5: Una invitación

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Una invitación


Cuando bajé de mi habitación los chicos seguían frente a la televisión, Sebastián me guardó un espacio en medio de él y Esteban, así que me pasé la película completa comiendo palomitas (las cuales preparé yo antes de sentarme a ver la película), cuando la película terminó, Esteban se fue para su casa y Sebastián se quedó hablando conmigo.

—Eres una vieja delante de él. —yo puse mi miraba en él mientras tenía el ceño fruncido.

—¿Qué? ¿de quién hablas?

—De Esteban, tú pareces menor que él. Pero como ya sabes, las apariencias engañan. De hecho él no parece inteligente ¿pero sabes qué? —se queda mirándome, como esperando una respuesta, pero yo encogí mis hombros —Se defiende bien en las clases.

—¿Y por qué me dices eso?

—Por lo mismo de la vez pasada; —responde con una pequeña sonrisa mientras me mira —por si estás interesada.

—Te voy a ignorar Sebastián. —me pongo de pie y voy hacia mi habitación. Un tiempo después veo la puerta de mi habitación ser abierta y Madi entrando, yo me pongo de pie y voy hacia ella para abrazarla.

—Madi, ¿qué haces aquí?

—¿Cómo te atreves a hacerme esa pregunta? —dice soltándome —¿Es que ya no puedo venir a ésta casa?

—No es eso tonta, es solo que no es normal verte aquí un sábado por la noche, y mecho menos con bulto.

—Pues en ese bulto hay ropa. Mis padres dijeron que saldrían y que iban a regresar tarde, así que les dije que pasaría aquí la noche y estuvieron de acuerdo. Así que aquí me tienes, y mañana es domingo así que no tenemos que levantarnos temprano.

—Eres la mejor.

—Lo sé querida, lo sé.

Bajamos para cenar, nos quedamos un rato hablando con mi madre y el loco de mi primo. Cuando ya era un poco mas tarde la primera en retirarse fue mi madre, luego yo, para darle unos minutos a esos dos locos.

No pasó mucho tiempo para que Madi llegara a mi habitación y nos pusiéramos a hablar, de tantas cosas.

¿Les pasa que empiezan hablando de un tema y terminan hablando de algo completamente diferente? Pues eso nos pasa siempre a nosotras.

Es genial tener a una persona con la cual hablar, contarle lo que sea, y saber que va a entenderte, escucharte, corregirte, apoyarte. Una persona así vale mucho. Y aunque siempre escucho que esa persona debería ser tu madre, le cuento mas cosas a Madi en realidad. Ella no solo en mi mejor amiga, es mi prima, mi hermana, y la amo.

—¿Has sabido algo de Diego?

—Pues sí, está bien con su novia, ya no es mujeriego, o tal vez sí, pero no tanto como antes. — hice una pausa mirando al techo.

—Alex, no sé muy bien que decir a eso.

—No hay nada que decir, ellos tienen su propia historia de la cual nosotras no formamos parte. Y estoy bien con eso, te repito que no lo evito, no lo ignoro, no lo odio.

Yo no soy un juguete I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora