Capitulo 26.

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Yo definitivamente en otra vida debí haber matado un mosca porque esto era el colmo de los colmó

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Yo definitivamente en otra vida debí haber matado un mosca porque esto era el colmo de los colmó. Aún no podía creer lo que estaba bien ante mis ojos estaba una hermosa mujer de mas o menos treinta y tantos años, con la piel bastante pálida, ojos color grises y el pelo ondulado, color marrón oscuro. Estaba vestida con un elegante vestido estilo bohemio color blanco, con un cinturón color negro, una zapatos color negro. Pero era cualquier mujer era nada más y nada menos Deborah, ¡mi madre!

—¿Mamá?—dije incrédula aún al verla aquí.

¿Qué demonios hacía mi madre aquí? Yo lo último que supe es que estaba en Washington DC. Trabajando en un caso muy importante. Mi madre era una paralegal que estaba trabajando con un importante abogado de Washington que por lo que sabía se convertiría en mi próximo padrastro. Por eso no tenía sentí que estuviera aquí, y era imposible que supiera que yo estaba comprometida apunto de casarme y de paso embarazada, a menos se hubiese vuelto psíquica que lo dudaba.

—¿Porque está tan sorprendida de verme Kimberly?—me preguntó cruzando sus brazos sobre su pecho. En su rostro había una expresión de seriedad que no era una buena señal, su voz era pausada, tranquila como la de una serpiente de cascabel cuando lentamente se te va enroscado al cuello esta dejarte sin aire.—Más bien aquí la sorprendida debería ser yo, no al revés.―dijo le lanzó una mirada significativa hacia Alexander.

―Eh...eh...―me levanté de la cama y me pase la mano por el pelo buscando una forma de empezar a explicarle a mi madre.―esto no lo que crees―dije de manera apresurada, que no tenía sentido negar la realidad, si tendría que decirle tarde o temprano que me casaría con él.―bueno...si es lo que crees pero...pero...―no entendía porque rayos estaba tan nerviosa no estaba hablando ante un tribunal sino tan mi madre. Que pensándolo bien era lo mismo―eh....oh Dios―masaje mi cien con los dedos

―Kimberly deja de balbucear, sabe muy que odio que balbuces ―dijo mi madre mirándome de manera seria, la forma en la que me habló hizo que se me calentara la sangre coraje siempre me habla con ese tono de reproche y exasperación que me sacaba de mis casillas. La ira de manera desafiante y  cruce mis brazos sobre mi pecho la mire de manera seria.

―¿qué hace aquí mamá?―pregunté mirándola seria―no debería esta con Steve en Washington.

―¡Esa la forma de hablarle a tu madre!―exclamó de manera autoritaria al único estilo de Deborah Claire Adams. Con la misma  actitud dominante y exasperante de siempre. Yo me mordí la lengua para no gritar y forcé una sonrisa.

―sorry mami―dije―es lo que me tomó por sorpresa tu...―hice una mueca―inesperada visita.—preferir decir para no decir "muy inoportuna interacción"

―me di cuenta―dijo centró su atención a Alexander que estaba de pie junto a mi y ni me habia dado cuenta. Su rostro estaba inexpresivo pero yo que lo conocía bien podía de denotar una ligera sonrisa de diversión, seguramente mi madre y yo le habíamos dado un espectáculo digno de admira.―tu eres...

Un canalla arrepentido [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora