Capítulo 14

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- Mark, vamos a buscar los ingredientes de la cura, por favor. Tenemos hasta mañana.

- Vale... A ver... No me acuerdo mucho pero si hacemos senderismo, seguro que si los veo me acuerdo.

- Gracias, vamos pues.

Pasé a la ducha y me mojé con el agua fría, era de esperar, no iba a llegar agua caliente hasta aquí. Siempre de pequeña me había costado ducharme, me daba pereza, bueno para que mentir... Era una guarra, pero ahora me encantaba sentir el agua recorriendo mi cuerpo. Cuando salí, me fijé en que mi ropa se había quedado fuera. ¡Mierda! Ahora tendría que salir y Mark estaba fuera, pero por suerte tenía una toalla. Abrí un poco la puerta, asomé la cabeza y llamé a Mark.

- ¿Mark? ¿Estás ahí? Necesito que me pases mi ropa.

- Si Ally, estoy aquí. Desgraciadamente estoy aquí. ¡Tardas años en ducharte! - dijo con tono burlón.

- Vale, vale. Pásame mi ropa por favor, está encima de la silla.

- Anda toma - dijo y fue a abrir la puerta pero le paré.

- ¡Eh! ¡¿Qué haces loco?! Dame mi ropa de una puñetera vez o te parto la cara en dos.

- Venga, párteme la cara.

- Él que avisa no es traidor. No me tientes.

- Vale, toma - y me pasó una hoja.

- ¡Eres un... Eres un...! - por fin me pasó mi ropa y salí del baño vestida. El me esperaba sentado. - Bésame Mark- le dije y me arrojé a sus brazos.

- Encantado guapa - en vez de besarle, le pegué un tortazo en la cara. Me reí fuertemente.

- ¡Él que avisa no es traidor! ¡Él que avisa no es traidor! - canturreé.

- Tonta... - y se río mientras se tocaba la marca roja que le había dejado en la cara. Me recordó a Matt, la vez en la que le pegué por insultarme, tenía el mismo aspecto. Vaya, mi mano es toda una defensa de hierro. Y al recordarle me entristecí un poco. Había sido un cretino y había jugado conmigo. Cuando todo esto acabara, saldría de allí lo más rápido posible. - ¿Ally, sigues en la tierra?

- Si, si, claro.

- ¿Entonces que piensas? - no le había escuchado y no sabía de que me hablaba.

- Creo que es...perfecto... - eso sonaría creíble ¿No?

- ¿Quieres tocarlo? - ¿De que habla?

- Si... Me encantaría...

- Ally, no me estás escuchando, ¿Verdad? Por cierto, te hablaba de mi culo.

- ¡Puaj! En ese caso no, gracias - y nos reímos. - venga, vamos a buscar ingredientes - le dije.

- Vale... - parecía no apetecerle, no se...

Salimos por la puerta, hacía un frío del carajo. Así que tuve que volver para ponerme una chaqueta.

- Mark, ¡No tengo más ropa! - no tenía más ropa que ponerme.

- ¡Coge algo mío! - miré un poco entre su ropa y me puse un jersey ancho, muy ancho, de él que era muy abrigado.

Salimos de la cabaña en busca de los ingredientes. Llevábamos horas caminando y no podía más. Encima, no habíamos encontrado nada de nada.

- Mark, no puedo más. Estoy cansada y no tenemos nada.

- Ya lo sé. Ya lo se - me di la vuelta y me caí en un agujero, muy profundo. Era un pozo. Había agua, y me estaba empapando. Noté algo en mis pies y el miedo me invadió.

- ¡Mark! ¡Mark!

- Mierda Ally, ¿por qué siempre acabas mal? No.. No puedo sacarte. Tengo que coger una cuerda que hay en mi cabaña, pero la cabaña está a más de dos horas - ¡No! Que iba a hacer yo. Me estaba congelando.

- ¡Ve, no hay otra solución! - él aceptó y se fue. Pero sabía que estaría aquí unas cuatro horas y estaba anocheciendo.

Llevaba tres horas allí. No sentía mi cuerpo. De repente escuché una voz. ¡Por fin! Cada vez esa voz se acercaba más. Pero no era Mark. Era una voz de mayor.

- ¡Ayuda! ¡Ayuda! - y entonces una vieja apareció. ¡Genial! Una vieja de aspecto alocado, con arrugas. Como me iba a sacar.

- ¡ Dios, me ha traído algo del cielo! - me pregunté si estaba delirando.

- No señora. Me he... - era incapaz de hablar por el frío - me he caído. Ayudeme. Se lo suplico.

- ¡Es una prueba! ¿Verdad Dios? Te sacaré e iré al cielo - ¿En qué me había metido? Que tía más loca. Entonces saco una cuerda y la arrojó. Me agarré, al principio pensé que no iba a poder conmigo, pero tiró de mí perfectamente.

- Gracias señora, gracias. Se lo agradezco mucho. ¿Me puede decir la hora? - me dijo la hora y llevaba allí abajo más de cinco horas. ¿Donde estaba Mark?

Me transformé en lobo y salí corriendo de allí hacia la cabaña. Cuando llegué no había nadie. Todo estaba vacío, ni rastro de Mark. Y se me ocurrió que podría haber ido a mi casa. Aunque se hubiera ido, mi padre le hubiera matado...

Llegué a mi casa. Y efectivamente, allí estaba Mark. ¿Qué hacía allí?

INCOMPATIBLES  (completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora