Capítulo 24

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—No vayas —me quejo, desperté hace solo unos momentos atrás y Ahau ya estaba despierto. Ahora insiste en que debería ir a saludar a los habitantes de Auquinco para que estos no se sorprendan al verlo—. De todos modos se van a sorprender, mejor después que ahora —insisto.

—En algún momento tenemos que salir de aquí —me sonríe.

—Lo sé, pero no es ni mediodía, eso significa que todavía es de mañana, el tiempo que corresponde para estar en la cama —replico.

—Tu lógica siempre me supera —dice antes de meterse de vuelta a la cama y besarme.

—No es mi lógica sino que mi intelecto superior —no logro contenerme, lo que provoca que se ría de mis comentarios.

—Sé que eres inteligente.

—No solo soy inteligente, sino que también muy fuerte —agrego.

—Y hermosa y una delicia en la cama —me quita la sábana con la que me estaba tapando, dejando mi cuerpo expuesto al frío de la mañana—. Además parece que estás dispuesta...

— ¡Es el frío! —Me quejo.

— ¿No quieres? —Se burla, por lo que me quedo en silencio—. Sí, eso pensé.

Unos golpes en la puerta evitan que podamos llegar más allá, con lo que Ahau retrocede con un gemido. Le lanzo una mirada diciendo que todo sería diferente si él no hubiese perdido el tiempo discutiendo conmigo, pero solo me guiña un ojo y se va a un rincón.

— ¿Qué pasa? —Pregunto sin abrir la puerta.

—Señorita —la forma en que se dirige a mí me sorprende, no obstante, fragmentos de la mujer que ayer me atendió vuelven a mí. Debe ser ella—. Hay un grupo de hombres que la buscan, el líder de ellos quiere hablar con usted.

Me pongo en alerta y antes de darme cuenta me estoy vistiendo, ignorando, casi por completo, la mirada apreciativa que Ahau me lanza, supongo que es distinto a la luz del día. Al menos, verlo a él desnudo fue distinto a la luz del día.

— ¿Sabes quiénes son? —Pregunto sin esperanzas.

La chica guarda silencio, lo que me pone nerviosa.

—Oficialmente no han dado algún nombre —dice, después de unos segundos.

— ¿Y extraoficialmente? —Insisto.

—La Auca —bufo sin poder contenerme, Ahau me mira con una expresión confundida en el rostro, por lo que después de despedir a la chica le explico—. La Auca es en nuestro idioma original y significa rebelde, lo que no entiendo es rebelde a qué y por qué jamás escuché hablar de ellos —ruedo los ojos.

—Puede ser bueno.

—Puede ser un grupo rebelde contra los guerreros solares que esperaron a que estuviera sola para atacar —replico.

—No puedo luchar contra aquella lógica positiva de tu parte.

—Que bueno, porque espero no tener que luchar contra la Auca también—envuelvo la palabra entre comillas, mientras, termino de vestirme.

El camino a la entrada lo hacemos en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. Hasta que vemos al consejo de ancianas. Como no tengo tiempo para detenerme se lo dejo a Ahau, quién va a explicarles lo de la Auca y el hecho de su regreso, que como lo hablamos en la mañana, implica mi partida.

Es cierto, que yo me quedara podía ser la salvación de los demás, pero era mi decisión solamente y había otras muchas decisiones en juego, entre ellas la de Ahau y él me dijo que no estaba dispuesto a tranzar en esto. Por lo que entendí, era más que el hecho de que no fuera a la guerra, sino que el hecho de que sacrificara mi felicidad, si Ahau se queda conmigo no estaría sacrificando nada, por lo que quedarme en el Castillo Blanco quedaría en nada. Si de todos modos la decisión de Ahau va a anular la mía, lo mejor es jugar nuestras cartas en el Reino del Huilli, no aquí en el norte.

Alun (La dama gris II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora