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Hay algunas veces, como esta, en la cual me pregunto constantemente que es lo más doloroso. ¿Qué me hayan despertado antes de tiempo de esa ilusa ilusión que él creó para mí o el simple hecho de que no pude vivirla? Sé que de ilusiones y de sueños no se vive, pero cuando llega una persona que hace que replantees todo lo que una vez creíste imposible es muy difícil no caer rendida ante la sensación.

Eso fue exactamente lo que pasó esa noche en la cual Nathan me confesó que es un soldado del ejército de los Estados Unidos, me hizo replantear un millón de preguntas sin sentido y sin respuestas, lo único que sabía era que mató todas las remotas ilusiones que ni yo misma me atrevía aceptar, hasta esa noche cuando el llanto no cesaba por más que lo intentara, fue cuando me di cuenta de todo. Estaba tan enojada conmigo misma por el repentino dolor de decepción y de desilusión que sentí y, con él por acercarse a mí, hasta la fecha no lo entiendo y sobretodo no entiendo porque hizo todas esas cosas.

Solo tenía dos opciones: dejarme llevar por el inesperado dolor que me produjo su confesión o seguir adelante dejando atrás sus detalles y sus palabras bien perfiladas. Y como siempre ha sido, la segunda opción es la que he tomado. He conseguido a toda costa evitarlo durante los últimos días, ahora que todo se ha enfriado me siento estúpida y ridículamente enojada por mi reacción frente a él y creo que no lo quiero volver a ver o, mejor dicho, no volver a sentir lo que sea que sentí por él. Creo que hay algunos corazones que no se crearon para creer en ilusiones sino para estar tan latentes y fuertes, de esta manera vivirán de realidades.

─Estás equivocada ─le digo a Jasmin, me dejo caer en la silla del restaurante, de la misma manera en que ella lo ha hecho. Ha estado con el mismo tema de Nathan desde que salimos de las tiendas de ropa.

─ ¿Equivocada? Eres una cobarde por esconderte en lugar de enfrentar tus sentimientos por él.

La miro mientras ella acomoda en una silla las bolsas de compra. Me siento un poco molesta de lo bien que me conoce, le conté parte de lo que pasó con Nathan, sin embargo, omití la parte donde rompí en llanto por él.

─No soy cobarde, Jasmin. Hay ocasiones en que las palabras sobran, no hay nada que le tenga que decir.

Intento mantener mi paciencia con ella, pero cuando te hablan tanto de un tema o de una persona que intentas mantener lejos de tu mente, la paciencia es un recurso que a veces se queda corto.

─Claro que las hay. Deberías de decirle que lo odias por todo lo que hizo por ti durante estuvieron juntos.

Me rio de ella y bufo mientras reviso el menú que un chico nos acaba de dejar.

─No podría odiarlo, aunque quisiera.

Ella chasquea sus dedos, haciendo que le devuelva mi atención. Sonríe como si ha ganado la batalla de su vida.

─ ¡Ahí lo tienes! Lo has admitido ─dice triunfadora.

─ ¿Qué es lo que he admitido? ─pregunto frunciendo mi ceño.

─No puedes odiar a alguien a quien quieres, por lo tanto, quieres a Nathan.

La observo seria, intentando esconder mis verdaderas emociones, pero ella me conoce lo bastante bien para saber que lo hago. Quizás es algo que había admitido para mí misma, pero escuchándolo en voz alta tengo miedo de que sea tan ridículo.

─No puedes decir eso, no lo quiero.

Por una incontable vez desde que veníamos en camino, rueda sus ojos.

─ ¿Cómo no podrías hacerlo cuando el chico escribió una canción para ti? Te aseguro, Dakota, que eso es lo que hacen los príncipes azules así que, por favor, te lo suplico como tu mejor amiga, como una hermana. No lo dejes ir. Esa conexión que ustedes tienen no es algo que muchos humanos podamos encontrar.

Maravilloso Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora