Capítulo I

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Cassandra P.O.V.

El reloj de mi ordenador marcaba las tres de la mañana. No sabía realmente por qué estaba haciendo los proyectos de la próxima semana ese día y peor, a esas horas. Lo que sí sabía era que no podía dormir, no quería dormir. Los constantes pensamientos me recorrían hasta en sueños así que dormir no era la mejor opción, en ese momento, lo sabía. Era ya la madrugada del domingo, no había hecho nada ese sábado, más que hacer deberes innecesarios y estúpidas cartas a posibles empleos. A mis 20 años ya me había graduado en Filosofía y Letras.

"Lo mío... lo mío son las palabras." recuerdo haberle dicho a mi madre cuando preguntó por qué. Había viajado a la ciudad para estudiar, mi sueño realmente no era ese, amaba mi carrera pero estudiar allí no era mi gran sueño pero supongo que debíamos ajustarnos a lo que nos tocaba. Tuve excelentes experiencias y algunas que me salté.

Podría decir que soy interesante, cosa que no es cierto, no soy necesariamente atractiva pero tenía mis encantos, no soy insegura así que lo que digas me tiene sin cuidado, solía pasar horas y horas escribiendo sobre cualquier cosa, así sólo fuera sobre mi día o simplemente leyendo libros hasta dormirme. No soy de fiestas, sí he ido a muchas pero realmente ese no es mi ambiente, ese ruido puede ser sofocante a veces y personas que no quieren ni tener una conversación contigo... Sólo lo hacen peor para mí. Mis experiencias allí no fueron las mejores, anoche había una fiesta, recuerdo que fue mecionada por varios amigos cercanos y otros, no tanto. Mis amigas no asistieron, pues decían que era "sólo una fiesta de pubertos creyéndose la gran cosa", yo sólo reí ante Diana por tal comentario aunque sí, estaba segura que así era.

Terminé el último proyecto y cerré el ordenador personal que tenía en mis piernas calentándose cada vez más. Decidí ir por un vaso de agua o lo que sea para beber que pudiera haber en mi refrigerador. Vivía sola actualmente lo que en mi interior agradecía a más no poder, no me mal entiendan, amo a mi familia pero amo estar sola, conmigo aunque supongo que a veces siento la soledad rondando por aquí pero no le presto la suficiente atención.

Volví a mi cama, esta vez más dispuesta a dormir. Tres y cuarenta y seis de la madrugada. Casi rompo el récord.

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Desperté por puro instinto. Agarré mi teléfono, revisé la hora, siete veintitrés de la mañana, hora de levantarse. Luego de revisar todas mis redes sociales y mensajes, sí, amaba mi teléfono. Decidí levantarme y tomar una ducha fría, me serviría para recuperarme de las pocas horas de sueño. Elegí mi vestimenta de hoy, la mayoría, negro.

Me dirigí hacia la puerta de mi -tenía que decirlo- lindo apartamento para salir por esta luego de agarrar mi bolso e introducir las llaves en este.

Mis planes para hoy eran pocos, según lo que recordaba debía desayunar con Lía y Diana en la cafetería a tres calles de mi departamento, pensé en ir caminando pero luego recordé lo extraordinariamente perezosa que era con respecto a cualquier actividad física e instantáneamente la idea salió de mi cabeza, me dirigí a mi auto, un Jeep LP 547 amarillo -lo sé, muy llamativo- pero eso era lo de menos, lo amaba.

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Bad things || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora