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Intento mantener los ánimos mientras hablo con mi mamá, me dice lo contenta que está porque he aceptado la camioneta y lo mucho que le emociona saber que he permitido que Nathan regrese a mi vida.

Escucho la misma historia que me contó Jasmin sobre lo mal que él estaba y en como los hizo sentir, y cuando le cuento que llenó el apartamento de rosas rojas, chilla tan fuerte a través de la línea que tengo que alejar un poco mi celular, y con esto, asegura que Nathan me ama verdaderamente.

—Tu papá y yo nos empeñamos en que entre ustedes surgiera algo porque ese chico es lo que siempre soñamos para ti.

Un nudo se empieza a formar en mi garganta cuando sé que solo faltan unas pocas horas para que se marche y regrese a la base de Texas y todavía no hemos dirigido palabra. Desayunamos completamente en silencio y hace una media hora que se fue a su hotel para recoger sus cosas y cancelar la cuenta, una cuenta que será estúpida de pagar porque solo pasó ahí la primera noche.

—Y es todo lo que jamás pensé que buscaba, mamá. Y... —apoyo mi cabeza en la pared, viendo las escaleras solitarias del edificio, estar en el apartamento rodeada de las rosas me causaba mucha tristeza por lo que, decidí salir un momento mientras espero por Nathan—. Hoy se marcha, y aunque me dije muchas veces que no me aferrara a él, creo que ya lo he hecho porque aún no se ha ido y ya lo extraño.

Escucho que mi mamá chasquea su lengua y suspira apesarada.

—Podrás con esto —asegura.

En otro tiempo, esa es la respuesta perfecta que hubiera deseado de ella, pero en estos momentos no quiero escuchar una respuesta incierta, quiero escuchar un consejo de mamá que me ayude a convencerme de que en un abrir y cerrar de ojos, él estará aquí.

—Espera, tu papá quiere hablar contigo —agrega y le pasa el teléfono a mi papá.

—¡Dakota! Hasta que por fin te dignas en hablar con tus papás —reprocha, y escucho que mi mamá le llama la atención—. ¿Qué esperas que le diga? ¿Qué la felicite por no informarnos de cómo está? —su voz se escucha lejana porque seguramente tiene cubierta la bocina del teléfono, pero soy capaz de escuchar todo lo que se dicen.

—Papá, lo siento mucho ¿contento?

—Un poco —dice regresando la atención por completo a la llamada—. Dakota, pase lo que pase estaremos contigo, deja de aislarte por favor.

—Lo intentaré.

—De acuerdo —replica y escucho que le dice a mi mamá que saldrá al balcón para hablar conmigo.

Cierros mis ojos y me visualizo a su lado, sentados en el gran columpio que se encuentra en la entrada de la casa, observando el largo y verde camino de la entrada de la hacienda. Visualizo los ojos celestes de mi papá brillando ante las sabias palabras que estará a punto de decirme.

Si hay un lugar en el cual me gustaría estar en estos momentos es en la hacienda, rodeada de tanta belleza de la naturaleza, reviviendo una y otra vez todos los momentos que tuve con Nathan.

—Sé que hoy vuelve a la base militar —vuelve hablar.

Presiono mis labios y con mi mano izquierda cubro mi rostro.

—Sí, y ya no estoy solo enamorada de Nathan, papá. Lo amo y es tan duro tener que decirle adiós.

—No es un adiós para siempre, Dakota. Él estará en el ejército, pero cuando le den vacaciones estará contigo.

—¿Y qué pasa si le sucede algo?

—No seas pesimista, no le pasará nada. ¿Por cuánto tiempo se volvió a enlistar?

Maravilloso Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora