Capítulo 5 - La Exploradora.

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Nos íbamos en el coche hasta casa. Quedamos en silencio por unas cuadras hasta que mi madre empezó a hacer sus típicas preguntas.

–Quiero que me cuentes de dónde sacaste esas ideas. Nunca imaginé que la que escribió eso fueras tú.... –me pedía explicaciones mientras manejaba. Yo solamente la ignoraba, mirando el exterior desde la ventana.

–¡Contéstame! –elevó su voz que me hizo sobresaltar. – ¿Estás viendo pornografía? ¿Te estás viendo con algún chico...? ¿Ya no eres más virgen...?

–¡No! –exclamé ofuscada, mirándola ante las exageraciones que pasaban por su cabeza.

–¿Entonces?

–¡Son mis ideas, mamá! Nunca me sentí tan... escuchada. Sentir que en mi clase se quedaron callados sin insultarme... –callé. No tenía palabras para explicar lo que me sucedía.

–¿Te molestan? ¿Por qué?

–¡No lo sé! ¡Me odian! ¡Me dicen que soy negra fea con dientes de caballo! ¡Escuálida...! – comencé a llorar.

–¡Hija! –me sobó la espalda cuando paramos en un semáforo.

–Por primera vez me sentí distinta, escuchada. Me habló en el pasillo el chico más popular de la escuela....

–Entonces algo hay.... –concluyó.

–¡No! ¡Yo quise cambiar! ¡No quiero ser una perdedora! –no quería decirle lo del libro que me regaló la tía. Tal vez le traería problemas.

–Está bien... te creo. Pero tú no eres una perdedora, cielo. –me respondió más calmada. Nos quedamos en silencio. La miré de reojo por si estaba enojada, pero su rostro no demostraba nada de eso.

–Disculpa... es que no estoy acostumbrada. No me doy cuenta que estás creciendo. Sabes que yo te doy libertad y descubras tus... tus sensaciones... tus cositas. Pero por favor, no lo hagas en la escuela. Ellos son muy conservadores y no lo van a entender ¿Está claro? –me sermoneó mi madre. Asentí con la cabeza. Me miró y nos sonreímos.

–Me debes comprar un móvil nuevo... lo rompí ayer....

–¡¿Cómo que lo rompiste?! ¡Te lo compré hace dos meses! –esta vez sí que se ofuscó.

–Lo hice porque se burlaron de mí en Facebook.... Lo siento.... –bajé la mirada avergonzada.

–Está bien, pero no debes descargarte con el teléfono... siempre tienes que hablar las cosas. No sirve ser así, Male....

–Está bien.... –le respondí sin importancia.

Regresamos a casa luego de haber comprado un móvil nuevo para mí. Cuando entramos, mi tía estaba sentada en la mesa con su laptop.

–¡Hola, chicas! ¿Cómo les fue en su día? -nos saludó agitando su mano.

–Bien, Nan... ¿Qué estás haciendo? –le respondió mi madre acercándose a ella.

–Estoy buscando un nuevo apartamento ¡No crees que me quedaré para siempre! –ambas rieron.

–¿Y mi sobrina favorita? ¿Cómo te fue? –me preguntó curiosa, pero yo la saludé apenas con un beso en la mejilla.

–Bien, tía. Me voy a mi cuarto. –me fui arrastrando los pies. Entré a mi habitación y prendí mi laptop para continuar mi proyecto de biología. No quise entrar a ninguna red social ¡Quería estar desconectada de todo! Me sentí tan bien ese día que no lo quería arruinar....

Permiso. –escuché la voz de mi tía.

–¡Pasa! –le respondí. Entró mi tía y se sentó arriba de mi cama.

–Tu mamá me contó lo de tu tarea.... Nunca pensé que fueras tan audaz a tu edad.... –me dijo sonriente.

–Mm hm.... –le respondí sin despegar mis ojos de la pantalla.

–Bueno, dejo que sigas con tus cosas... Y gracias por no decirle lo del libro ¡Porque me mata! –me comentó con picardía. Se fue de mi cuarto y sonreí gustosa. A la noche, daba vueltas en mi cama ¡No podía dormirme! Prendí la luz de mi lámpara y tomé el libro que me dejó intrigada.... Acomodé mi cojín en el respaldo de mi cama para sentarme y comencé a leer donde había quedado. Seguía en el capítulo "La mujer de las dunas" donde Louis tenía un encuentro con una mujer desconocida, a la luz de la luna... fue tan explícito y descriptivo que sentí algo mojado en mi panty. Luego de tocar y notar que estaba húmedo, al pasar mis dedos sentí un leve cosquilleo... no pude parar... sentía que iba siendo cada vez más intenso esa sensación agradable y a la vez intenso. Suspiraba con quejidos, imaginándome que era esa mujer desnuda en las dunas con Louis, pero visualizándolo a Antón. Mis pechos estaban turgentes como nunca los había visto. Subí mi top hasta mi cuello y bajé mis shorts junto con mi ropa interior, quedando desnuda mis partes más erógenas, hasta acabar. Un fluido pegajoso salió de mi sexo... lo toqué y lo observé pegando y despegando mis dedos. Me levanté de la cama y busqué un pañuelo descartable para limpiarme las manos y mi pubis. Luego me fui a acostar y me quedé un poco agitada, pensando en lo que había hecho. Se sintió bien y me gustó esa sensación. Luego de dar varias vueltas, me quedé dormida.

Malena a Los 14Donde viven las historias. Descúbrelo ahora