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Los meses pasaron sin tener consideración alguna, y cada día he vivido con el constante dolor por la forma en la cual terminó la relación que Nathan y yo habíamos creado, sin embargo, sé que lo que hice aquella noche, fue lo mejor. Pasar por la sensación de perderlo una y otra vez no era sano o algo que hubiera querido.

Al principio todo fue muy duro, en el día me aferraba hacer el mejor desempeño en mi trabajo y las noches las pasaba en vela preguntándome si había perdido al amor de mi vida, me preguntaba si haber huido del dolor era lo mejor. Casi nada me hacia reír a carcajadas, pero luego comprendí que sumergirme en lo negativo de la situación lo haría peor y me di cuenta que, aunque duró algunos meses, fueron los mejores meses de mí vida y por eso mismo no lloro, porque no puedes llorar por aquello que alguna vez te hizo feliz.

Cada día me recuerdo que tuve entre mis manos el amor y lo dejé ir porque mis venas se llenaron de temor, pero sé que, aunque nuestros caminos nunca más se vuelvan a juntar, Nathan Stevens será el amor de mi vida, incluso sino es una vida que compartiremos juntos.

Ahora, mientras estoy de regreso en Nashville, todo me pega fuertemente y si no fuera por Jasmin, no estaría aquí.

Su boda por fin ha llegado y seré su madrina, y su felicidad es algo que jamás me perdería, incluso si regresar donde todo comenzó es mi mayor tormento, porque significa revivir todo lo que he intentado dejar en el pasado.

Nada ha cambiado desde la última vez que estuve aquí, intenté regresar desde que mi relación con Nathan terminó, hace un poco más de un año, pero no estaba preparada para revivir todo nuevamente. No estaba preparada para ver a su familia y recordarlo en los ojos de su papá o ver la sonrisa de su mamá y recordar la de él.

Evité a toda costa hablar de Nathan, evité que hablaran de nosotros como la historia trágica de los dos chicos que encontraron el amor, pero que las circunstancias de la vida hicieron que sus caminos se separaran.

No sé cuánto tiempo soportaré estar en el lugar que se convirtió en casi una magia y una tragedia al mismo tiempo, pero me aferro a cada palabra alentadora que mi mente repite una y otra vez.

Me miro en el espejo y casi no reconozco a la chica —alegre, cuidadosa con sus sentimientos y sin filtro con sus pensamientos—, que solía ser, porque cuando lo dejé ir, lo perdí todo, ahora lo que veo es una chica que aparenta estar bien, pero que tiene un corazón que intenta seguir adelante y olvidar las cicatrices que posee, y aunque trata una y otra vez, no logra hacerlo.

Siempre dicen que el tiempo logra sanar el dolor, pero verdaderamente no lo hace, solo te acostumbras, y debido a que no he podido olvidar, he tenido que acostumbrarme a limpiar las heridas cada día, con la esperanza que algún día estarán completamente sanas.

Entro a la habitación de Jasmin y me lleno de nostalgia cuando la veo en su vestido de novia a como ella siempre lo soñó. El estilo princesa que ella diseñaba desde que éramos unas niñas, con el escote de corazón, entallado hasta la cintura y una falda amplia y completamente despampanante y su velo cubriendo sus rizos rojos que ahora se encuentran en un elegante y bello peinado.

—¡Estás preciosa! —exclamo, cuando gira para mostrarme el mágico movimiento que hace su vestido.

—¡No puedo creer que ha llegado el día! —dice llevando las manos a su pecho—. ¡Y tú estás magníficamente preciosa!

Señala mi vestido, y sonrío al recordar que fue todo un dilema poder escoger el modelo final, las damas de honor no estaban de acuerdo ni en el color ni en el diseño, así que tuve que recordarles que no era su día sino el de Jasmin y acabaron aceptando el color salmón que Jasmin había escogido y el modelo que yo sugerí.

Maravilloso Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora