VIII

12.6K 1.4K 146
                                    

La casa se había conservado casi igual,al menos de eso se había encargado el gobierno y estaba agradecida, aunque pronto este lugar sería derribado porque, aunque fuera un museo, no era muy visitado y necesitaban el espacio. Suspiro. Al menos sería más sencillo encontrar las habitaciones en dado caso de que Newton necesite buscar cosas para su...uh,¿Descubrimiento?.

Caminamos por el pasillo principal mientras nuestros hombros chocan, realmente me sentía incómoda aquí, era difícil no pensar en que mi abuelo aparecería por algún pasillo gritándome porque vengo a su casa con un hombre.

—Bienvenidos al museo de la antigüedad de central park—una chica de pelo recogido y un pequeño sombrerito nos dio una boletín y una sonrisa amable.

Newton se había quedado viendo alguna cosa en la pared atrás mío, le sonreí a la chica frente a mí mientras tomaba el boletín y enganche mi brazo con el de Newton en una perfecta actuación de pareja imperfecta. De esa forma nos adentramos de verdad al lugar.

Había muchas cosas viejas, la mayoría eran de mi abuelo,las reconocía y no necesitaba quedarme viendo cada una de ellas con detenimiento para saberlo.

—¿Y qué estamos buscando?—dije viendo un cuadro de una mujer que creía era de mi familia, no iba a negarlo, tenía ciertos rasgos que podía ver en el espejo pero jamás pude verlos en alguien más en persona.

Scamander leyó el nombre de la mujer que estaba en una pequeña placa debajo, la miró a ella por más tiempo del necesario, incluso después de volteó a ver de reojo, luego vio los datos que estaban abajo del marco una vez más y tragó saliva muy duro. Yo veía a los lados algo confundida, ¿Y cuál era la conclusión?.

—Los Montecraw—murmuró mi apellido como si estuviera buscando en lo más recóndito de su memoria—Un basilisco...

—¡¿Aquí?!—unas personas me miraron raro por gritar de esa manera, incliné mi cabeza un par de veces para disculparme, después de todo era un museo.

—No, no creo que pueda estar aquí —estaba casi hablando solo pero respondía mis preguntas, sus ojos se paseaban por la pared alrededor del marco.

—¿Y qué es eso?

Soltó una sonrisita viéndome. Claramente se divertía por mi falta de información mientras él era todo un sabiondo sobre lo que hablaba.

—Es una serpiente...—no lo dejé terminar de hablar,error mío.

—Pues puede haber muchas serpientes. Digo,son animales que no son muy difícil de encontrar en las casas viejas y créame, esta casa es realmente vieja

—Una serpiente gigante,con o sin pluma en la cabeza. Algo así como la madre de las serpientes

Tragué saliva entonces, eso sonaba lo suficientemente amenazante para mí, una humana cualquiera.

—Por aquí—movió levemente su cabeza y se acercó a una parte de la pared en donde el tapiz revelaba un relieve, se puso de espaldas a ella viendo a los costados y tocó dos veces con su puño, la pared estaba hueca.

Me acerqué rápido entonces, intenté hacer memoria de ese lugar. Podría ser una habitación vieja que habían decidido clausurar, empecé a tocar toda la superficie como quien espera estar en lo correcto, entonces fue cuando, por encima del papel tapiz bien puesto pude sentirlo, el cerrojo de la puerta.

Claro, ya recordaba, este era el estudio privado de mi abuelo, jamás entré a esta habitación y por eso no podía estar segura de que, efectivamente, hubiera una puerta aquí.

Le señalé a mi acompañante mi descubrimiento en un silencio en increíble, no había nadie más en los pasillos, era el momento indicado.

—Alohomora—escuché salir aquel conjunto de silabas de sus labios y junté las cejas mientras veía que, de la nada, había sacado la varita mágica y ya estaba intentando usarla.

Mi ceño estaba tan fruncido que casi podía sentir mis pestañas. Un ruido, ambos volteamos con total paranoia, y es que no era para menos, mira que intentar entrar en una habitación clausurada de un museo, una buena parte de la ley está dedicada al allanamiento de morada por algo, daños a la nación y evasión de autoridad.

Lo primero en lo que pensé fue en ocultar la varita de Scamander y mi primer pensamiento fue como: "Bueno,pues no puedes lanzar maletas a la cara de los guardias de seguridad y salir corriendo", luego me di cuenta de que la puerta detrás mío ya estaba abierta, seguramente por obra de Newton. Fue rápido y sencillo.

Jalé con fuerza la camisa de Newton hasta que pude sentir la varita contra mi costilla, enterrándose en una dolorosa forma que casi me impedía respirar, él se había quedado como roca ante mi acto y por eso no la quitó. Me recargué en la puerta que aparentaba ser una pared y lo jalé aun más hacía mí. El cuadro perfecto de una cita romántica, un apasionado beso en los pasillos de un museo, dos locos enamorados.

—Oh,lo siento,creo que interrumpo algo—dijo entre risitas el guardia de mejillas sonrosadas y yo le sonreí lo más natural que pude. Por fin se alejó.

Por el alivio puse mi cabeza en el pecho de la persona que estaba pegada a mí, quité su varita de mi costilla con fastidio y alivio mezclados.

—Rayos...-suspiré ahora con mi mano en la zona adolorida, casi me saca el pulmón por no responder y dejar el artefacto mágico incrustado en mi piel.

Él estaba muy nervioso, no podía culparlo, casi lo beso hace unos segundos.

Cuando por fin me alejé de él le acomodé el saco con fuerza. Guardó la varita dentro del mismo y me seguía viendo.

—Hay que volver después—dijo

—Ya está abierto, ¿Estás loco?-empujé la puerta levemente tras tomar aire.

Ninguno sabía qué encontraríamos en ese lugar.

Run,Muggle,Run!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora