Capitulo 10.

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Viaje de regreso al hotel lo había transcurrido en completo silencio, por lo menos de parte de él. Y aunque yo me moría de ganas de hablar y sacarle todo de una solta no sabia como comenzar la conversación.  Aún sentía las labios quemar de solo recordar ese beso. Que ni siquiera se le puede llamar beso solo fue un simple toque de labio ni como un roce de labios eso se puede categorizar como nada. ¿y porque estaba pensado tanto en si me beso bien o no? a mi que diablos me importaba eso...pero la verdad es que me gusto ¿o no? estaba ella un ocho no sabía ni que pensar y por otro lado estaba el bellísimo ramo de tulipanes morados que llevaba cargando desde que habíamos salido del hospital. Tenía un peso considerable pero me importaba era bellísimos, los pétalos morados estaban todos juntos como si quieran en el interior de la flor guardar un valioso secreto.

Y hablando de secretos o más bien pensando en secretos. ¿cuáles serán los secretos del enigmático y misterioso señor Harrison? ¿Porque esta tan encaprichado conmigo? Tenía tantas preguntas y ninguna respuesta. Pero la que más me intrigaba era saber porque se preocupaba tanto por este bebé que llevaba en el vientre,¿a él qué diablos le importaba si me hacia la bendita punción o no? y como yo no pensaba quedarme con la dudas y las miles de preguntas está que el se dignase a hablar. Hable yo primero

―señor Harrison―le hable mientras él estaba al parecer leyendo algo en su celular.

―Alexander.―dijo mientras escribía algo en el celular.

―¿que?

―mi nombre es Alexander.―dijo mientras guardaba su celular y luego podía sus mirada oscura sobre mi.―Kimberly.―mencionó mi nombre de manera lenta como si estuviera saboreando cada letra de mi nombre, y yo no podía quitar la vista de su labios preguntarme ¿cómo besaría realmente?

―esta bien Alexander.. ―dije sintiéndome incómoda por llamarlo por su nombre de pila después de todo el continuaba siendo mi jefe.―creo que debería ir a casa, yo te agradezco todo lo que has hecho por mi pero..

―eso no esta en discusion―me habló de manera tajante.―tú te vienes conmigo, no pienso correr el riesgo que algo te suceda estando sola en tu apartamento.

―pero es que no me puedo ir asi de sopeton. No tengo nada en el hotel.―dije  tratando de hacerlo en trar en razón de que era un locura.―Necesito ropa, mi cepillo de dientes pero no me gusta el desechable que use en el hospital, necesito mi hilo dental, mi ipod, mis lociones mi ropa íntima...―tosi mire para otra lado por la vergüenza―... entre otras cosas personales.―dije evitando mencionar el pequeño artefacto que utilizaba con regularidad. No me interesaba en lo más mínimo que mi jefe supiera mi secreto mejor guardado uno que nadie absolutamente nadie sabía.

―despreocupate por eso.―le restó importancia con un gesto de mano.―tendrás todo lo que necesitas en el hotel.

―Si aja―dije rodando los ojos―dudo mucho eso señor...digo Alexander.

―Hablo en serio―dijo mirándome directamente a los ojos.

Levantó una mano y me cubrió la mejilla con la palma abierta. Sentí su tacto acariciarme con ternura y eso me provocó un escalofrío que me recorrió toda la columna vertebral. Su pulgar acariciaba mi mejilla con lentitud y de mi mejilla bajó hacia mi labio inferior. Los ojos negros como la noche me cautivaba, y eso labios carnoso entre abiertos me provocaba el deseo de besarlos esta quedarme sin aliento.

―te tienes una linda boca―pronunció acortando la poca distancia entre nosotros dos en asiento trasero del audi―realmente hermosa―dijo y ya no hubo palabras.

Alexander se inclinó hacia mí, hacia mis labios. Y me beso. Primero fue suave, unos dulces movimientos de labios pero luego fue subiendo cuando sentí el tirón por su dientes en mi labio inferior. Eso me gusto y abrí la boca un poco más y eso le dio la oportunidad de meter su lengua y que esta comenzara a recorrerme la boca con deseo, con ansias esta apunto de hacerme explotar de deseo y anhelo.  Jamas me habia besado asi de esa manera tan apasionada... yo de puro impulso enrosque mis manos alrededor de su cuello para atraer más hacia a mi pero no hizo falta porque Alexander me tomo por la cintura con cuidado y me sentó sobre su rezago. Su lengua y la mía jugueteaba de manera deliciosa mientras yo me estremecía como nunca de placer cuando sentí sus manos deslizarse por mi espalda por debajo de la tela de mi camiseta. Jamas había sentido tanto placer por unas caricias no quería que se detuviera me gustaban sus manos sobre mi piel. Eran cálidas, fuertes y se ceñían sobre mi piel enviando unas extrañas sensaciones de placer a mis entrañas, algo que jamas había sentido. Los labios de Alexander abandonaron los míos sin mi consentimientos y comenzaron a trazar un camino de besos desde mi labios esta mi cuello.  Y por primera vez en mi vida sentí placer sin la necesidad de utilizar un aparatito. Un gemido involuntario se me escapa entre los dientes cuando siento su lengua lamer mi cuello. Pero fue un frenazo inesperado lo que nos hizo volver a la realidad y fue cuando volví a ser consciente de en dónde me encontraba, con quién y el simple hecho de que no estábamos solo.

Un canalla arrepentido [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora