Capítulo 15 * ¿Qué pasa?*

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Narra Ana.

No conozco éste sitio,todo se me hace difícil de entender y lo peor es que está esa chica diciendo que estamos unidas en matrimonio, y yo no me acuerdo de ella ni de los demás integrantes de esa familia.
Miro fotos en cuadros, dibujos en donde aparece mi nombre pero se me hace violento querer pertenecer aquí, estoy tan perdida que me angustio.
Lo único que recuerdo es....el accidente de coche.

En éste momento me encuentro sentada en el sillón, admirando como la leña se quema al fuego lentamente. Las ramas hacen ruido fuera de la ventana y yo solo puedo imaginar el frío que hace.
Invierno tonto,me gustaría salir y poder recorrer Londres,pero por lo visto tendré que quedarme aquí, encerrada como una esclava.

—¿Qué has comido?—Escuché decir a una conocida de Fernanda y fruncí el ceño.
—No lo sé, solo que no quiero comer nada,no quiero probar nada.Todo se me revuelve —.Respondió Fernanda en voz baja y me giré a verla.
—Tal vez deberías ir al médico —Comenté provocando las miradas de las dos.

Fernanda apoyó la taza de té y se cubrió la boca.

—¿De nuevo?,te vas a deshidratar —Susurró la otra mujer sosteniendo su brazo.

La dueña de casa corrió como desesperada hacia el baño y pude oír claramente como devolvía, y ya perdí la cuenta de las veces que lo hizo.

—No así no se puede,tienes que ir al médico —Escuché decir a la castaña mientras le frotaba la espalda.
—Solo déjame en paz Leticia, no necesito de tu sermón —.Susurró Fernanda y me escondí para que no descubrieran que las espío.

La castaña se agachó y tomó el rostro de Fer con delicadeza.

—He pasado página, lo nuestro ya terminó hace tiempo.Pero como ex amiga te tengo que decir que lo que te está ocurriendo no es normal,así que te vas a levantar del suelo y te acompañaré a que te hagan análisis. Éstos son síntomas—.Dijo en voz baja provocando el llanto de la otra.

No podía entender el cariño que ambas se tenían. No podía recordar estar con ella y tampoco puedo entender esa última confesión.Todo está confuso y solo puedo vivir el día a día como un maldito zombie.

Me alejé y empecé a caminar hacia la habitación de los niños. Admiré como jugaban a saltar la cama y sonreí porque se veían tiernos. Él niño llamado Sebastian no dejaba de hacer monerías y la pequeña solo movía las manos de un lado a otro mientras entonaba una canción.
Apenas me vieron decidieron dejar de saltar y bajaron de la cama.

—No quise interrumpir,es solo que también de pequeña me gustaba hacer eso con mi cama,era divertido —Comenté sonriente pero ellos me miraron con ojos llorosos.

Noté frío en la habitación y miré hacia la ventana,estaba apenas abierta y me acerqué a cerrarla con pestillo.

—Hay que cuidarse de éste invierno. Deberían quedarse cerca del hogar y pueden jugar a un juego de mesa—.Comenté seria provocando sus sonrisas.
—Deberíamos jugar como solemos hacer mami— El niño soltó alegre y fruncí el ceño.
—¿Solemos jugar?—Pregunté aturdida y la manito de la niña se aferró a la mía con fuerza.
—No te preocupes mami,yo te enseñaré de nuevo las reglas del juego, verás que es fácil —Susurró provocando que sonriera.

Tal vez debería animarme,hacer un esfuerzo por recordar todo de a poco.
•••
Dos semanas después me encontraba en mi cama.Era de madrugada y como acostumbro desde pequeña es levantarme e ir al baño.
Mientras caminaba por el pasillo noté la puerta abierta de la habitación de Fernanda. Entré sin hacer ruido y pude verla dormir profundamente.
Unos paquetes plateados brillaban arriba de la mesa de luz y me acerqué a mirar más de cerca. Se trataban de envoltorios de dulces,bolsas de papas fritas y también chocolates ya devorados.
Frunci el ceño al notar algo distinto y me quedé viéndola. Ahora sus ojos me miraban fijamente, tratando de averiguar que hacia en su habitación a éstas horas.

—¿Qué haces aquí Ana?,¿necesitas algo?—Preguntó adormilada y negué con la cabeza.
—Solo pasaba a ver como estabas —miré los paquetes y luego mordi mis labios—¿Está todo bien?,¿tienes algún trastorno de ansiedad?—Pregunté de repente y la miré.
—No es nada,solo que me agarró depresión y me desquite con lo primero que encontré —.Respondió mientras frotaba su frente con energía.

Asentí y luego sonreí débilmente.

—Duele no saber nada de mi vida,tal vez no debería estar aquí. Me siento sapo de otro pozo—Susurré angustiada mientras mis manos frotaban mi pecho.

 Me siento sapo de otro pozo—Susurré angustiada mientras mis manos frotaban mi pecho

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