Una fiesta de año nuevo—Admítelo Madi.
—No tengo nada que admitir Alex —dijo levantándose de los escalones —Vamos, entremos.
—Aún no llega Sebastián —dije, queriendo molestarla.
—No me interesa si está o no aquí, quiero entrar, vamos —iba a abrir la puerta pero se detuvo y me miró —Además, posiblemente esté con Lucía.
—¿Quién está con Lucía? —dijo Sebas apareciendo. No tardó nada en regresar.
Madi lo miró, y después habló mientras miraba la puerta.
—No lo sé ni me interesa —dijo entrando a la casa y cerrando la puerta detrás de ella.
—¿Acaso Madison se volvió loca? —dijo mi primo mirándome —¿Qué le pasa?
—Nada— dije levantándome de los escalones —Todo está bien, solo es que no nos gusta que andes con Lucía, aunque no podemos decidir con quien hablas y con quien no, eso es decisión tuya. Por cierto, ¿qué pasó con eso de dar una vuelta?
—Pues, me arrepentí. —se encogió de hombros mientras tenía una expresión de confusión plasmada en su rostro
Entré a la casa dejando a un confundido y pensativo Sebastián a fuera, según yo.
Me senté al lado de Madi, ella me miró y me brindó una sonrisa.
—¿Y Sebastián? —preguntó mi madre.
—Aquí estoy tía —dijo Sebas mientras se sentaba a mi lado.
—Madi —habló la madre de mi mejor amiga —Ya es media noche, es hora de irnos.
Nos pusimos de pie mientras nos abrazábamos y felicitábamos mientras nos deseábamos una feliz navidad. Sentí que el tiempo pasó muy rápido.
—Ven aquí —dijo Madi jalándome por un brazo —Quiero mostrarte algo— me pasó una pequeña cajita de color azul —Felíz navidad mejor amiga, ábrelo.
—Es que yo no tengo un regalo para ti —dije siendo sincera.
—Nadie dijo que yo estaba esperando algo a cambio, solo ábrelo.
Abrí la pequeña cajita, y me encontré con dos dijes conectados, cada uno con sus respectivas cadenitas, con la inscripción de best friends, eran hermosas.
La miré sorprendida.
—Tiene colores porque no somos aburridas —dijo ella —Ven aquí voy a ponértela.
Ella me puso la que dice best, y yo le puse la que dice friends.
—Te quiero mucho Alex.
—Yo también te quiero Madi.
—Bip bip bip, se acaba de detectar cierto grado de cursilería —dijo Sebastián recostado de la pared cerca de nosotras.
Madi y yo lo miramos y luego nos miramos.
—Acabemos con él —dijo mi mejor amiga y yo asentí.
Lo atrapamos y empezamos a hacerle cosquillas, no es una gran tortura que digamos, pero vamos, nos estábamos divirtiendo al ver como casi no podía respirar por la risa, hasta que dejamos de hacerle cosquillas.
—Ya nos vamos Madison.
—Ya voy mami —me miró —Cuídate querida, nos vemos después.
—Adiós —nos dimos un abrazo —Cuídate tú también.
ESTÁS LEYENDO
Yo no soy un juguete I y II
Ficção Adolescente¿Es que acaso ser una persona tranquila significa que todos pueden jugar contigo? ¡Pues no! que las cosas no salgan como ellos quieren no significa que estén mal, no dejaré que me usen, yo no soy un juguete, y quiero que quede claro. Alexa, solo viv...