hijo hacia, movía cajones y sacaba su ropa. Por último levanto su almohada y saco las fotos que Tony siempre mandaba con un hombre alto.

-Regala toda esta ropa, ya no la necesito- Jimin tomo toda su ropa y se la ofreció a su madre. Ella confundida la tomo y siguió los pasos de Jimin los cuales caminaban hasta la habitación de ella.
Tomo un portaretratos y saco la foto de su madre la cual estaba riendo, abrió el sobre y la metió en ella. Su madre lo observaba aún, esta aún no comprendía el porque actuaba así.