Capítulo 56

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Emily Sawn en multimedia

Llegamos a lo que ahora se había convertido en mi casa. Al entrar había una gran mesa en el centro y mucha gente de aproximadamente de mi edad comiendo y charlando al rededor de ella. 

James y Patrick entraron como si nada y yo les seguí porque todavía no me conocía aquello.

Entonces Salvrate se subió a una mesa y pidió silencio con las manos.

- Buenas noches a todos. Hoy quería presentaros a una nueva chica que trabajará con nosotros. Ella es Allyson Montgomery - dijo señalándome a mi. Después de eso la gente me saludó y siguió a lo suyo mientras que el señor Salvrate se me acercó.

- Bienvenida señorita Montgomery.

- Gracias.

- Ya está hecho. Mark está vivo de nuevo - dijo y eso me alegró mucho.

- ¡Oh! ¡Es genial! ¡Muchísimas gracias! ¿Cuando le podré ver? - pregunté.

- Que incrédula - murmuró para sus adentros - él... Quiero decir, yo le borré todos sus recuerdos acerca de tí, con lo cual, si ahora te ve, no sabrá quién eres - dijo él. Eso había sido un golpe duro, fue como un balde de agua fría, o peor, como caerte desde el ático de un edificio a doscientos metros del suelo.

Se marchó después de eso y me dejó allí sola. Pero se giró, pude ver esperanza pero todo se esfumó.

- Disfruta de la fiesta - dijo y se fue.

Esto no podía estar pasando, no puede ser.

Salí corriendo de allí con lágrimas en los ojos y me senté en la verde hierba mientras me dedicaba a llorar. Entonces alguien me tocó el hombro y al girarme pude ver a una chica bajita con el pelo naranja largo y unos ojos marrón chocolate.

- ¿Te encuentras bien? - me preguntó y yo me limité a asentir - a todos nos ha pasado. Todos los que estamos aquí es para que revivan a alguien y luego le borran sus recuerdos acerca de tí. A mi me pasó con mi madre. Ella no sabe nada de mí. Soy Emily Sawn.

- Yo Ally, encantada - dije sonriéndole - no sabía que había tanta gente metida en este embrollo - la dije después de unos minutos cuando ya se me había pasado un poco la tristeza.

- Pues sí. La residencia está allí - dijo señalándola - dormimos todos, somos como unas cincuenta personas. Y el trabajo que nos manda está dividido en grupos. Quiero decir, que por ejemplo, un grupo son cuatro personas y esos siempre harán los trabajos de... Matar personas juntos. No sé como nunca se le gastan las personas para matar del señor Salvrate - dijo riendo.

- Lo mismo pienso - dije. Ya me estaba cayendo bien está chica.

- Vamos que hay que ir a las habitaciones para que te alojes - me dijo ella y me dio la mano para ayudarme a levantarme.

- Gracias - la dije.

- No hay de que. Yo también pasé por esto y te entiendo.

Llegamos a la residencia. Y ella me llevo a la mía. En la entrada principal había un papel que decía las habitaciones respectivas de cada persona y lo miramos para ver la mía.

Entramos y era bastante espaciosa, con dos camas y un baño. Una mesita en el centro y un sofá en un extremo enfrente de una televisión.

- ¿Tengo compañera? - la pregunté.

- Al parecer sí, pero abajo no ponía nadie más... Tal vez todavía no hay nadie para ocuparla. Puedo venir yo a dormir contigo. Seguro que al señor Salvrate no le importará - dijo ella y yo asentí como una niña pequeña para que viniera a dormir en mi habitación.

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