13. Mis nuevas reglas

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Kylie lleva semanas enteras sin ver a Tachas.

Quizás algún encuentro ocasional en la cafetería que no ha de merecer siquiera un saludo ya que tanto uno como el otro, están muy distanciados.

No sólo en lo físico sino que ella es de tercero y no hay opción que entre ellos haya alguna coincidencia de clases.

El punto es que la rubia no pretende exponer a su hermano, mucho menos bajo el punto de delatar algo que podría haber sido un simple encuentro ocasional bajo efecto de alguna droga.

Además, ¿qué ganaría si Tachas se enterase que Derek, el pelirrojo que siempre lo trajo muerto y ahora parecen estar saliendo o estar en pareja o lo que sea, le está siendo infiel? Nada menos que con su hermano.

Destruiría a la familia, destruiría a Jacob, destruiría cualquier código posible entre las personas más cercanas.

-¿Vuelas alto, paloma?

Stefano la espabila mientras ella camina como zombie por los pasillos del instituto.

De pronto su mirada se interrumpe por unos ojazos azules y la sonrisa más luminosa que en su vida pudo conocer.

-Stef-murmura.

-Él mismo en persona.

-¿Sería yo una paloma? Entre tanta variedad de aves, eliges la más normal de todas.

-¿Prefieres un halcón?

-Yo creo que sería un cuervo.

Stefano suelta una carcajada.

-¿Un cuervo? ¿Te comes los restos de cuerpos en pudrición?-pregunta.

-Algo así.

Él se incorpora a su lado pero en cuanto se acercan al estacionamiento, Ky ve de reojo a Jess y Carter quienes la han estado buscando todo el día.

-Debo irme-señala Ky.

-¿Qué?

-Lo siento.

-¿Vas a seguirme escondiendo? -Stefano toma de sorpresa a la rubia-. ¿Seguirás haciendo de cuenta que no te hablas con el chico raro de toda la escuela?

La rubia se detiene y lo piensa un instante. Acto seguido opta por tomar al chico de su chaqueta y lo arrastra hasta detrás de una pizarra con anuncios.

-Las cosas no están bien, Stefano-señala Kylie.

Él la mira fijamente. De pronto ella capta algo alrededor de su cuello, sobre los músculos de sus hombros.

-¿Has estado haciendo ejercicio?-pregunta sorprendida.

-Como ni te imaginas. Desde la primera vez que me hablaste me alisté en un gimnasio y en un tratamiento proteico. He aumentado diez kilos de puro músculo. Por ti, nena.

Ella se queda asombrada y de modo instintivo lleva sus manos hasta los bíceps de él (sólo para comprobar lo que afirma, algo así como una inspección).

En casi una semana que llevan sin verse (ni tocarse), él ha crecido considerablemente. Antes no lo notó por la frecuencia de los encuentros.

No obstante, Ky decide poner un poco de distancia por si las moscas.

-Vamos a mi casa-le ofrece él-. Me he hecho un nuevo tatuaje para ti.

-¡¿Qué dices?!

-Creo que el dolor a la aguja es adictivo.

-Eres un maldito retorcido.

-Siéntete culpable, nena porque tú me retuerces de la peor manera.

El tiempo se agota, Ky.

-Está bien-cede por fin-. Vamos. Pero sólo serán los tatuajes, ¿okay? Y no me vendría mal huir de esta escuela de mierda por un momento. Tampoco quiero volver a mi casa.

-La princesa malvada pide escapar y el diablo será de ayuda.

Stefano se da la vuelta y camina hasta las puertas traseras del instituto. Ky, hipnotizada por el perfume a vainilla sigue su rastro.

A vainilla y tabaco.

El último, más fuerte que nunca.

-Hey-lo alcanza ella-. ¿Te has estado inyectando esteroides? Las chicas te miran más que nunca.

-Lo he notado.

-Eso te ha hecho humilde, por lo que veo.

-La humildad es para blanditos. Prefiero ser realista. Tengo el auto aparcado fuera de la escuela, acompáñame.

Giran por uno de los parques laterales del instituto. Los estudiantes han desaparecido casi por completo.

-Todo este cuerpo es natural-continúa Stefano.

-Luego me pasarás el contacto de tu entrenador.

-Ni hablar.

-¿Por qué? –Ríe Ky con picardía.

-Porque estás tan buena que querrá romper los límites de la legalidad contigo. Tiene treinta.

-¿Esos son celos?

Stefano se vuelve y le dedica una media sonrisa cargada de malicia:

-No-contesta, tajante.

-¿...entonces?

-Quiero enseñarte unos juegos sexuales. El primero, por supuesto.


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#MALOS #ELORIGEN #STYLIE

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L.


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