INCOMPATIBLES (completo)

Capítulo 36

Ally y Mark en multimedia

Me levanté por la alarma de mi móvil. Las siete de la mañana y había llegado a casa a las cinco. No había dormido nada y encima ahora tenía que conducir hasta la casa de mi familia que estaba a unos cuatrocientos o quinientos kilómetros. Me lavé la cara con agua para intentar despertarme pero nada, seguía cansada y andaba en eses. Bajé abajo y me tomé mi habitual tazón de cereales.

- Buenos días - me saludó Mark.

- ¡Que pronto te levantas! - le dije riéndome. ¿Por qué me río?

- ¿Ally? ¿Me escuchas? - me dijo poniendo su mano delante de mi cara. Había estado cinco minutos en Babia.

- Ehh si..

- Ya ¿Te vas ahora, no?

- Si, si, me voy ahora - dije riéndome de nuevo.

- Ally, no puedes conducir. Sigues un poco ebria...

- ¿Yo? ¡¿Qué dices?!

- ¿Ah no? - dijo acercándose a mí y yo me reí nerviosa - ¡Oh vamos! Te ríes por todo y andas en eses. No puedes conducir.

- Que pena pero tengo que ir - le dije subiendo a mi habitación. La maleta ya la tenía hecha así que solo me duche y bajé. Jess me había permitido coger su coche para ir porque los autobuseros estaban en huelga y a demás llegaría más rápido. Cuando me vestí cogí todo y bajé. Me encontré a Logan mientras salía de su habitación. Solo nos miramos y nos sonreímos. Luego vi que detrás de él venía Mary. A ella ni la miré.

Salí de casa cogiendo las llaves y abrí el maletero metiendo las maletas. ¡Voy para dos días y lleno el maletero entero! Abro la puerta del copiloto y me siento. Luego noto unas manos en mis caderas y saltó sobresaltada.

- Vaya pantera, que rápido vas - dijo Mark riéndose.

- ¡Mark! ¡¿Que haces aquí?! - le dije. Yo sin darme cuenta me había sentado sobre él y seguía sentada sobre él. Me puse roja.

- Te voy a llevar.

- ¡¿Que?! ¡No! No tienes que hacerlo.

- Lo haré. Todavía estás ebria y no quiero que sufras un accidente. A demás de que no has dormido nada...

- ¡Tu tampoco!

- Pero yo soy de dormir poco. Tu tienes unas ojeras que dicen lo contrario - dijo mirandome como si fuera evidente.

- De verdad no tienes por qué - le dije.

- No quiero que Travis te encuentre - y eso me dejó mal.

- Pero tranquila. Mientras esté contigo no te pasará nada - dijo guiñándome un ojo. Nos quedamos unos segundos en silencios.

- Bueno... Piensas sentarte en el asiento de copiloto o quieres seguir sentada encima mío - y me sonrojé - que me da igual si quieres seguir aquí de verdad - dijo y yo me reí yendo al otro asiento.

La mayoría del viaje me la pasé durmiendo. Estaba realmente cansada. Cuando me desperté, Mark seguía mirando fijamente la carretera.

- Muchas gracias Mark - le dije de nuevo.

- No hay de qué pequeña - ¿me ha llamado pequeña? Noté como mis mejillas se tornaban a un rojo.

Después de dos horas más de viaje llegamos al pueblo justo a la hora en la que le dije a Mason que llegaría. Él aparcó delante de mi casa y me miró.

- Llegamos - dijo él acercándose.

- Gracias de nuevo - le dije nerviosa por su cercanía. Él se rió.

- ¿Por qué estás nerviosa? - me dijo él riéndose. Eso sólo hacia que estuviera más roja.

- No es como si te fuera a besar Ally - dijo él y más roja me ponía - aunque no me arrepentiría de hacerlo - ¡Yo no puedo! Tengo más sangre en la cabeza que en todo el cuerpo. Entonces él se acercó más y...

- ¡Ally! - se escuchó la voz de Mason acercándose al coche. Yo me aparté y salí del coche para abrazarle.

- Te he echado de menos enana - me dijo.

- Y yo a vosotros - entonces los mellizos salieron corriendo y me levantaron.

- ¡Ally! ¡Ally! Sin tí no hay orden en esta casa. Mamá siempre trabajando y Dakota tiene su casa propia. Está casa está hecha un asco sin tí - me dijo Peter. ¡Que cambio! Están guapísimos los dos. Han crecido y tienen más músculos.

- ¡Chicos! ¡Como habéis cambiado! - les dije.

- A que sí - dijo Dereck enseñándome el músculo de su brazo.

- Mejor enséñaselo a tus pretendientas.

- Está pillado - dijo Peter.

- ¿Tienes novia Dereck? - y él se puso rojo como un tomate. Estaba claro que sí. Yo solo me reí.

Luego saludé a Dakota y a Luca, su novio y a mamá.

- Te he echado de menos preciosa - dijo un poco seca. Lo de papá la había cambiado mucho.

- ¡Y yo a tí! ¡Ya no tengo a nadie que me prepare una deliciosa comida! - la dije intentando animarla. Entonces me giré y vi a Mark hablando con Mason. ¡Mierda! Todos entraron en casa de nuevo menos Mason, Mark y yo.

- Mason este es Mark. Me ha traído hasta aquí - le dije.

- Si... Nos acabamos de conocer - dijo Mason seco.

- ¡Ya está bien! ¡Mark no tiene la culpa de que papá muriera! ¡Fue Gus, la vecina, ella desencadenó esto por venganza! ¡Gus quería que papá muriera porque él había matado a su padre! ¡Y encontró a Mark que le usó sin que se diera cuenta! ¡De hecho, el día en el que papá murió, Mark vino aquí sin que yo me enterara para que papá lo sacrificara, pero llegué yo... Y le paré, y al final murió...! - dije eso y las lágrimas que tanto había guardado salieron.

- ¿Es eso cierto? - preguntó mamá detrás de mí. No me había dado cuenta de que estaba allí. Yo solo asentí con la cabeza. A Mark se le había culpado y no tenía la culpa de nada.

- ¡¿Por qué lo paraste?! ¡¿Por qué?! ¡Preferías a un chico antes que ha tu propio padre! ¡Preferías ver a tu padre morir antes que a un chico que no conoces! - dijo mi madre desesperada. Más lágrimas caían por mis mejillas. No pensaba que se lo fuera a tomar así.

- Yo... Estaba en shock, no sabía que hacer, no quería que ninguno muriera - dije con un hilo de voz.

- ¡Todo ha sido por tu culpa! ¡Todo! - seguía gritando mi madre.

- No... No... No quise hacer daño a papá. No... - dije llorando.

- Vete Ally, tú has destrozado a esta familia - dijo mi madre y eso fue como un puñetazo en el estómago. Empecé a temblar y Mark me cogió llevándome dentro del coche.

- Supéralo mamá, no he destrozado nada... Yo... No... - intenté decir pero solo se escuchaban murmullos.

- No me llames mamá - dijo ella entrando en casa. Yo solo pude llorar en el hombro de Mark.

- Tranquila Ally - dijo Mark sobándome el pelo - no tenía que haber venido. Lo siento.

- No Mark, no ha sido culpa tuya. Fui yo la que originó la muerte de... Mi padre...

- No digas eso Ally, no lo digas - me animó Mark aunque yo seguía triste.

- Llévame a donde sea por favor - le dije y él arrancó el coche.