«Detrás de ti.»
Kylie tiene miedo.
Mucho miedo.
Su corazón martillea con fuerza en su pecho aunque la sensación dibuja una pequeña risita en su rostro cual se desvanece mientras la niebla va marcando cada vez, con mayor nitidez, la figura oscura que se impone delante de sí.
No puede ser él, se dice a sí misma. No puede ser.
La respiración le arde, en su sangre brota la adrenalina por acercarse al desconocido así que decide enfrentarlo preguntándole qué quiere de ella.
Y en el instante que separa los labios, una voz familiar llega desde sus espaldas.
-¿Kylie Moore?
Las palabras la sobresaltan y cae en la cuenta de que ha sido suficiente por hoy... Es hora de escapar.
Da media vuelta y sale corriendo, aunque en el intento choca contra un cuerpo macizo.
-¡Suéltame!-grita.
Le golpea el pecho aunque el sujeto la sostiene por las muñecas.
-¡No voy a hacerte daño!
Ella abre los ojos y mira hacia arriba. El sujeto es al menos unos quince centímetros más alto que ella, huele a jabón y colonia fresca y le sorprende explorar su torso con el tacto hasta descubrir sus bíceps marcados tras la tela de una camisa que le queda demasiado grande.
-¿Eh...Stefano?-murmura.
-Ajá-el muchacho asiente y ella se aparta de golpe.
Kylie se vuelve hacia atrás en busca de quién era el loco que se había aparecido. Ahora no está.
Se ha ido.
De pronto vuelve a Stefano y se ruboriza al imaginarse que ha estado demasiado cerca del imbécil, de ese chico que antes sólo era un contacto sin nombre en su móvil, un donnadie que camina como fantasma por los pasillos del instituto. Pero que a tan corta distancia es mucho más alto de lo que percibe todos los días y su cuerpo no es muy musculado pero sí lo suficientemente firme. Se imagina que el gimnasio y algunas proteínas sintéticas le sentarían de maravilla.
¡Un momento!
¿Acaso Kylie Moore está pensando en Stefano Guilty como un hico atractivo? Presa del pánico por estas ideas, decide distraerse y hablarle del extraño:
-Había alguien ahí-señala a sus espaldas.
-Humm, yo no veo a nadie.
-Por supuesto que no hay nadie, se perdió cuando apareciste tú.
-Ah... De nada, entonces.
-No te lo he agradecido-pone los brazos en jarras-. Pero serías útil si me llevas a tu casa, no quisiera que me asalten ahora mismo.
-¿Mi...casa?-musita el chico con enorme extrañeza pero ella no responde-. Bien... Es por allá.
Señala el final de la calle: Justo la casa anterior a la fábrica abandonada.
-Lindo punto-se mofa la rubia-. Ahora dime cómo diablos supiste que era yo.
-¿El extraño contacto que me envía mensajes y sabe dónde vivo?
-Sí, así de perversa soy. Ahora contesta.
-Nunca lo supe. Pero pensé que quienquiera que sea, se podría haber perdido así que salí a mirar y te encontré acá. Estás pálida, por cierto.
-No me mientas, tú mismo me...
Entonces busca su móvil para restregarle en su rostro de niño bonito el montón de mensajes que se estuvieron enviando hasta hace unos momentos.
ESTÁS LEYENDO
#MALOS El Origen | COMPLETA
RomanceStefano tiene todo lo que Ky jamás se imaginó: dinero, poder y tatuajes. Ella siempre supo que algo no andaba bien con él y está dispuesta a todo con tal de desenmascarar los misterios de ese hombre inmenso, de mirada oscura como la noche y hoyuelos...