Estaba en la cocina de mi casa, sentada en la mesa y mirando a mi madre cómo preparaba el almuerzo, tarareando alguna canción que se le pegó. Su rostro demostraba felicidad y sus ojos estaban perdidos en la salsa, mientras su cabeza estaba en otro lado... estaba así desde que llegó de Manhattan.
–Te noto muy contenta, ma.... –le comenté para sacarla de sus pensamientos... realmente quería saber qué le sucedía.
–¿De veras? ¿En qué lo notas? –me contestó automáticamente cuando cortaba la cebolla.
–Sólo se te nota y punto.... Estás cantando, tienes una sonrisa en la cara... ¿Quién es? –me imaginé que ese estado era por algún hombre.
–Bueno... puede que haya alguien....
–Entonces, hay alguien....
–¡Sí...! –rio nerviosa.
–¿De dónde lo conoces?
–Es un hombre que conocí en el proyecto que se va a realizar en el Pentágono.... –suspiró.
–Por eso no has vuelto a casa... te quedas con él. –concluí. Mi madre me miró sorprendida... ¿Pensaría que yo no me daría cuenta?
–Bueno... a veces se me hacía tarde.... –titubeaba nerviosa.
–Está bien, ma.... –le sonreí como un gesto de aprobación. Mi madre suspiró aliviada.
–Yo también estoy con alguien.... –le comenté al pasar.
–¿En serio? ¿Desde cuándo? –me preguntó sorprendida.
–Hace poco lo conocí....
–¿De la escuela? –me preguntó casi segura que le iba a contestar que sí... pero me había olvidado que lo conocí en una fiesta de la que no estaba enterada que había ido....
–Sí y no... es decir, no va a la escuela, pero conoce a alguien de la escuela.... –le respondí nerviosa.
–¿Un amigo de un chico que va a tu escuela...?
–Exacto... es amigo....
–¿Pero va a otra escuela...?
–¿Por qué tanta pregunta? Da lo mismo cómo lo conocí.... –me exalté. Me levanté del asiento para irme de la cocina.
–¡Un momento, jovencita! ¿A dónde crees que vas? –me detuve y me volteé para mirarla.
–¿Qué?
–¿Cuántos años tiene ese chico...?
–Dieciocho. –le respondí ofuscada.
–Okay, entonces está en el último año.... –levanté las pupilas por su insistencia.
–No... trabaja y es muy bueno conmigo... él me quiere, mamá.
–Me gustaría conocerlo entonces.... –me sonrió.
–Como quieras.... –le respondí resignada y me fui de la cocina para irme a mi cuarto. Luego me acordé lo que me dijo Josh de mi tía y volví.
–¿Mamá? ¿Sabes de qué trabaja la tía...? –me aparecí en la cocina y mi madre estaba con su móvil sonriendo y escribiendo un mensaje.
–No me escuchó. –me dije a mí misma.
Después de terminar la hora de clases, salí de la escuela para ir a la parada a tomar el autobús. Esperaba un poco ansiosa porque la última vez tuve ese episodio con aquel tipo... por suerte había muchas personas esperando.
–¡Hey! ¡Male, sweetheart! –escuché que me llamaron. Volteé hacia la derecha y estaba Josh acercándose a mí.
–¡Josh! ¡Qué bueno verte! –nos abrazamos como si fuéramos íntimos amigos de toda la vida.
–¿Qué haces aquí?
–Salí recién de la escuela ¿Quieres ir a tomar algo? –le ofrecí ansiosa.
–¡Seguro! ¿Dónde quieres ir? ¿Al centro comercial? –me propuso casi seguro.
–Sí, es buena idea.... –nos interrumpió el coche de Antón al pasar con la música en alto y la ventanilla baja. Nos miró y rápidamente nos sacó la mirada, acelerando a toda velocidad.
–¿Qué le habrá pasado? –comenté en voz alta.
–¿Lo conoces? –me preguntó risueño.
–Sí... Antón, va a la escuela. Además de que acosté con él....
–¿En serio? No lo creería. –me respondió irónico.
–¿Por qué lo dices? –le pregunté desconcertada.
–Porque Antón es gay.... –terminó de reírse.
–¿Qué? No puede ser ¿Hablas en serio? –no podía salir de mi asombro.
–Sí... se acostó con Timmy varias veces. Ya veo que todavía no lo quiere asumir y no lo culpo... debe demostrar el perfil de chico guapo "heterosexual..." –hizo el gesto de las comillas con los dedos.
–Ahora que lo dices, puede ser... entonces se acostó conmigo para alardear con sus amigos ¡Pero nunca se acostó con la chica que es su novia!
–Ahí viene el autobús. –me señaló Josh.
Pasamos la tarde en el centro comercial y nos divertimos mucho. Josh me contaba anécdotas de sus amigos y de los chicos que les gustaban y cómo se seducían. Al salir de allí, íbamos nuevamente para tomar el autobús....
–¿Sabes qué? Quiero ir a ver a mi chico en su trabajo ¡Le daré una sorpresa! –le dije entusiasmada.
–Okay... no puedo acompañarte, ahora. Debo ir a ver a mi madre, se lo prometí. –nos abrazamos.
–Descuida, amigo. Nos vemos después.
–¡Cuidate! –me deseó alejándose de mí. Tomé el autobús que me llevaba a Barcade. Me bajé en la esquina y caminé hacia el lugar. Entré y no lo veía a Chris.
–Oye ¿Lo has visto a Chris? –le pregunté a un chico que estaba en el mostrador.
–Sí... está en el baño. Ya vuelve. –me respondió con la mirada un poco perdida.
–Okay, gracias. –me quedé esperándolo. Tardaba bastante. Fui hacia los baños y no lo veía.... Asomé apenas mi cabeza adentro del baño.
–¿Chris? –lo llamé pero no hubo respuesta. Me fui hacia el salón de juegos y lo vi a Chris con una chica... estaba enseñándole a jugar el flipper detrás de ella muy sugerente. Tenía sus manos sobre las de ella y reían con complicidad. Me acerqué un poco más... pero tenía mi corazón tan hecho pedazos que decidí irme a mi casa y llorar sola en mi habitación, en vez de enfrentarlo y gritarle en frente de todos... me sentí muy humillada y estúpida.
Esperé en la parada el autobús para que me llevara a casa. Buscaba mi móvil en uno de los bolsillos de mi mochila, y encontré las pastillas que le había sacado a mi madre esa vez... las miré detenidamente, agitada y decidida....
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Malena a Los 14
General FictionMalena Despertares, a sus 14 años, transita la etapa más difícil en que se está convirtiendo de niña a mujer. Todo comenzó cuando descubre sus deseos eróticos a través del libro "Pájaros de Fuego" de la escritora Anaïs Nin, que le había regalado su...