Los Reclutas (Seventeen) [1ra Temporada]

Capítulo 22: Visita desagradable.

—¿Necesitabas hablar conmigo? —JeongHan se acercó a Soon Young después de salir de la habitación de Seungcheol.

—Si —respondió—. Jihoon se quedó dormido y realmente necesita descansar. Yo me quedaré con Seungcheol hyung, y MingHao se ofreció a acompañarme. Necesito que tú y los chicos regresen a casa... Mañana pueden volver si quieren. Pero ahora vayan a casa.

—De acuerdo —asintió.

—Jihoon es el líder general ahora, recuérdenlo —Soon Young alzó la voz para que los demás lo oyeran—. Chan pasará a ser el líder de mi equipo. Y ya que Seungcheol no mencionó nada sobre el nuevo liderazgo de su equipo, éste recaerá sobre Jihoon —miró al chico que aún dormía en los asientos de la sala de espera.

Soon Young se sentó junto a él y lo movió un poco para despertarlo. Una vez que todos partieron a la casa, MingHao y Soon Young entraron a la habitación de Seungcheol.

Tanto el padre del azabache como el de Jihoon tuvieron que regresar a la central por cuestiones de trabajo, por lo que ahora ambos agentes estaban solos con Seungcheol.

—¿Qué tan fuerte es la sedación? —pregunto MingHao sentado en el sofá de la habitación.

—Ramsey 4... —respondió recordando lo que Jihoon le había dicho.

—¿Estás despierto? —preguntó MingHao en coreano, viendo como Soon Young tomaba la mano del líder para sentir su apretón en el caso de estarlo.

—No lo está —negó después de varios minutos de no recibir respuesta.

—¿Crees que podamos ir por algo para comer? Es hora del almuerzo y muero de hambre —respondió.

—Sí, no nos hará daño ir. De todas maneras, el horario de visita terminó —sonrió.

—Hola, buenas tardes... —un médico de voz áspera y con un barbijo cubriendo su rostro entró a la habitación llevándose las miradas de ambos agentes— Si me disculpan, debo hacerle un chequeo al señor Choi y necesito que salgan de la habitación para mayor comodidad.

—Si, por supuesto —asintió el de pequeños ojos—. MingHao, vamos... aprovechemos para almorzar.

Los dos chicos salieron de la habitación y se encaminaron a la cafetería del lugar. Cuando el lugar se halló vacío, el médico se quitó el cubre bocas, dejando a la vista su demacrado rostro.

—Hola, Seungcheol —sonrió de lado el hombre, mirando el rostro del accidentado azabache—, ha pasado un tiempo. Mira cómo te han dejado mis hombres... no pudieron cumplir una simple orden de acabar contigo de una maldita vez.

El desconocido acarició el oscuro cabello de Seungcheol y luego su rostro con desprecio.

—En su lugar fuiste tú y tus... novatos —espetó con asco–, quienes mataron a tres de mis hombres —gruñó—. No me quedó otra opción que venir por mí mismo a matarte. A vengar el honor de los caídos.

El misterioso hombre quitó la máscara que le proporcionaba oxígeno a Seungcheol y tomó un cojín del sofá para ponerlo sobre su cara y presionar en el hasta quitarle todo el aliento al contrario.

Cuando la respiración y ritmo cardíaco de Seungcheol comenzaron a disminuir y a desregularizarse, un pitido insoportable comenzó a resonar en la habitación alertando a los demás médicos. El falso enfermero soltó un gruñido junto con muchas maldiciones antes de volver a cubrir su rostro, lanzar el almohadón al sofá apresurándose a salir del lugar antes de ser descubierto.