Capitulo 38.

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Alexander Pov

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Alexander Pov.

Ese desgraciado de Barnett me estaba colmando la paciencia, y la única razón por la que no le hacía la cara sangre en este preciso momento era porque Kimberly estaba en medio y lo menos que quería era que ella saliera lastimada. Ella parecía estar en shock y eso no sería nada bueno ni para ella y mucho menos para la bebé debía sacarla de aquí, alejar de este imbecil.

―Suelta!―le grita infeliz de Winter y jale a Kimberly por el brazo para Winter la soltase.

―¡Suelteme los dos!―gritó Kimberly se soltó de agarra que le teníamos ambos. Podía sentir sus ojos verde avellana clavados en mí pero yo no le pensaba quitar los ojos de encima al miserable de Winter.

―Le vuelvas a poner un dedo encima a mi mujer―le advertí apuntando con el dedo y este sonrió con cinismo

―Dime algo Harrison tu mujercita sabe de todas las porquerías que hiciste en tu vida ¿sabe sobre toda la gente que jodiste para conseguir lo que querías?―me preguntó y dio una rápida mirada a Kimberly que nos observaba atentamente. Winter sonrió con maldad y luego me miró con arrogancia―¿Le contastes sobre Ingrid?

Cuando escuche esa pregunta sentí como si todo en mi se detuviese. La sangre se me había congelado en las venas, no podía ni respirar ni moverme. Yo había jurado que jamás volvería escuchar el nombre de esa mujer. ¿Como diablos Barnett Winter sabía de Ingrid? Mire rapido a Kimberly que me miraba confundida. ¡No! no, no, no y no Kimberly no podía enterarse nunca de lo de Ingrid. Si se llegase a enterar perdería su cariño no volvería a mirarme como amor, pensaría que soy lo peor de este mundo. ¡Y lo soy! pero ella no tiene porque saberlo. No, Kimberly jamás debe saber lo que paso con la loca demente de Ingrid, si se entera lo perder a ella y a la bebe. Y eso algo que no podría soportar yo la necesitaba.

―por la cara que has puesto, asumo que no.―comentó Barnett y sonrio―Pues en ese caso, señora Harrison creo que usted debe saber una graciosa historia sobre su marido...

―¡Cállate!―le ordené, yo me por las solapa del traje para estamparlo contra la pared, haber si así se callaba la puta boca―si dice una palabra mas te juro que te vas arrepentir de haber nacido.

―¡Déjate de estupideces y amenazas!―me dijo me puso trato de darme un puño en mandíbula pero le falló, en cambio yo le dos puñados uno en la nariz y el estómago.

Nunca deje de golpearlo y sabía cómo defenderme de su golpes perfectamente. Pero el muy desgraciado me dio un rodillazo en el abdomen, lo empuje contra un pared de cristal que se rompió debido impacto y aproveche para darle un puñetazo en las costillas y otro en el rostro.  La boca de Winter sangraba, este escupió en el suelo y me miraba con rabia, yo ya tenía los puños listos y lo esquive cuando trato de golpearme pero desgraciado trato de derribarme para hacerme caer, pero se lo permite lo empuje y le di otro puño en el rostro. Alguien me sujetó el brazos para contenerme y vi como un hombre sujetaba a Winter que luchaba por liberarse de su agarre para volverse lanzar en mi contra. Quien fuese los que intentaron someternos los duro mucho que encuanto nos encontramos libres ambo volvimos a preparar los puño. Me alegraba verle cara llena de sangre este imbécil: tenía la ceja rota, una mejilla hinchada y la otra estaba sangrando, el ojo derecho se comenzaba a dornar morado, y en su boca y nariz estaba sangrando. Winter intento nuevamente golpearme pero yo esquive y le puñetazo en la mandíbula.

Un canalla arrepentido [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora