Después la discusión del desayuno Alexander se encerró en su habitación en la suite y ordenó que nadie lo molestaba disque porque me dolía demasiado la cabeza. ¡Bah! El muy cobarde se encerró para evitarme. Busqué mi teléfono y vi que tenía llamada perdida de mi querida, adorada y dominante madre. Borre el historial de llamadas del celular no tenía ganas con la inquisidora general Deborah Claire.
—No gracias es muy temprano para eso.—dije para mí misma en voz alta.
Mire la hora seguramente no debía haber nadie en el SPA a esta hora. Así que marque el número de celular de Sam. Como al sexto timbrazo contesto el celular.
—Hello cielo—dijo con su alegre y risueña voz.—¿ya vas a salir del hospital?
—Sam hace rato me dieron el alta.—dije
—¿Qué? ¿Y porque no me llamaste para ir por ti?—me pregunto en tono preocupado.—¡Kimberly Elise Jones Claire! Dime que no eres tan loca como para irte sola del hospital después lo que te pasó anoche.
—Sam no te preocupes tanto.—dije para tranquilizarla.—No me fui sola Alexander me....
—¿Alexander?—me interrumpió.—¿quién carrizo es Alexander?—preguntó yo solté un suspiro de cansancio, sería una larga conversación.
—Alexander Harrison.—dije y esperaba no tener que dar más detalles.—me fui con él.
—Ah Okey tu novio el millonario.—dijo yo puse los ojos en blanco.
Pero no pude decir que no porque de alguna forma todavía inexplicable para mí tal parecía que si era mi novio. Y la mayor de que él deseaba llevar la relación está el nivel más alto era hermoso pero exageradamente costoso anillo de compromiso que tenía en el dedo anular de mi mano izquierda.
—¡HELLO!—una voz chilló en mi oído.—¡Tierra llamando a Kimberly
—perdón se me fue...
—"el hilo" Si ya lo sé.—explicó Sam.
—Sam ¿está en el hotel?—pregunte.—necesito hablar contigo
—Si.—me confirmó
—okey nos vemos en diez minutos en el bar de la piscina.—dije y finalice la llamada.
**** **** ****
Después de esa conversación con Kimberly me recosté un momento. No había pasado bien la noche y la cabeza me latía. Tomó el frasco de medicamento que estaba sobre la mesa de noche. Lo abrí y saqué una de las píldoras blanca con forma ovalada de allí. Me la metí a la boca y la trague sin la necesidad de beber agua. Cada momento sentía que el dolor de cabeza aumentaba. Este maldito tumor me terminara por matar más rápido de lo previsto. Tenía que adelantar las cosas, tenía que ver como convencer a Kimberly de que acepte ser mi esposa sin decirle que me estoy muriendo. No quiero su lastiman la quiero a ella. El irritante sonido de una llamada entrado al celular me hizo abrir los ojos. Tome el celular y vi que era una número desconocido. Deslice el dedo sobre la pantalla táctil de cristal. Me coloque teléfono cerca del oído
―bueno―hable con desgano.
―¿señor Harrison?―preguntó una voz conocida.―habla el doctor Williamson.―cuando escuche el nombre del médico me erguí rápidamente y me enfoque en la conversación.
―dígame doctor.―dije rápidamente
―señor Harrison es necesario hacerle unos exámenes más. Es indispensable realizar una biopsia
ESTÁS LEYENDO
Un canalla arrepentido [1]
General FictionAlexander R. Harrison Wright es un hombre guapo, rico, dueño de un gran imperio que esta condenado a muerte por una enfermeda incurable. Al darse cuenta de lo vacía que es su vida y como la a desperdicia en frivolidades, decide aprovecha su último...