Capítulo 18"¡No lo quiero!"

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Narra Fernanda.

Estaba furiosa,me sentía prepotente y si él no dejaba de seguirme juro que llamaré a la policía.Sus pasos se oían detrás de mi y al tenerme cansada me giré de golpe.

—¡Ya déjame en paz maldición!,¡deja de seguirme!—Grité agitada mientras le señalaba.

Me abrazó y empecé a forcejear para tratar de salir de su agarre.

—Tranquilizate Fer,no me alejes como lo hiciste con Anita, quiero estar presente—Francisco susurró angustiado y quité sus manos con furia.
—¿De qué carajos hablas?—Pregunté con el ceño fruncido.
—Pues...del embarazo, por eso quieres alejarme— respondió con ojos llorosos y me reí.
—Para tu información no lo estoy,así que ¡aléjate de mi!—Comenté entre dientes.
—No te creo, solo estuviste conmigo y fue hace un mes— Soltó altanero provocando que le diera una bofetada.
—¡Oigan,paren un poco!,¡están peleando en la vía pública!, ¡¿se volvieron locos?!—Exclamó Leticia que cruzaba la calle en mi ayuda.
—Vete al demonio —Susurré con ojos llorosos y me voltie.

Apenas hice unos pasos,él tomo mi cintura y provocó que mis uñas rasguñearan su rostro.

—¡Ya basta,séparensen!—Gritó mi ex amiga y de repente devolví sobre el cordón de la calle.

Ella nos separó y lo tomó de la chaqueta,procurando que no me agarre otro ataque de furia.

—Déjala en paz y no vuelvas,no hagas las cosas más difíciles —Escuché que le dijo en tono autoritario y la miré mientras limpiaba mi boca con el puño de mi saco.
—Tú mejor que no te metas,es algo de nosotros dos y te sugiero que salgas de mi camino —Francisco respondió sonriente y me acerqué.
—Tienes un grave problema para entender que ya no quiero verte,eres una molestia en mi vida,no logras dejar que sea feliz.A tu hija la has abandonado por segunda vez ¿qué te hace pensar que te dejaré verla?,madura de una puta vez,me tienes cansada y ya no doy más —Comenté mientras golpeaba su pecho con mi dedo.

Leticia se acercó y tomó mi brazo con fuerza.

—Cálmate,debes cuidar tu presión, además le hará daño al bebé —Dijo inconscientemente provocando la mirada de Francisco.

Me abrazó nuevamente y lo alejé de un empujón mientras sollozaba.

—No lo quiero, no voy a tenerlo,dejame en paz con ese tema,yo decido que hacer—Comenté angustiada mientras caminaba hacia atrás. De pronto escuché una bocina y luego una luz me encandiló.
Unos gritos,la nieve ensangrentada y el no poder entonar una palabra era lo único que tenía del momento.

—Fer cariño quédate conmigo—Susurró Francisco mientras sostenía mi mano y luego una mano se posó en mi vientre.
—Todo estará bien,solo necesito que estés consciente—Dijo Leticia mientras llamaba a la ambulancia con su celular puesto en su oreja.

Tal vez mi deseo se estaba cumpliendo, el destino me hacia el favor de no tener que cargar con un hijo al cual no deseo.
•••
Me removí en las sábanas y abrí los ojos. Admiré como ella dormía y sonreí al recordar lo que había pasado hace unas pocas horas. Me sentía mejor eso era la pura verdad y decidí por compensarlo.
Me puse un short de tela azul, y alcancé a ponerme mi musculosa blanca.Salí de la cama y caminé hacia la puerta.Salí de la habitación y rasque mi frente mientras bostezaba.

—No puedes hacer eso,es tu prima—Escuché decir a mi madre y me voltie a verla.
—Pero no de sangre,y no puedes decirme con quien debo o no acostarme,ya soy mayor—Respondí seria provocando que se acercara a mi.
—Estás yendo por mal camino y no es bueno cariño. Además por más que no me guste Fernanda,sigue siendo tu esposa y debes respetarla —Soltó entre dientes y fruncí el ceño.
—Pero no sé quién es,no la conozco,no la recuerdo, y no recuerdo haberme casado y de tener hijos mucho menos,así que ya deja ese tema —Comenté con ojos llorosos viendo como se alejaba.
—¿De qué hablas?—Preguntó asustada y rodé los ojos.
—Eso,que no recuerdo nada de nada,así que ninguna de las dos va a lavarme el cerebro —Respondí mientras volteaba.

Caminé hacia la cocina y prendí la luz.Tomé los fósforos y encendí la estufa, puse la tetera con agua y me dediqué a cortar rodajas de pan para ponerlas en la tostadora.Se me antojaba desquitarme con la comida y nadie me lo impediría, después de todo viviré aquí, le pese a quien le pese.

De pronto sentí un dolor de pecho muy fuerte y no evité sentirme angustiada. Jamás me había ocurrido y temía ser un presentimiento.

 Jamás me había ocurrido y temía ser un presentimiento

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