Capítulo 16 - El Flechazo.

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Así pasó como lo dijo mi madre. Me iba a dejar y luego pasaba a recogerme a la escuela. Subía y apenas la saludaba. Cada vez la relación estaba siendo más tensa y mi madre no daba el brazo a torcer. Un viernes, antes de salir de la escuela, me fui al baño porque quería hacer pipí. Me había aguantado mucho y para mí era un alivio. Escuché unas voces de chicas y unos pies que veía por debajo de la puerta. De repente, la golpeaban para asustarme.

–¡Hey! ¿Qué están haciendo? –les dije desesperada.

Ñoña, ñoña, ñoña.... –y luego se reían.

–¿Diana? –empecé a agitarme.

Adivinaste, ñoña. Ahora quédate por un buen rato.... –me dijo con burla. Me trabaron la puerta ¡No sé cómo lo hicieron! Se fueron corriendo y me dejaron encerrada en el baño.

–¡Auxilio! –gritaba para que me escuchara alguien. Lo decía tantas veces que me resigné llorando desesperada, golpeando la puerta. Sonó mi móvil y lo agarré... era un mensaje de mi madre.

Malena, dónde estás?

Le quise responder, pero con la desesperación, tuve la mala suerte de que se me resbalara el móvil y cayera en el retrete, con mi pipí aún allí.

–¡No! –me puse a llorar. Traté de agarrarlo mientras caían mis lágrimas. Tomé una hoja de mi mochila y lo envolví. Lo guardé y decidí sentarme en el suelo, sacando mis piernas primero por debajo de la puerta, y luego de a poco me iba recostando, arrastrándome hasta tratar de sacar todo el cuerpo. Salí del baño, con lágrimas en los ojos. Vi entrar a mi madre a la escuela con cara de preocupación.

–¿Malena?

–¡Me encerraron en el baño! –le dije sollozando.

–¡¿Cómo es posible?! ¿Quiénes fueron? –me preguntó mi madre enfurecida.

–No importa.... –quise irme a la puerta de salida, pero mi madre me retuvo, tomándome el brazo.

–Claro que importa. Ahora mismo voy a hablar con el director. –me respondió decidida.

Luego de salir de allí, mi madre fue con el director a hablar de lo que me hicieron. Mi madre tocó la puerta de la dirección y nos abrió con su rostro iluminado y relajado.

–¿Hola? –nos saludó titubeando.

–Hola. –suspiró mi madre. Los miré a ambos y se quedaron en silencio, como si se hubiesen flechado.

–Él es el señor Willis, ma. –los saqué de ese momento.

–¡Señor Willis! Yo soy Carmen Despertares. Hablé con usted cuando me avisó que Malena había faltado –le dio la mano. Él le respondió.

–Sí, me acuerdo. Pasen. –nos invitó despabilándose y abriendo más la puerta. Mi madre le contó de lo que me pasó y él le prometió hacer algo al respecto. Se notaba una tensión sexual entre ellos... y la verdad que me gustaba la idea... no solamente que sería la protegida, sino que lo haría enfurecer a Danilo. Mi cara de ese momento era de felicidad.

–Cualquier cosa, tiene mi teléfono. –le dijo mi madre al director.

–La llamaré, no lo dudo. –suspiraron los dos. Nos fuimos en el coche y mi madre esbozaba una sonrisa... la notaba feliz.

–Debemos comprar otro móvil... se me cayó en el retrete. –le comenté, expectante a su reacción.

–Sí, mi amor. Ahora vamos a comprar otro. –suspiró sin enojarse.

Luego de ir al centro comercial, llagamos a casa y justo venía tras nuestro en su coche, mi tía.

–¡Hey, chicas! ¿Dónde estaban?

–¡Nancy! Ven, entra ¡Debemos hablar! –lo último lo dijo en voz baja muy emocionada como si fuera una adolescente. Entraron a la cocina y yo me fui a mi habitación. Me fui a tomarme una ducha después de haber estado en el suelo del baño. Luego de secarme, me vestí y me acosté arriba de mi cama. Comencé a usar mi nuevo móvil y decidí escribirle a Chris. Noté que no estaba en línea, pero igual, le dejé un mensaje.

Hey Chris, qué tienes pensado para mañana?


Esperé un rato, pero no lo leía aún. Dejé el móvil arriba de mi cama y me senté en la silla para hacer mi tarea de matemáticas. Al cabo de media hora, me llegó un mensaje. Lo tomé estirando mi brazo, para no pararme a agarrarlo y con un poco de dificultad lo pude tomar ¡Era Chris!

Hey, Male! Mañana entro a las 12 de la mañana, pero a la noche tengo libre.

Ok. Mañana a la noche está bien...

Ok. Mañana a la 10 te paso a recoger. Nos vemos.

Nos vemos ^_^


Suspiré... me encantaba ese chico ¡Más que cualquiera! Ya quería que fuera al día siguiente a la noche, pero ¿Cómo le diría a mi madre? Me fui a la cocina donde estaban mi madre y mi tía, hablando y tomando una copa de vino.

–Mi cielo ¿Qué sucede? –me preguntó mi madre sonriente. Ambas estaban risueñas.

–Nada... tengo hambre.

–¿Qué quieres comer? –me preguntó sonriente. Me senté junto con ellas.

–Sí ¿Por qué no pedimos unas pizzas? –les sugerí.

Malena a Los 14Donde viven las historias. Descúbrelo ahora