2: Dar una buena impresión

354 29 26
                                    

Dar una buena impresión

Todo sigue igual, sigo siendo la misma chica que he sido siempre, a la que catalogan como la rara, la poco solicitada, la que no recibe mucha atención aquí en la escuela, y lo mejor de todo, es que no me importa.

En eso estoy pensando mientras voy a la cafetería, sin prestar atención a lo que pasa a mi alrededor, dejo de pensar y sigo caminando mientras leo mi libro.

—Uh —digo al chocar con la espalda de alguien —Lo siento —levantando la mirada.

—Tranquila, no pasa nada, Alexa —dice brindándome una sonrisa de labios cerrados.

¿Que? Espera, ¿quien rayos es este chico, y por qué sabe mi nombre? Eso no es normal. Y espero que no sea tan obvia la cara de confusión que tengo.

—De verdad lo siento.

Me fui al decir eso, quería preguntarle su nombre. quería preguntarle como sabía mi nombre, pero no quería detenerme a hablar.

Seguí mi camino a la cafetería, esta vez sin estar sumergida en la lectura de mi libro, no quería chocar con alguien nuevamente, en la cafetería me encontraría con Madi, como siempre.

Al llegar a la entrada de la cafetería, busqué con la mirada a Madi, la encontré casi seguido, era imposible para mí confundir a mi mejor amiga.

—Por fin llegas —dice cuando me siento a su lado  —Tardaste una eternidad.

—No exageres Madi —digo virando los ojos.

Siempre nos sentamos juntas cuando estamos fuera de clases, en la cafetería nos ubicamos al lado de una de las ventanas, yo considero que es un buen lugar.

Me puse a leer mi libro nuevamente, pero alguien interrumpió mi lectura arrebatando el libro de mis manos, levanté mi vista y miré seriamente a Madi, ¿por qué rayos me interrumpe mientras leo?

—Aquí vienes a comer, pasar el rato, descansar, pero tú siempre estás leyendo, deja que tu vista descanse Alexa.

Suspiré virando los ojo.

—Deja de hacer eso —dijo elevando una ceja.

—Y tú deja de hacer eso —solté señalándola.

Me dio una sonrisa de labios cerrados.

—No te gusta que lo haga porque no sabes hacerlo querida Alex.

Achiqué mis ojos.

—Sabes que te amo, ¿verdad? —dije.

Ella solo me miró y sonrió.

—Que gran forma de cambiar de tema, en serio.

Reímos las dos, me encanta pasar tiempo con esta chica.

Llegué a casa, y esta vez mi madre ya había llegado.

—Hola mami— dije acercándome a ella y plantando un beso en su mejilla —Llegaste temprano.

—Hola muñeca— dijo abrazándome —Sí, hoy no había mucho trabajo en la oficina.

—Que bien, casi no tienes descanso.

Ella solo asintió dándome una sonrisa de lado mientras tomaba algo del refrigerador.

Doy por terminada nuestra conversación y me dirijo a mi habitación.

—Alex.

Me giré al escucharla llamándome, pero me mantuve en silencio.

—¿Recuerdas a Sebastián?

Yo no soy un juguete I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora