Es miedo.
No es orgullo, ni es por dignidad, te lo prometo.
Es pena porque no me atrevo a mirarte de nuevo a los ojos sin que me pase la idea de que tal vez tú crees que me aprovecho de ti.
Es miedo a abrir una herida que ya no está. Es claro que no me necesitas... quise negarlo por mucho tiempo... no aceptar que en realidad tú estás mejor sin mí. Ahora lo sé.
Y te preguntas sí te extraño... y lo hago. Sí te necesito... más que nunca.
Y es que ya no tengo ganas de ir a la escuela, no tengo ganas de nada porque me faltan los motivos para seguir aquí es muy trágico. Y no voy a la escuela, y mis calificaciones ya no son buenas y me presionan, y yo no puedo y tú no estás.
A veces, cuando te extraño saco el libro que repasaba y leía pensando en tí, imaginando que éramos tu y yo porque así de bien nos llevamos. Recuerdo que te contaba todo lo que me gustaba del libro y no paraba de hablar de él. Y más que cualquier otro libro, éste tiene subrayado lo que soy; y a mi no importaba que tú fueras quién lo iba a leer después de mí.
Jamás lo leíste.
No sabía por qué era tan apegada a ti. Ya lo sé, es porque me ayudabas a hacer la carga más ligera; ahora es mucho peso para mí porque no tengo a nadie. Y nadie sabe por qué me siento así, y yo no te lo puedo decir porque ya no te hablo, no te saludo, y no te miro.
Pero es por miedo. No quiero llenarte de nuevo de problemas con los que sólo yo debería cargar.
Miedo a que entre tanto contarte mis problemas se vuelvan tuyos.
Eres quién sabe lo mal que me siento, lo débil que en realidad soy y justo cuando más quebrada estoy no estás. Y yo tengo la culpa. Y lo sé, y entonces duele más.¿Recuerdas cuando dije que ya no era capaz de sentir? Ya lo hago, pero sólo siento vacío, siento el dolor de que no estás y siento que me estoy yendo. Y no me quiero ir, no quiero darme por vencido porque no lo merecen mis papás, ni tú. Pero ya no quiero estar aquí.
Te extraño mucho, y te necesito muchísimo más y tengo mucho miedo, y eso me hace necesitarte más.
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Mis problemas mentales.
RandomEscribí todo lo que sentí en cada noche de soledad en que la tristeza se adueñó de mí y el insomnio no me permitía olvidarlo todo. Escribí y lloré los problemas que me inundaban hasta que un día ya no pude más y terminé la historia... y mi vida.