Los Reclutas (Seventeen) [1ra Temporada]

Capítulo 10: El último recluta.

—¿Y ahora qué? Esto no estaba planeado —dijo Jihoon desde el auto.

Hoshi y S.Coups se encontraban fuera de la escuela de canto de Seungkwan, pero había un problema; allí también estaban sus padres y hermanas. Al parecer, hoy habría una exhibición donde todos los alumnos cantarían una canción y no podrían entrar si no llevaban invitación previa.

—Esperen un segundo —Seungcheol levantó un dedo para callar a ambos menores que hablaban y debatían como harían para entrar.

El líder general tomó su teléfono y le marcó a Cha Sa Woo, miembro de Inteligencia, mientras subía nuevamente al auto.

—Sa Woo hyung —dijo el castaño al oír—, S.Coups al habla.

—Ah, S.Coups... ¿qué necesitas?

—Estoy frente a la escuela de canto de Lee Jung Soo, necesito que me digas si hay otra entrada que no sea la principal... cuanto más pronto, mejor —comentó.

—Enciende tu computador, vincularé los dispositivos así podas verlo —comentó Sa Woo.

S.Coups le indicó a Woozi que abriera y encendiera su portátil y después de poner la contraseña requerida, un mapa tecnológico ocupo la pantalla; ninguno de los agentes tuvo que hacer algo ya que Sa Woo trabajaba desde su computador.

—Hyung, ¿qué hay de esa entrada? —preguntó Hoshi, haciendo clic en un callejón junto al edificio.

—Eso lleva al depósito del lugar y de ahí directo al escenario.

—No nos sirve, no deben vernos —comentó Woozi.

—También tienen un acceso por el techo, las escaleras de incendios están en la parte trasera del edificio —informó Sa Woo moviendo el mapa hasta ese lugar—. Deben entrar por un segundo callejón sin salida, que también comunica la salida de emergencias de un antiguo restaurante abandonado.

—De acuerdo, iremos por ahí. Muchas gracias... eso es todo, te llamaré si necesito algo más.

Después de cortar la llamada, el líder puso en marcha el auto para conducir hasta el lugar indicado. Tuvieron que esperar unos cuantos minutos a que la calle se despejara para poder entrar al callejón sin levantar sospechas y, cuando vieron la oportunidad, se adentraron a toda velocidad al callejón.

Tal y como Sa Woo había dicho el lugar no tenía salida, la escalera de incendios estaba del otro lado de un cerco de alambre tejido oxidado; y la puerta tenía candado.

—Maldita sea... ¿un candado en una puerta de emergencia? —señaló Seungcheol— ¿Están locos o qué? —gruñó.

Hoshi tomó su arma y corroboró tener el seguro bien puesto antes de dar un fuerte golpe con la parte trasera de ésta al candado.

—Es un candado viejo, es fácil romperlo —sonrió, dejándolo caer al suelo y empujando la puerta.

—Subamos, no tenemos mucho tiempo —comentó el mayor de los tres, adelantándose.

Debían subir tres escaleras de acero oxidado antes de poder llegar a la terraza.

—El estado de esas cosas es deplorable —se quejó Woozi—. Ruego porque nunca haya un incendio y deban salir por aquí.

—Probablemente tengan otra salida de emergencias... —comentó el líder de pequeños ojos.

Al llegar al techo del edificio, se agazaparon hasta llegar a la puerta. No era una construcción alta y no podían arriesgarse a ser vistos; para su buena suerte, la puerta estaba desbloqueada.