Rota

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Estoy rota, tan rota que he perdido el control a mitad de una clase, cuando todos podían verme.

Me han mirado con miedo y extrañeza, se han preocupado y murmurado sobre mí pero no para bien, los profesores se han preocupado y también han murmurado acerca de mí. Han llamado a casa, ahora todos se miran entre ellos y me miran con lástima, me tratan con cuidado cómo si la situación fuera física y yo estuviera a punto de romperme. Lo estoy, emocionalmente.

Y entre mis preocupaciones se suman la de los demás por mí. Siempre he querido que me traten distinto, pero no por lástima. Tienen miedo, mi madre le teme a la idea de mí, en mi habitación, sola en la noche, y podría apostar que esta noche no dormirá por estar pendiente de si continúo respirando. Y yo no quiero eso, yo quiero verla bien y es por eso que yo no había pedido ayuda de ellos.

Saben que algo está mal porque lo ven, porque se dan cuenta que estoy como lo estuve aquella noche en que ellos creían que el día siguiente sería uno normal y no se imaginaron a su hija en la camilla de urgencias por intoxicación.

Mi madre cree que ha fallado de nuevo por ser mala madre pero no sabe que de nuevo, es por amor que estoy así; por mi pésima decisión respecto a cuándo alejarme de las personas.

Ahora sólo esperan a que me suba a dormir para hablar de la situación; ¿Cuándo será la cita con el psicólogo?, ¿Necesitamos al psiquiatra?, ¿Qué le dirán a la maestra cuando pregunte los motivos?. Y ¿qué haré yo?

Pero todo va a estar bien, siempre termina estándolo, sólo es cosa de retomar el control, empezar de cero y aprender. Lástima que para que eso pasara tuve que dejar la escuela. Cambiar a un nuevo círculo.
No puedo vivir temiendo a enamorarme de verdad porque cuando todo se termine sufriré. Tengo que aprender a controlarme. Pero no puedo hacerlo si todos me miran con lástima y me tratan de porcelana.

Estoy rota y hace mucho tiempo que lo sé, era cuestión de tiempo el explotar, el día llegó hoy y mañana es tiempo de enfrentar las consecuencias, y tal vez ya no viaje nunca más sola, y tal vez ahora pasen un comunicado sobre mí con una nota: "Está dañada. Crisis nerviosas. Asfixia"

Mi madre sabe que miento y no digo el motivo de mi dolor, de mi estado de ansiedad. No quiero decir que eres tú, que soy yo, que es el maldito nosotras que me ha torturado desde el día en que terminamos. Es el hecho de que a noche me pidieras alejarme de ti.
Ahora ellas deben pensar que te chantajeo.

En mi memoria permanece la imagen justo antes de la crisis; tú y yo. Pero voltee y no estabas, y temí, y me dió pavor, y entré en pánico.
Y la segunda imagen que más truena y no me deja en paz, es a mí en los brazos de otro tipo, sin aire para respirar y en plena crisis y tú detenida en seco, frente a nosotros y entonces, más que el aire me faltó oxígeno. Más que dolor sentí angustia y más que depresión sentí soledad. Más que nostalgia sentí melancolía, pero también te sentí a ti, mirándome y temiéndome. Y entonces ya no sentí nada. Y me calmé no porque el dolor hubiera cesado, sino porque literalmente me sentí incapaz de experimentar alguna otra emoción, o algo. Porque ahora sólo está el vacío.

Y recuerdo, y vuelve a mí el vacío que asfixia. Y ya no puedo.

Mis problemas mentales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora