Capítulo XXIV

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Young girls - Bruno Mars

Abrió los ojos encontrándose en una de las habitaciones de huéspedes del apartamento de Diana. Miró a su alrededor y se encontró con un Baker dormido en el pequeño sofá de enfrente. Se veía ciertamente atractivo y hasta tierno, en silencio se levantó de la cama y se dirigió con cuidado de no despertarlo hacia él, al llegar al sofá pudo admirar su rostro visiblemente cansado y su cabello revuelto, amaba su cabello revuelto. No supo en qué momento su mano fue a parar a su mejilla, rozándola suavemente. Unos segundos pasaron observando su rostro sin prestar atención a nada hasta que una mano se posó encima de la suya. Se espantó y quiso retirarla inmediatamente pero Baker abrió los ojos y la miró con una sonrisa burlona.

- Tan irresistible me crees?- Cassandra lo miró fijamente este vez y le dio una sonrisa.

- No fui yo quien se quedó a velar tu sueño. - Baker bajó sus manos, aún juntas hasta que pudo rozarla de forma natural, Cassandra se dejó hacer.

- Yo sólo cuido lo que es mío. - dijo sin quitar la mirada de sus ojos, ella bajó la mirada a sus manos que ahora se encontraban entrelazadas y no dijo nada más.

Cassandra de pronto recordó todo lo que había pasado la noche anterior, los gritos, las lágrimas, su confesión. Baker pudo notarlo en sus ojos y se acercó a ella, ella se alejó lo más que pudo.

- ¿Cómo... Cómo está Diana? - Baker le dio una mirada sincera, comprendía por lo que pasaba. ¿Cómo? Intentó acercarse a ella nuevamente y lo consiguió. La agarró por los hombros y la obligó a mirarlo.
Ella tenía los ojos con lágrimas sin derramar.

- Ella está preocupada por ti, las dos lo están. - respondió este.

- Creo que ahora deben odiarme. -

- ¿Por qué lo harían? -
Ella negó con la cabeza.

- Quiero estar sola. - Él se negó de inmediato.

- No es cierto. -

- Lo es, quiero estar sola. - esta vez lo miró. - Saldré en un rato. - él aún se negaba. - Por favor. - suspiró y la dejó sola en la habitación.

Las lágrimas que había guardado durante tanto tiempo habían escogido estos días para salir. Se sentía culpable, porque ahora, en lugar de enfocarse en Diana y lo terrible que le había pasado, estaba siendo egoísta sacando a flote secretos del pasado, tendrían que odiarla, por no contarles nada cuando se supone que eran mejores amigas, por avergonzarlas enfrente de los chicos, por no ser tan fuerte como necesitaban que fuese.
Debían odiarla, en algún momento ella llegó a odiarse.

Pero hacía mucho tiempo que había dejado de ser esa niñita de seis años que le tenía miedo a todo o esa niñita de nueve años que le preocupaba todo o esa niñita de doce años que lloraba todas las noches antes de dormir o incluso, había dejado de ser esa joven de dieciséis años que odiaba a todos y juraba venganza. Había olvidado todo; eso era su pasado y ahora tenía que vivir su presente, así lo había decidido mucho antes de llegar a trabajar en la editora, mucho antes de conocer a Baker, fue cuando se conoció a sí misma. Decidió salir de la habitación y hablar con sus amigas, aquellas que habían estado allí para ella en casi todo momento y que no se merecían que se derrumbara de esa manera. Se dirigió a la habitación de Diana, Lía se encontraba allí, sentada al borde de la cama, hablando en susurros y creo que hasta tratando de calmar a una llorosa Diana. Sus miradas se dirigieron a ella de inmediato, se acercó despacio a la cama, se sentó en uno de los bordes y tomó una larga respiración.

- Lo siento. - soltó sin más.

- ¿Qué? - fue la respuesta de ambas chicas.

- Lo siento chicas, yo no quería decirlo así, ni siquiera quise decir nada de lo que dije. Diana, sabes que eres demasiado especial para mí y que nunca haría nada para lastirmarte. - sus manos comenzó a temblar. Diana en un impulso sólo la abrazó, susurrandole tranquilamente que se calmara.

- No entiendo por qué te disculpas, nada de esto fue tu culpa y tienes razón, siempre lo haces. - le dijo aún en el abrazo. Cassandra negó con la cabeza pero Diana rió suavemente.

- Sabes que nunca te presionariamos y que nada de lo que haya pasado, pase o pasará podrá romper lo que nosotras tenemos, nunca jamás y esperaremos hasta que estés lista para contar tu historia si realmente quieres contarla. - Lía agregó uniéndose al abrazo y rozando con su mano el suave cabello de Cassandra. Esta asintió entre lágrimas.

- Nada nunca podrá derrumbarte o derrumbarnos Cassandra, eso lo puedes tener claro. - decía Diana rompiendo el abrazo para limpiar las lágrimas de sus dos amigas que la miraban con orgullo. Ahora habían cambiado de lugar enormemente y eso no entristecía a Cassandra, le alegraba saber que tanto Diana como Lía eran cada vez más fuertes.

- Y ahora bien, ¿qué pasó con el raperito de pacotilla? - Dijo con una sonrisa que casi logró ser verdadera pero el comentario fue suficiente para que ambas chicas rieran. Diana había vuelto, o al menos, no había sido vencida.









No saben lo feliz que me hacen, en serio. Mil millones de gracias no serán suficientes. Tardé años en coger valor para publicar algo propio (constante autocrítica) y me alegra muchísimo que a alguien le interese algo de lo que quiero transmitir en mis palabras y personajes.
Los capítulos comenzarán a hacerse más largos según vaya avanzando todo el drama, amo el drama, mis amores, lo vivo y lo amo y eso lo verán en cada línea.
NO TEMAN COMENTAR.
No creo que "teman" comentar pero me sería de mucha ayuda saber lo que piensan, sus opiniones son importantes, no se olviden que el lector hace a un escritor (aún no llego ahí ni soñando pero ya saben) ! Nos leemos!! ♡♡

Aáron Furst

Bad things || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora