Alexander R. Harrison Wright es un hombre guapo, rico, dueño de un gran imperio que esta condenado a muerte por una enfermeda incurable.
Al darse cuenta de lo vacía que es su vida y como la a desperdicia en frivolidades, decide aprovecha su último...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El hacker Hyan que fue un ami-novio de Dwayne me explico muy bien lo que tenía que hacer para poder localizar a Alexander, le había tenido que depositar en su cuenta $ 1,000 dólares por sus servicios pero Dwayne me había asegurado que valían la pena. Ya el programa estaba instalado solo yo tenía que armarme de valor para llamar a Alexander y conseguir que la llamada durase más de quince segundos para poder rastrear el numero conseguir la ubicación exacta. Pero no sabía si sería capaz de llamarlo y decirle que ya lo sabía todo, que su mentira ya se había acabado por descuidado. Pero por otro lado era un asunto muy delicado y yo quería que me lo dijera mirándome a la cara. Queria que me explicase porque me había ocultado algo tan importante, porque me había mentido. Porque por mas cabeza que le daba lo encontraba un respuesta lógica. No comprendía como el decia amar, ¿como se atrevia a decirme que era lo mejor de su vida?, ¿cómo te tenía la desfachatez de decir que quería una vida junto a mi me ocultaba semejante cosa?
Pero en el fondo de mi corazón quería esperar, quería esperar para confrontarlo en persona. Pero necesitaba saber dónde estaba. Así que tomé una gran bocanada de aire y armandome de valor marque el número de Alexander. Puse el altavoz del celular y el eco de la llamada entrado se escuchaba profundamente por toda la habitación pues no había otro sonido que es escuchase más que el de mi respiración.
―Conteste―rogue esperando que la llamada no entrase al buzón de voz directamente―Por favor conteste.―repetí mientras seguía esperando a que Alexander contestara el maldito celular.―Vamos, Alexander contesta el maldito teléfono.―dije apretando los dientes―vamos, vamos.―pero de nada sirvió porque dos segundo des pues escuche la maldita grabadora preprogramada que de siempre que dice:<<el número que usted marcó se encuentra fuera del área de servicio, por favor trate más tarde>>―¡maldición!―masculló fastidiada de por puro coraje finalice la llamada. Tenía ganas de estallar el celular contra la pared.
Pensé en volverlo a llamar pero de nada servía explotarle el teléfono con llamadas telefónica lo único que me quedaba era esperar un poco para volverlo a llamar pero si quedaba encerrada entre esta cuatro paredes me volvería loca a demas me moría de hambre. Me faltaba poco para cumplir las veintiocho semanas de embarazo y por eso debía alimentarme bien y lo único que me quedaba era darme un baño comer y por lo menos dar una vueltas cerca del hotel a lo que pasaba un tiempo prudente y podía volver a llamar a Alexander. Fui esta la maleta si saque algo de ropa y nuevamente al baño necesita una ducha salir de este encierro o me volvería completamente loca.
Me di rapido regaderazo y luego de aplicarme crema humectantes por todo el cuerpo especialmente en los senos, el abdomen y en los muslo para evitar se me salieran celulitis o estrías. Como el día estaba fría y por lo que decían era posible que lloviera hoy elegí: unos pantalones skinny jeans color borgoña, una shirt color negra, una chaqueta de cuero negra, una bufanda de animal print de leopardo y una botas altas de tacón ancho color negra tambien. Me maquille de forma ligera me deje el cabello suelto que caía en ondas enmarcando mi rostro. Cuando vi mi reflejo en el esposo lo aprove favorablemente me veía un poco punk rockera pero poco me importaba. Tome mi bolso y eche en este: la wallet, mi celular un libro para entretenerme, mi iPod nano quinta generación porque siempre me mantendría firme en que los iPod son para escuchar música no para tener un monto de aplicaciones y porquerías como los iPod touch eso.