XXXVIII

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Cuando era niña solía disfrutar de ir al zoológico y tratar de imitar los sonidos de los animales que viera; creía que los circos llenos de personas distintas a mi eran lo más interesante de este planeta; y recuerdo tratar de no llorar cada vez que me lastimaba.  

También podía recordar a la perfección aquella vez que rechacé a un chico dos años mayor que yo que intentó invitarme a salir cuando acababa de terminar la escuela. Jamás pude sentir el terror que llegó a todos los rincones de la tierra por la Primera Guerra Mundial, pero yo era curiosa, y de la misma manera en que busqué a Newton Scamander, había buscado por todos lados tener citas amistosas con algún que otro soldado que acabara de regresara de la guerra. Mi abuelo se había ido debido a la gripe  y mantenerme a flote como heredera de su empresa de vinos había sido hasta sencillo considerando que soy mujer; pero jamás esperé tener que ser punto clave de un horrible y asqueroso secreto de familia.

Y ahora me enfrentaba a las cabos sueltos de mi familia. Tenía una hermana, una vida que tomar en el mundo mágico por ella; encontraba que las muertes que me habían lastimado no habían sido causadas por el destino sino por mi misma familia; y resultaba que incluso los muertos, como mi padre, estaban respirando y haciendo de las suyas.

Recargo mi barbilla en mi rodilla mientras me miro a los ojos en el espejo del tocador.

—No vuelvas a perseguir a nadie por pura curiosidad, Gine...

Un par de golpes en la puerta me sorprenden y se me va el aire a la vez que trato de no caerme de la silla  al ponerme de pie.

Me arreglo el pelo , corro en silencio a sentarme en el sofá cerca de la mesa de té y por fin, con la voz más dulce que pude sacar, dije:

—Pase

Acto seguido, la cabeza de Newton Scamander se asoma con timidez y nuestros ojos se encuentran por un segundo lleno de confusión antes de que entre y cierre la puerta con cautela detrás suyo.

En este instante ni siquiera puedo recordar toda la situación que se había formado entre nosotros antes del gran desastre. Pero si sabía que él estaba completamente encadenado a mí ahora que tenía más de mil razones para mudarme permanentemente a su mundo.

—Newton—digo alegre levantándome y mirándole a los ojos. No traía su maleta en manos, tenía otra ropa mucho más limpia y parecía completamente tranquilo dentro de todo—¿Qué fue lo que pasó?, quiero decir, estaba segura de que ya no iba a pasar de...

—Es bueno que te sientas bien —juega con sus dedos al frente suyo y me mira una sola vez con una sonrisa de lado.

Me animo a dar un paso más a él al verle sonreír y me rio suavemente para no soltarme a llorar porque me estaba sucediendo de todo. 

Le escucho soltar un suspiro parecido a uno de alivio, observo cómo su mano sube hasta mi hombro y le da un ligero apretón, casi demasiado leve para sentirlo.

—Theseus tuvo que interceder por ti con los aurores. Y, no es por ser dramático, pero hay bastantes periódicos con tu nombre ahora mismo

—¿Periódicos con mi nombre?

—Así es, señorita Montecraw—miro a Theseus entrar con Leta a su costado, ambos con una pequeña sonrisita extraña en su cara

—Todos están hablando de la heroína no muggle de América. Parece que todos han quedado consternados por el hecho de que tratara de controlar un Basilisco con intenciones buenas—le interrumpe Leta un poco más emocionada que él— Y, claro que la sorpresa fue mayor cuando se enteraron quién era su padre—explica con algo de cautela al decir la palabra "padre". Camina fuera de la habitación algo rápido tras decir aquello.

No puedo hacer mas que verla confundida y luego a los hermanos frente a mi.

—¿Porqué la prensa sabe todo eso?—les veo asustada.

— Porque solo así pude ayudar a limpiar tu nombre. No creo que hubiera estado bien no dar explicaciones para nada—explica Theseus—  Además, Leta no paraba de pedir que te ayudara mientras Newton trataba de calmar a Noa entrando y saliendo de su maleta , y déjame decirte que ese era un caos, no me gusta el caos

—Sabía que todo iba a salir bien, yo  solo estaba bromeando con Noa...—se defiende el pelirrojizo con las orejas rojas.

—¿Y Noa?,¿Como está ella?—sonrío un poco mordiendo mi labio.

—Ella está bien—me responde Newt— Pero tuvo que regresar a Hogwarts y está esperando que tomes su custodia—una sonrisa adorable aparece en su cara, como si el pensar en Noa le causara gracia— Y se ha llevado prestado tu abrigo

—¿Mi abrigo?—mis ojos se abren de más y suspiro indignada— Mi abrigo—digo con un hilo de voz.

Se había llevado el maldito abrigo que cuidé de la lluvia en Nueva York, el abrigo con el que estuve viajando con Newton, el abrigo con el que lo besé, mi ...mi abrigo nuevo. Trago saliva sin poder controlar el nudo en mi garganta. Iba a matar a esa mocosa.

—Aquí está —escucho a Leta llegar con la respiración un poco agitada mientras en su mano ondea un periódico y me lo da.

Al tomarlo y observarlo lo primero que veo es una foto mía con Newt sosteniéndome de rodillas. Parece que esta quitando cabello de mi cara.

—Oh...—paso mis dedos por la fotografía que se mueve  y luego por mi nombre. Miro a las tres personas a penas mayores que yo y les sonrío — Gracias

Run,Muggle,Run!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora