Capítulo 16 *Estoy...

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Estoy cansada, estoy podrida,estoy a dolorida y sobre todo nula de recuerdos.Necesito respuestas a mis preguntas y no las consigo, porque por orden del médico dijeron que seria poco a poco.
Mi evolución es una mierda y ya no aguanto estar en éste lugar.
Ella sigue mirándome con ojos llorosos,aún sentada en la cama,tratando de tranquilizarme,cosa que no logra hacer.Sus labios tiemblan y sus mejillas están corrompidas por lágrimas salvajes que bajan sin cesar.

—Estoy cansada de éste sitio,no te recuerdo y ni siquiera a esos niños. No sé que pasó conmigo,no entiendo nada de ésta vida y que nadie me cuente las cosas me pone muy furiosa.No encuentro la manera de salir adelante,no puedes obligarme a estar en un lugar que no conozco—Comenté angustiada provocando su llanto.
—¡Por dios Ana!,tienes que tener paciencia, te contaré todo de apoco, pero me tienes que ayudar también. No puedes exigirme cuando el médico me dio órdenes de ir paso a paso—Fernanda respondió entre sollozos y asentí mientras caminaba de un lado a otro.

Froté mi nuca con fuerza y se me vino a la mente las primeras preguntas.

—¿Qué hay de mi padre?,puedo ir a visitarlo ¿cierto?,tendría que llamarle y avisarle que me quedaré un tiempo en casa—.Dije esperanzada,mientras empezaba a sentir calor en la habitación.

Me quedé viéndola y me apoye en un mueble para no caerme. Sus ojos estaban llorosos, y alcanzó a levantarse de la cama.

—Lo siento Ana,pero tu padre.. él se fue hace mucho tiempo,lo siento mucho en verdad— Susurró mientras sostenía mis manos con fuerza.

Un nudo se me formó en la garganta y miré hacia el piso mientras lloraba.Había sabido una de las peores respuestas de mi vida y no podía hacer más que llorar para descargarme.

—Necesito tomar aire,déjame sola unas horas—.Sollocé mientras quitaba mis manos y luego salí de la habitación.
•••
Narra Fernanda.

Empuje la puerta y el calor del sitio me envolvió. El olor a café recién hecho y a masitas de chocolates recién sacadas del horno me hizo desear disfrutar de la tarde de frío que hacia en Londres.
Me quité el abrigo y lo dejé sobre una silla,me senté y aguarde un momento.Miré hacia la ventana y luego volví la vista a la chica que se ponía a mi lado.

—Buenas tardes,¿qué le sirvo?—Preguntó la mesera mientras sostenía una pluma y un pequeño cuadernillo.
—Buenas tardes,quisiera un poco de chocolate caliente y una porción de pastel de fresa—.Respondí  nerviosa y ésta asintió.
—Ya se lo traigo— Dijo antes de desaparecer entre los demás clientes.
Bajé la cabeza y miré directamente a mi blusa holgada. Sollocé y luego mis manos reposaron en mi vientre plano.

—Cielos no estabas en mis planes —.Susurré angustiada.

Escuché unos pasos y levanté la mirada,ahí estaba viéndome como la primera vez que le conocí.Se le veía apuesto pero con ese toque de maldad que siempre demostró en nuestra relación.

—Hola Fer,que bueno que decidieras aceptar mi invitación, te eché de menos—.Francisco dijo alegre mientras se quitaba su chaqueta del traje negro.

Señalé que tomara asiento y una vez que lo hizo,decidí por lanzarle lo que me quedaba.

—No sigas mandando cartas, bastante que nos encontramos en New York la otra vez,pero eso es todo. Dejame vivir la vida que construí frente a mi esposa Ana junto con los niños—.Pedí mientras apretaba la servilleta de papel entre mis dedos. 

Miró hacia la ventana y luego negó con la cabeza.

—He vuelto por ti Fernanda,no me hagas esto. Dame otra oportunidad,te lo suplico, he cambiado te lo juro y planeo ser un buen padre —Comentó en voz baja mientras se inclinaba.

Cerré los ojos y luego los volví a abrir cuando escuché el plato con el pastel apoyarse en la mesa siguiéndole de una taza de chocolate bien caliente para éste frío.

—Que lo disfrute se ve que tenía hambre—Comentó la mesera sonriente y me limité a verla con cara de enojo.

Se alejó en silencio y miré a Francisco.Tenía la boca abierta,sus ojos abiertos de sorpresa y sus manos encima de la mesa estaban extendidas.

—Ahora entiendo...por eso quieres alejarte de mi— susurró provocando que me pusiera de pié y sacara el dinero del bolsillo.

Quité veinte dolares y lo dejé encima de la mesa.Alcancé a ponerme el abrigo y cuando me quise ir su mano apretó mi brazo.

—Oye Fer,no me dejes con la palabra en la boca —comentó entre dientes y me solté de su agarre.
—Ya basta Francisco, desaparece de una buena vez,déjame en paz —Respondí angustiada mientras cerraba mi abrigo.

Bajó la mirada y aproveché en salir de la cafetería.

Bajó la mirada y aproveché en salir de la cafetería

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