Tres Días Luego...
Se suponía que ya debía estar lista para irme a <<mi misteriosa luna de miel>> en la cual claro Alexander no había tenido la delicadeza de decirme a donde rayos iríamos. Asi que habia empacado un poco de todo en las maletas porque no sabía íbamos a Europa, a una isla en el pacífico, al caribe, Africa con Tarzan, Australia con a brincar con los canguros o a Antártica a ver a los pingüinos de Madagascar o los de Mr. Popper's penguins. Así que me vestí como creí más conveniente, me puse camisa estilo strapless con escote en forma de corazón de color negro entera, una minifalda de pliegues color rojo granate, una pantimedias negras transparentes y unos tacones bajos de color negro, un cardigan de manga larga color blanco. Me deje el pelo suelto, un poco de maquillaje por encima ¡Y ya se acabo el evento! La puerta de la habitación se abrió y por ella entró Alexander viéndose mejor que un modelo de Hugo Boss o Oscar de la Renta, no estaba con usual traje sino que llevaba un suéter de cuello de tortuga color azul marino oscuro, con las mangas enroscadas y unos pantalones color gris se veía increíblemente sexy.
―No deberías ser tan guapo―dije y Alexander sonrió y caminó hacia mí, envolviendo con su en delicioso abrazo puesto el agradable olor de se perfume me transporto una burbuja de aturdimiento.
―¿Eso un cumplido o alguna especie de reproche?―me pregunto y beso mi cabello. Sonreí levanté el rostro y acerque mis labios para besar los suyos apenas un leve toque.―Kimberly ¿que pasa?―me preguntó con frunciendo levemente las cejas.
<<¿Que sucedía? o nada más que muy pronto me pondría como una ballena y no te sentirás atraído hacia mí, simplemente eso.>> pensé y pero claro que no le diría eso ni en un millón de años. Pero me puse a pensar muy pronto yo se notaría en serio mi enorme barriga de embarazada que claro tiene su ventajas, como el hecho de que podré comer todo lo que se me venga en gana, pero y también está el pequeño mejor dicho el enorme detalle de que me pondre mas gorda que una ballena, y aunque he visto en algunas revistas la última moda para las embarazadas y aunque son atuendos increible aun no me visualizaba desnuda frente a Alexander con un vientre enorme de ocho o nueve meses.
―Mjm...es un poco de ambos creo.―me encogí de hombro―solo jurar y perjurar que cuando me mas gorda que la "O" mayúscula. No te vas atrever a mirar a ninguna mujer y mucho meno si modelo―enfatiza―por lo menos a lo que me pongo en forma.
―Kimberly...
―Solo juramelo please―pedí haciendo un puchero como una nena chiquita, Alexander sonrió me acarició.
―De adecuado, te juro que mientras vaya creciendo ¡mi princesa!―su puso mi mano abierta sobre mi pequeña barriga que apenas se notaba.―Nunca mirar a otra mujer que no sea tu, y aun cuando haya nacido te juro que jamás miraré a otra mujer. ¡Solo a ti, Kimberly!
―Oh Dios, eres demasiado bueno para ser real.―exclame.―pero en definitivas cuentas afortunada yo que te tengo conmigo. Te amor.
―Yo tambien te amo―se inclinó y me besó suavemente.―Bueno ¿ya lista amor?―me preguntó Alexander.
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Un canalla arrepentido [1]
General FictionAlexander R. Harrison Wright es un hombre guapo, rico, dueño de un gran imperio que esta condenado a muerte por una enfermeda incurable. Al darse cuenta de lo vacía que es su vida y como la a desperdicia en frivolidades, decide aprovecha su último...