Capítulo 7"No te vallas con ella"

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Tomé algunas camisas blancas y las puse dentro de la maleta, la cerré y luego guardé en mi pequeño bolso mis pinturas y pinceles favoritos, quizás tenga una nueva inspiración.

—Por favor Ana,no te vallas,cielo no te vallas con ella —Escuché que Fernanda me decía angustiada.
—¿Acaso te importa?—me giré y la vi llorando mientras se cubría el rostro—ahora sabes como se siente ¿verdad?,noches y noches te esperé pacientemente, siempre me hacia la idea de que ya no me veías atractiva y al final me engañarías,es así que aveces no daba más de cansancio y me quedaba dormida,para luego escuchar que a la madrugada llegases,haciéndome el cuento de que tenias una reunión de trabajo con inversionistas,ahora realmente sabrás lo que es sufrir Fer— respondí enojada mientras tomaba la maleta y el bolso en mi otra mano.
Se acercó y me abrazó mientras se largaba a llorar, luego me quedó viendo y me besó,cosa que no seguí,mis labios se quedaron quietos al saber que eso lo hacia sin amor.
—Te amo Ana,discúlpame amor,no sé que me ocurrió — susurró con los ojos cerrados.Estuvo un momento así y luego volvió a mirarme fijamente.
—Te has enamorado de ella ¿verdad?—pregunté angustiada y frunció el ceño.
—Claro que no,eso es una locura,no digas eso—respondió rápidamente mientras acariciaba mi cabello.
—Entonces,¿por qué ya no siento esa conexión cuando me besas?,¿Por qué ya no siento la descarga eléctrica cuando te tomo de la mano?—pregunté entre dientes mientras buscaba su mirada que la tenia puesta sobre el piso.
—Porque estás enojada,por eso no lo sientes— susurró mientras jugaba con sus dedos sobre el botón de su blusa.
Asentí sonriente y luego salí de la habitación. Al llegar al living pude ver a mis niños jugar a la playstation,cosa que dejaron a un lado cuando me vieron.
—Mami,¿por qué lloras?,las princesas no tienen que estar triste —comentó Ana Sofia mientras me relagaba un puchero.
—E inundaras la casa mamí,mejor no llores— pidió Sebastian mientras estiraba sus brazos.
Los abracé y los llené de besos y cosquillas. Ellos realmente me amaban y me aseguraría que estuvieran bien.
—No se preocupen a mamá se le pasará, lo prometo, luego quiero jugar con ustedes,me tienen que enseñar a usar esa cosa que no entiendo —hablé refiriéndome a la consola.
Empezaron a reír y luego me besaron en la mejilla.
—Por favor Ana,no me dejes sola— comentó Fernanda apoyada contra el marco de la puerta y la miré fijamente.
—No estarás sola,tienes a tus hijos,valóralos que están creciendo rápido, y si no los disfrutas de mayores se olvidarán de ti—respondí seria mientras me acercaba a la puerta principal.
—Joder,ella no te ama como yo lo hago, entiéndelo— susurró de cerca mientras tomaba mi brazo.
Me solté de su agarre y bajé las escaleras con prisa.
Allí estaba ella,esperándome de pié al lado de su auto.
—¡Buen día Michelle!—saludé mientras me acercaba. La besé en la mejilla y metí mis cosas en el maletero.Cerró el capó y me giré.
—Hasta pronto Fer, pásala bien—me burlé mientras subía al auto.Cerré la puerta y acomodé mi cabello a un costado.
Esperé que subiera mi acompañante y una vez que cerró su puerta me quedó viendo.
—Si no quieres ir lo entenderé—comentó nerviosa mientras prendía el motor.
Negué con la cabeza mientras fruncía el ceño y sonrei.
—Tenemos un avión que tomar y una ciudad por recorrer y quizás algo más nos espere —respondí sonriente provocando su risa.
—¡De acuerdo!!entonces nos vamos,uauh será mi primer viaje a lo más lindo— exclamó contenta mientras se ponía el cinturón.
•••
22:30pm,Versalles Francia.

Me moví en la cama y me puse boca abajo aún con los ojos cerrados.Sentí unas caricias en mi nuca y sonreí satisfecha.

—Eres una dormilona,¿ no quieres comer lo que pedí?— susurró Michelle en mi oído mientras acariciaba mi espalda.
La abracé y la atraje a mi cuerpo con fuerza.
—Gracias por acompañarme en éste viaje,me gusta tu compañía —respondí con voz ronca por el sueño que todavía tenía.
Sonrió y me besó mientras me despeinaba con sus dedos.
—Traje helado de chocolate, el hotel tiene el mejor, vamos sientate que te sirvo— comentó mientras acariciaba mis mejillas.
Sonreí con los ojos entrecerrados y me senté, me dio una compotera y una cuchara, tomó el de ella y luego sonrió por mi cara de dormida.
—Eres tan tierna adormilada—comentó divertida mientras me señalaba con la cuchara.
—Brindo por nuestros días en Francia—dije alzando la compota provocando su risa.
—Asi que también se brinda con helado,eso no lo sabia—sonrió y me guiñó el ojo.

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