Cassandra P.O.V.
Al llegar al apartamento lo primero que hice fue lanzar el bolso al sofá de la sala mientras frotaba mi cara con ambas manos. La verdad trataba de recordar exactamente qué fue lo que pasó minutos atrás y tratar de convencerme de si fue real.
Lo fue. Tristemente, demasiado.
Trataba de explicarme cómo terminé perdiendo a una de mis mejores amigas por los últimos ocho años de la noche a la mañana por un desconocido.
Tengo que ser positiva, supongo. Aún tengo a Diana — como si esto es una clase de competencia o algo— pienso.
La verdad es que no se me ocurre nada mejor que dejar escapar las lágrimas que he luchado porque no salgan mientras me siento en el gran sillón frente al televisor mirando a la nada. No puedo detenerlas, no puedo hacer nada. Para mí perder una amiga era peor que cualquier cosa, una amiga de verdad. Y ahora todo se había ido al caño, qué habrá tenido ese chico? Es la pregunta que ronda en mi cabeza en estos momentos, quiero romper algo, por Dios que quiero hacerlo y lo hago. Agarro la lámpara que está en una de las mesas que nadie usa y la reviento contra la pared del fondo, me siento de nuevo, exhausta y aún no creo sentirme mejor.
Mi teléfono suena, lo saco del bolso y reviso el identificador. Diana. Limpio mis lágrimas como puedo y respondo.
— Lo siento tanto. La verdad aún no entiendo qué diablos pasó. — dijo sin dejarme responder.
— Yo tampoco la verdad pero sí, ocurrió y tú misma lo viste.— dije sin mucho ánimo.
— Es que... no sabía qué hacer cuando saliste, luego ella salió y bueno... yo, yo me quedé aquí. — dijo nerviosa.
— ¿Aún estás en la cafetería? — dije con media sonrisa. Sólo a ella se le ocurrían esas cosas, Dios.
— Pues sí, ¿qué querías que hiciera cuando ambas abandonaron el lugar? No sabía qué hacer.
— Lo siento, tienes razón.— dije.
— Nah, yo lo siento, ninguna está en la mejor situación en este momento.— dijo.— No sé qué haré ahora que mis dos mejores amigas no se hablan.—
Y la entendía, esta situación nos afectaba a todas, nos gustara o no y ella estaba entre ambas ahora. Obvio no dejará de hablarnos a una por otra, eso estaba claro pero poder dividirse entre sus mejores amigas sonaba bastante estresante.
— La que no quiere hablarme por un marihuanero recién llegado es ella. — dije yo recordando la situación.
— Lo sé pero ¿no crees que fuiste algo dura? Estoy de acuerdo en que es preocupante hasta cierto punto pero... tal vez sólo debimos apoyarla y darle una oportunidad al chico. — dijo seria.
Tenía razón, en el fondo lo sabía pero yo sólo actuaba como una chica preocupada por su amiga, como una buena amiga supongo yo, no la juzgaba pero era claro que no la apoyaba con las locuras que quería cometer.
— No lo creo.— medio mentí — yo sólo le dije la verdad, sólo le dije lo que debía saber.— dije de una vez.
— Sí Cass, pero no puedes decirle lo que tiene que hacer, no podemos, por mucho que queramos.— dijo esta vez con voz más suave pero firme. Lo entendí, estaba tratando y lo estaba logrando pero mi orgullo era muy fuerte.
— Tal vez.— le dije.
— Sé que en el fondo sabes que es así, te conozco y sé que la quieres demasiado como para dejarla sola en esto, al menos para decirle "te lo dije" si todo sale mal mientras la abrazamos.— dijo esta.
Lo estaba logrando en serio, casi. Me quedé en silencio y ella aprovechó para decir:
— Deben hablar, por favor. Deben aclarar esto y tomar una decisión, sin discusiones, okay? Piénsalo.— dijo.
— Lo haré.— dije yo con voz quedada. — Hablamos más tarde, ¿sí? Necesito dormir un rato. — le dije.
— Está bien y piensa bien las cosas. Te quiero.— dijo al fin.
— Y yo a ti.— le dije para después colgar.
Tenía mucho en qué pensar. Pero por el momento mi cama se veía bastante tentadora para estropear los planes de mi mente por par de horas. Miré el reloj de mi teléfono: 11: 58 a.m., dormiría, era domingo y no tenía nada mejor que hacer y realmente, no quería pensar.
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Desperté gracias al sonido de mi teléfono. Sin mirar lo cogí de la mesita de noche y me dispuse a levantar la cabeza para contestar sin mirar quien era.
— ¿Aló?— dije con voz bastante adormilada.
— ¿Cassandra? Es David. ¿Estabas dormida?— preguntó con su voz cargada de lo que creí ser enojo pero poco me importó.
— Mmmmm... sí, eso creo. ¿Qué quieres? — le dije seca. David es un amigo de hace años así que con él no tenía por qué esconder mi humor. Era fotógrafo y muy bueno, era guapo y un sol muy molesto por lo que lo mantenía alejado de mí lo más posible. Era un grano en el culo, uno casi lindo. Su voz me sacó de mis pensamientos.
— ¿Recuerdas que me ibas a ayudar con la sesión de esta tarde? — preguntó. Me espanté y senté en la cama de inmediato. Mierda, con todo lo de hoy lo había olvidado. — Lo ¿olvidaste, verdad? — preguntó con algo de diversión.
— Lo siento de verdad. — dije con voz suave y sincera. — De verdad quería estar ahí.— le dije.
— No te preocupes, Diana me llamó para contarme lo ocurrido con Lía - pero claro, ¿cómo no?- ¿quieres hablar de eso? — preguntó con voz suave, como si temiera agravar el asunto, les dije, un sol.
— No por ahora. — dije mientras me paraba de la cama mirando el reloj de la mesita de noche que marcaba las seis con cuarenta minutos, escuché un suspiro. — Estoy bien, ¿sí? Lo estoy.— dije tratando de converncerlo y convencerme a mí misma.
— Está bien. Nos vemos el martes a las cuatro de la tarde, ¿okay? Te daré otra oportunidad pero eso si, me la debes en grande. — dijo. Sonreí agradecida, realmente quería ir, la fotografía me encantaba, después de escribir, eso era lo que más me apasionaba. Me gustaba el arte, qué puedo decir.
— Gracias, no lo haré. — dije con voz más alegre. Se despidió y finalicé la llamada.
David era el mejor, en serio. Tampoco me estrañaba que Diana lo hubiera llamado, utiliza cualquier motivo para hablar con él, le quiere clavar las uñas hace años. Sonreí para mí.
Esa niña nunca cambiará. Si tan sólo supiera...
Me dirigí a la ducha, tenía que tomar una decisión ya.
Iba a ser una larga ducha.
Los amo ♡
Aáron Furst
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Bad things || Terminada
FanfictionMachine Gun Kelly Colson Baker Un rapero conocido, un rebelde, un marihuanero, un egoísta, un talentoso artista, un grandioso ser humano. Las dudas y suposiciones acerca de él eran muchas y tal vez, sólo tal vez, estaba demasiado enamorada como para...