Capitulo 4

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Ally y Jess en multimedia

Entramos en el centro comercial. Estaba casi vacío. Tampoco era tan tarde, no se...

- Bueno Jess, ¿que quieres comprar? - la pregunté rompiendo el silencio. Para Jess y para mi no era incómodo estar calladas pero íbamos con Gus, y eso si era incómodo, parecía una mosquita muerta, no hablaba y se dedicaba a mirar.

- Tranquila, no es nada malo... son vestidos para el baile de primavera - Nooo, Jess sabe muy bien que esas cosas no me van. Mas que nada porque nadie me había pedido ir al baile con un chico. Así que no, de ninguna manera voy a ir a ese antro.

- Jess.

- Ally, por favor, estas preciosa este año, el año pasado si recuerdas eras bajita, con braquets, granuda y con gafas y este año eres totalmente diferente. Ya verás como alguien te lo pide.

- Bueno... te acompañare, solo eso.

Entramos en una tienda con muchos vestidos, nos acercamos un poco a uno de ellos, vimos el precio y... nos largamos corriendo de ahí. ¡Santa Virgen de los precios! Vaya burrada. Nadie se puede permitir comprar eso. Así que entramos en otra, los vestidos no eran tan bonitos como en la anterior, pero nos bastaban.

- Quiero ese - la dije. Era precioso. Era de un color rojo fuerte con perlas en el escote. Me lo fui a probar. - ¿que tal me queda? - todavía no me había visto como me quedaba,prefería primero su opinión.

- Wow, preciosa, vente está noche a mi casa - me dijo Jess como si fuera un tío. Y entonces me vi, me gustó bastante pero vaya pedazo de escote que tiene este venido.

- Jess, mira, se me ven tres cuartos de mis tetas. ¡Oh por favor! No puedo ir con esto.

- Para el carro monjita, te queda di-vi-no - dijo enfatizando la última palabra. La verdad ahora se llevan así ¿no? Me lo llevaré. Si, decidido.

Estuvimos una hora mas por ahí, mirando ropa, comiendo patatas.. y por fin llegó la hora de marcharnos.

- Bueno chicas mañana nos vemos - se despidió Jess, nuestras casas están a lados opuestos así que era difícil ir las dos por el mismo camino. Gus se había ido ya y yo me tenía que ir sola a estas horas de la noche.

Seguía caminando, los autobuses ya habían terminado su horario y no había mas remedio que volver a pie. Me cagué literalmente, caminaba por los callejones oscuros y callados hasta mi casa. Era un atajo pero me había arrepentido de cogerlo. Preferiría ir por una calle con luz, y personas. De repente escuché un ruido detrás de mi. Y me paré en seco, haciendo el menor ruido posible. Me escondí detrás de un cubo de basura y algo me tocó la pierna desnuda. Salté del sobresalto, había sido un gato y casi le mando a Roma de una patada pero al saltar había hecho un ruido de tres pares de narices y un tío empezó a correr hacia mí.

- Dame todo lo que tengas - salí corriendo lo mas rápido que pude, ese tío estaba súper borracho, que me podría hacer si me alcanzaba, quise no pensarlo y seguir corriendo. No podía más, estaba agotada. Pero no quería parar, que me podían hacer ¿robarme? ¿violarme? Ai dios, corre Ally corre. Me faltaba el aire, llevaba corriendo más de quince minutos sin parar y todavía ese tío drogado me seguía. Todavía quedaba un rato para llegar a mi casa y vi abierto un hotel a lo lejos. Era mi oportunidad para escapar sin que se diera cuenta. ¡No! Tropecé con un palo del suelo y me caí de cara. Me intenté levantar pero el tío me había alcanzado.

Empezó a pegarme patadas y patadas, de verdad que no sabía si iba a salir viva de esta. Notaba como la sangre caía a mi alrededor. Y lo peor de todo, era mía. Me intenté levantar y el me volvió a pegar así continuamente.

- ¡Ayuda! Por favor... - tosía y tosía. - ¡Ayuda! Oye no he hecho nada, toma toma todo - le empecé a dar todo lo que tenía, mi móvil, la cartera, los auriculares, todo, pero él no dejaba de pegarme, no le conseguía ver na cara. Iba tapado de negro de arriba a bajo. Y de repente escuché mi salvación, las sirenas de policía. Desde ahí no recuerdo más.

Me levanté en una cama bastante incómoda, lo primero que hice fue ver la hora, eran las cinco de la mañana. Y me acordé de todo. De la pelea, un señor, las sirenas de policía. Pero ya no me dolía nada.

- Se ha levantado - dijo una señora y me di cuenta de que estaba en el hospital. Me levanté muy rápido, pero estaba desnuda así que me volví a tumbar, no tenía otro remedio. - Hola, veo que ya estas mucho mejor.

- Si, me puede traer la ropa por favor - fui directa al grano, solo quería irme a mi casa. Seguramente ninguno se habría dado cuenta de que no estaba. O hubieran pensado que estaba durmiendo en casa de Jess. ¿Jess? Decirme que no estaba conmigo cuando me pegaron...

- Claro...

- Allyson.

- Vale Allyson, ayer por la noche intentamos desbloquearte el móvil para llamar a tus familiares pero no pudimos. Se ve que tienes buena seguridad - se rió intentando romper el hielo entre nosotras pero no funcionó.

- ¿Me puedes contar lo que paso? por favor.

- Pues te encontramos en el suelo tirada, un señor que estaba durmiendo en su casa escuchó gritos y nos llamó junto a la policía. Te habías desmayado, el señor que te había pegado lo había hecho muy fuerte. Nos lo llevamos y ahora mismo está en prisión, de eso no tienes que preocuparte. No te robó nada. Y ahora voy a por tu ropa.

- Gracias - la contesté, pensaba en no decir nada a nadie. Estarían mejor así. La enfermera me trajo la ropa y me la puse despacio procurando no rozar ninguna herida. - ¿Me puedo ir ya?

- ¿No quieres quedarte hasta que estés mejor?

- Ya estoy mejor gracias. Entonces ¿me puedo ir?

- Es escisión tuya hacer lo que quieras. ¿Dónde vives? Así puedo informar a tu familia y llevarte.

- ¡No! Osea, quiero decir... gracias pero puedo ir yo sola. A demás, estaría mejor si no se enteraran. Creame, están ya todos muy ocupados como para que se preocupen por mí... ya soy mayor... ¿entiendes?

- Eso es también decisión tuya, pues puede irse cuando quiera. Encantada de conocerla. Espero no volvernos a ver nunca más - y se rió - quiero decir que espero no volver a vernos para que no le pase nada, recuerde que esto es un hospital y si alguien viene es porque está enfermo, malo...

- Si si la he entendido - la verdad es que no la habría entendido hasta que me lo había explicado. Y salí del hospital hacia mi casa. Cuando llegué procuré en tener sumo cuidado para que nadie se enterara y logré llegar a mi habitación. Todavía me quedaban tres hora para ir al instituto y las aproveché durmiendo. A demás, mañana tendría que ir a las pruebas de teatro porque al final me había acabado gustando el teatro, y así me podría saltar de castigo de la biblioteca.

INCOMPATIBLES  (completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora