Capítulo 23 *No me hagas daño*

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Narra Fernanda.

Tenía puesto un suéter blanco Gucci y trataba de recordar todo lo que me había pedido Francisco para la cena de esta noche con sus amigos.Se haría aquí en la casa y estoy mortalmente cansada de su actitud. Pero es lo que me toca,estoy sufriendo porque me lo merezco, y todo por hacer sufrir a mi amor verdadero, Ana.

Verduras, bolsas de carne y bolsas de comida chatarra estaban encima de la mesa.Tenía que hacer todo esto sola y antes de que mis hijos regresen de la casa de una amiga de la escuela.
La música lírica sonaba muy bajo porque él no quiere saber que la paso bien,incluso estando sola.
Puse a freír la carne con papas fritas y en otra plancha puse las hamburguesas.Recorté las verduras y las puse dentro de una sartén, eché un poco de aceite y sal y con una cuchara empecé a revolver.
Mi mente empezó a tomar vuelo, recordé cuando ella había llegado a mi curso,estaba pálida de miedo porque no conocía a nadie en la escuela y como yo estaba sola sentada en el mismo banco de siempre,decidí por dejarle un sitio y ahí fue cuando todo comenzó.
Los días pasaban y su timidez fue desapareciendo, pude notar cada sonrisa que ponía cada vez que le contaba un chiste y eso me dio extrema ternura.
Luego fue apareciendo nuevos sentimientos,algos distintos al cual ella demostraba regularmente. Tenía miedo de preguntarle y que me negara lo que le sucedía y es por ello que aguarde el momento para cuando recibí aquél beso forzoso que me tomó por sorpresa.
Mordí mis labios y cerré los ojos al recordarlo.

—¡¿Qué te sucede Ana?,¿por qué me besas?!—Grité mientras me alejaba.
—Porque me gustas mucho Fer, y desearía poder darte mucho más que ese cretino,el cual siempre te usa ¡cárajo! y no te das cuenta de nada—Ana respondió angustiada y fruncí el ceño, tratando de buscar una explicación.

Me acerqué y la quedé mirando fijamente.Sus hombros estaban levantados, sus brazos cruzados sobre el pecho y su respiración agitada me tenían en extrema preocupación.

—¿Todo éste tiempo estuviste enamorada de mi?,¿y por qué no has dicho una palabra?—Pregunté más calmada y sollozó.
—¿Qué hubieras hecho Fer?,ésta es la única vez que me arriesgaré,me olvidaré de ti si no me quieres en tu vida—Respondió angustiada, dejándome muda.

Me quedó mirando y luego salió del callejón en el cual estábamos desde hace  par de minutos.

—¡Fernanda has quemado la comida!,¡inútil!—Escuché que me gritaron y lo siguiente que sentí fue un empujón que me hizo caer al piso de la cocina.

Intenté levantarme pero sus dedos se enredaron en mi cabello,levantaron mi cabeza y me obligó a que lo mirara.

—Quería llegar a casa luego de un viaje muy cansador, tener una rica cena con mis amigos,pero apenas entro a la casa me recibe una mujer inútil que vive por las ramas de sus pensamientos absurdos y ahora por tu culpa deberé gastar en un restoran para no pasar vergüenza —Francisco dijo entre gruñidos y sollocé al sentir sus dedos apretarse en mi brazo.

Me levantó del suelo con violencia y atiné a cubrirme con mis manos.

—¡No le pegues a mi mamá!—Gritó Ana Sofía,que no me había dado cuenta que ya estaban de regreso.

Me descubrí el rostro y la quedé mirando sollozando.

—A mi no me grites,niña mal educada,te daré una buena paliza para que aprendas a respetar a tus mayores —Francisco empezó a decir pero decidí por actuar.

Se me ocurrió agarrar la sartén con aceite hirviendo y se lo tiré sobre su camisa.Los gritos de él se hicieron oír y empecé a correr hacia donde se encontraban mis hijos.

—Jugaremos a las escondidas ¿de acuerdo?,vallan a su habitación y cierren la puerta con llave—Susurré mientras sostenía las manitos de Sebastian.

Los vi subir por las escaleras y luego me tense al escuchar unos pasos.

—Ahora sí que me enojé Fernanda—Escuché decir a Francisco con voz entrecortada y me giré para hacerle frente.
—No te metas con mis hijos—.Solté furiosa y su mano apretó mi cuello.

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