INCOMPATIBLES (completo)

Capítulo 48

Salí del local y le vi montarse en un coche pequeño de solo dos plazas. Esta era mi oportunidad de llegar a Richfall.

Vi como arrancaba y yo me transformé sin que nadie me viera para seguirle el ritmo. Iba al extremo de la carretera y a unos veinte metros de él para que no me viera. O no viera al lobo.

Después de aproximadamente hora y media él seguía conduciendo y yo no podía más. Me estaba quedando sedienta y sin fuerzas para seguir corriendo. No podía estar tan lejos Richfall. A lo mejor él no iba allí. No. Si trabaja para ellos tiene que ir allí.

Después de media hora más él se paró en medio de la nada y salió del coche. Yo me metí detrás de un árbol para que no me viera. Salió y se quedó parado apoyado en el coche.

Después de cinco minutos de silencio habló.

- Se que estás ahí - dijo él - no soy tonto. Por que crees sino que he estado dos horas conduciendo - ¿me lo decía a mi? A lo mejor se lo decía a otro. Entonces suspiró y sacó un cigarrillo por el que empezó a fumar.

- Allyson sal - dijo. Vale, se refería a mi. Me transformé y salí del árbol. Me quedé mirándole fijamente esperando a que hablara.

- ¿Qué haces? Sabes que ir allí es como un suicidio - dijo él.

- Me da igual.

- No te llevaré allí - entonces corrí hacia a él, lo empujé contra el coche y saqué mis colmillos de lobo.

- Te puedo matar ahora mismo - dije gruñendole. Él ni se inmutó. Entonces cogí su brazo y le mordí la muñeca dejando que un pequeño río de sangre fluyera. Él gritó desesperadamente.

- ¡Ahhhh! ¡Joder! ¡Gilipollas! ¡Ahhh! - decía él. Me dolía verlo así pero no podía mostrarme débil. Cogí su cuello y lo lamí.

- ¿Me llevarás? - dije y él notó mis intenciones de morderle el cuello. Entonces tiró el cigarro de mala gana al suelo y se subió al coche esperando a que yo me sentara mientras él se miraba la herida de la muñeca.

- Así me gusta - dije con aires de superioridad. Aunque esta parte maligna de mí no me gustaba no un pelo de rana.

- Luego no me reproches nada - dijo él.

(...)

Finalmente él aparcó en un descampado y salió del coche.

- ¿Piensas quedarte aquí o que? - dijo y yo salí corriendo del coche claro que antes me di un coscorrón en la cabeza.

- ¿Esto es... Richfall? - pregunté.

- ¿Tu que crees?

- Vale bueno, tampoco hace falta ser tan borde.

- Si que la hace, aquí no puedes ser maja - dijo sin mirarme - sígueme - y nos metimos en un camino apartado que llevaba a un edificio parecido de donde me rescató Mark y donde murieron Travis y Kill...

Entonces Patrick llamó a la puerta y un señor calvo con barba grisácea y bastante fuerte, tanto que se le marcaban las venas del brazo que sobresalía por su chupa de cuero, abrió la puerta.

- Señor Merts, trae compañía - dijo este.

- Así es - afirmó Patrick. Y entramos en el edificio. Pasamos a una sala y me dijeron de sentarme en un sillón pequeño. El señor calvo se fue y nos dejó a Patrick y a mí solos.

- Ya no te puedes ir.

- No quiero irme Patrick, esto lo hago por alguien especial - dije.

- Alguien especial al que no volverás a ver ya que estarás encerrada en esta pocilga haciendo cosas horribles y acabarás siendo una puta. Ah no, que ya lo eres - dijo y yo me levanté a pegarle una torta pero el carraspeo de alguien llamó mi atención. Giré mi cabeza y allí había un hombre parecido al primero solo que con un traje. Iba más formal.

- Señorita Montgomery, un gusto tenerla aquí, ¿Quiere té? - dijo él. ¿Como sabe mi nombre?

- No, gracias - respondí cortante y fría. Él sonrió como un maniático. No te arrepientas Ally, no te arrepientas de estar aquí. Lo haces por Mark, recuérdalo - Yo vengo por que... - dije pero me cortó.

- Se a lo que vienes, soy brujo, y se lo que piensas. Usted quiere revivir a un tal Mark, ¿Me confundo?

- No, no se confunde - dije medio tartamudeando.

- Vale... Pero... ¿Sabes que todo lo que hacemos es para conseguir algo a nuestro beneficio? - dijo y yo tragué saliva - ¿Estás dispuesta a ello?

- Si - dije aceptando.

- Muy bien... - dijo él de nuevo sonriendo como un maniático psicópata.

- Entonces le reviviré, pero usted, señorita Montgomery, hará unos trabajos por mí, ¿Está claro? - dijo él. ¿Donde me he metido?