Prólogo

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Cuatro años antes.

Mi pecho duele y sus reacciones me devastan por completo, parece que lo que les acabo de decir es como si les hubiese dejado caer una bomba en nuestro propio hogar. Mi mamá me mira y sus hombros se sacuden mientras llora, muy fuerte, se sienta en el sillón y cubre su rostro con un pequeño cojín. Mi papá está sentado en el otro sillón mientras sostiene su cabeza entre sus manos, ambos están en estado de negación, tal como lo pensé.

Me recuesto en la pared de la impecable cocina y los observo, deseando poder decirles algo que los reconforte, pero simplemente no encuentro las palabras adecuadas.

—Esto solo es momentáneo, hijo. Para mañana ya no querrás lo mismo —asegura mi papá, aún sin levantar la vista del piso de madera color caoba.

Tomo una fuerte respiración antes de continuar.

—No, papá. Ya he tomado esta decisión y no cambiaré de parecer.

Entonces mi mamá llora aún más fuerte y eso me está matando, pero ya había procesado toda la escena en mi mente, sabía que esto pasaría y de alguna manera me dije que tendría que ser fuerte por los tres. Tomo un vaso de agua y se lo llevo a mi mamá, ella me indica que no quiere, entonces hago lo que ella hacia conmigo cuando estaba pequeño, la envuelvo en un abrazo, ella me lo permite y llora inconsolablemente, sin poder controlarse. Cierro mis ojos fuertemente para soportar el dolor del momento.

— ¿No hay manera de hacerte cambiar de opinión? —pregunta mi papá, apenas levantando su rostro.

—No ─susurro.

Mi mamá hace un sonido desgarrador que parece que proviene de lo más profundo de su ser, mientras niega con su cabeza una y otra vez.

Mi papá y yo permanecemos en silencio por unos minutos, creo que cada uno encontrando las palabras correctas para lo que estamos sintiendo, pero el silencio es la prueba que ninguno de los dos las ha encontrado. Mientras que mi mamá no deja de sollozar.

— ¿Cuándo te vas? —pregunta mi mamá, con voz entrecortada, mientras levemente levanta su rostro hacia mí, antes de contestar, acaricio su cabello oscuro y beso la corinilla de su cabeza.

—Dentro de tres meses.

Ella vuelve a llorar y yo la abrazo, más fuerte. En mi garganta se forma un nudo que duele tan jodidamente, pero me rehúso a llorar, no lo haré. Mi papá se levanta, camina hacia nosotros y se une al doloroso y agobiante abrazo.

—Si ya lo has decidido yo te apoyo, hijo —dice mi papá mientras me da unos golpecitos en el hombro.

— ¡No puedes hablar en serio! —grita mi mamá, entonces sé la desesperación que siente, ella no suele hablarnos de esta manera—. Por favor, no puedes apoyarlo.

Él le da una mirada de consuelo y toma su mano mientras besa la palma de ésta.

—Es nuestro hijo, pero es su vida. Y él ya ha tomado una decisión, solo nos queda aceptarlo.

—No, yo no lo haré —dice mi mamá levantándose del sillón y corre hasta su habitación, yo hago lo mismo y voy tras ella, pero mi papá me detiene.

—Deja que lo procese. Para un padre esto no es fácil, hijo.

Asiento, porque sé que tiene razón. Necesita tiempo sola.

Todos necesitamos un espacio, para procesar el torbellino de emociones que nos asechan.

Mi papá me da un abrazo y sale de la casa. Yo me dejo caer en el sillón mientras cierro mis ojos, rogándole a Dios porque mis papás se resignen y acepten la decisión que he tomado.

«Es cuestión de tiempo para que lo hagan» Repito una y otra vez, con la esperanza que así será. No quiero causar más dolor del que ya he provocado en personas que son valiosas para mí.



¡Qué emoción, ha llegado el día! ¡Espero les guste esta nueva historia, chicas!


ESTE ES EL PRIMER BORRADOR DE DICHA HISTORIA, LA EDICIÓN Y PUBLICACIÓN DE LA MISMA, LA TENDRÁN EN SU DEBIDO TIEMPO.

NOVELA PROTEGIDA POR DERECHOS DE AUTOR ©. Queda prohibido hacer adaptaciones, copia, reproducción total o parcial en cualquier medio de esta obra.

Las letras de las canciones usadas en dicha historia, son de mi total autoría, por lo que queda terminantemente prohibido el uso de éstas.

Gabriela Cano.

Maravilloso Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora