Stefano tiene todo lo que Ky jamás se imaginó: dinero, poder y tatuajes.
Ella siempre supo que algo no andaba bien con él y está dispuesta a todo con tal de desenmascarar los misterios de ese hombre inmenso, de mirada oscura como la noche y hoyuelos...
Ky nunca quiso que las cosas llegaran a ese punto, sólo se trataba de darles un poco de su merecido pero no imaginaba que su hermana estaría siquiera ese día en la fiesta. ¿Cuánto tiempo pasó desde que desapareció? ¿Una hora? ¿Dos? Quizá más.
Lo que menos podría haberse figurado es que Samantha pudiera ser amiga de esos idiotas. Ella nunca fue como ellos, tampoco hubo un día en que los viere juntos por el instituto.
La rubia se acerca al auto. Se acerca a su hermana con la sensación de que hubiese una pantalla de por medio, como si fuese una terrible pesadilla o una película de terror. Toca su mano. Toca su mano y palpa sus dedos helados con cortes.
-¿Kylie?
La chica da un salto producto del susto como si la hubiesen atrapado in fraganti intentando terminar con la vida de ese montón de chicos.
Al darse la vuelta se encuentra con Stefano quien la mira con preocupación. No parece molesto por la terrible escena que se alza a su alrededor sino un poco tenso por la reacción de Kylie ante el caos.
Pero ignora completamente que los chicos necesitan ayuda o la responsabilidad frente a lo sucedido.
-Se... Se te cayó esto-le dice ofreciéndole nuevamente el rifle.
Pero ella se niega.
Empieza a ponerse aún más tensa que Rupert Grace, a sus espaldas, sea el único que parece mantenerse despierto.
-No-le dice a Stefano-. Tú... Tú estás...
Estás loco. Estás enfermo. Estás al lado de una asesina.
Pero no hay palabra capaz de ser articulada.
-No fue tu culpa-le dice el chico pero a los oídos de Kylie no hay peores palabras que hubiese sido posible escuchar.
La chica no alcanza a responder ya que un nuevo grito le invade los oídos y retumba sin cesar en su cabeza.
Es Rupert.
-¿Terminas lo que iniciaste?-le dice ofreciéndole el rifle pero ella no termina de comprender lo que sus palabras desquiciadas intentan sugerirle.
-No me busques jamás, Stefano-le responde tajante y se toma con las manos el atractivo disfraz de vestido ensangrentado antes de salir corriendo.
Antes de escapar.
Dejando a Stef solo en la escena del crimen...
...que ella cometió.
Un muerto hubo.
Sólo un muerto.
Ky entra a hurtadillas a su casa antes de que todo el revuelo inicie a su alrededor. Queda poco para el amanecer.
Se refugia petrificada en absoluto, bajo las sábanas de su cama cuando la luz de un patrullero se filtra por la ventana de su habitación seguido de un golpe en la puerta.
Algunas personas continúan en la fiesta pero lo peor ya ha pasado. De pronto, alguien abre la puerta de su cuarto.
-Gracias a Dios, te encuentro-sentencia. Y lo reconoce no sin un pequeño esfuerzo antes. Es el pelirrojo que la ayudó a escapar. ¿Derek?
El chico se acerca a ella e insiste:
-Hey, ¿estás bien?
Y levanta la frazada para descubrirla en ropa interior con la pintura en su rostro corrida y la almohada sucia.
Ojalá supiera del vestido que se esconde bajo su cama.
-Santo Cielo, Ky-murmura Derek-. Necesitamos todos que bajes ahora. Debes atender a esos polis antes de que la cosa se ponga fea.
Él cree que vienen a interrumpir la fiesta.
Él no sabe nada de lo que ocurre.
Él no está al tanto que el motivo de la visita es uno mucho peor.
Un muerto hubo.
Sólo un muerto:
Rupert Grace de su balazo en la frente.
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#MALOS #ELORIGEN
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