Capítulo XIV

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Tecleo las últimas páginas del artículo en mi computador mientras ciento la firme mirada de Larry sobre mí. No me ha dejado en paz toda la semana.

Sí, una semana había pasado desde aquella noche y no había vuelto a saber nada de Baker después de entonces. Muy en el fondo sentía esta pizca de decepción que me había acompañado durante todos estos días. Qué mierda pasaba conmigo? Por Dios.

— Vamos, tienes que ir a la inauguración, tienes decenas de pedidos para artículos, todos quieren ser entrevistados por ti, no me puedes fallar. —

— No quiero ni debo ir, sabes muy bien que no es necesario y que yo sólo me encargo de los artículos de los cuales yo me quiero encargar. —

—  Pero en serio? Estás rechazando a Ariana Grande. —

—  Mira cómo lo siento. —  dijo con todo el sarcasmo y mal humor impregnado.

—  Debes ir a la inauguración y no es un pedido, es una orden. —  dijo Larry para luego cerrar la puerta de su oficina dejándola con la palabra en la boca. Quería gritar. Maldición! No quería ir, además de que era probable que se encontrara al dichoso raperito ahí, a quién engañaba? Muy en su interior quería verlo pero su orgullo era mucho más fuerte que eso.
Nunca lo admitiría en voz alta.

Mi celular sonó y en el identificador un nombre no esperado apareció. Kyle.

— Hola.—

— Hey, Cass, es Kyle. —

— Lo sé Kyle, te tengo en mis contactos. —

Lo siento, en fin, quería saber qué harías este sábado? —

— Pues, debo ir a la inauguración de la nueva revista de la empresa. ¿Por qué? —

— Bueno, ya que es así, quería ofrecerte que fuéramos juntos. —
Se quedó callada por varios segundos antes de responder. Quería declinar la oferta pero era bastante bueno, no quería ir y mucho menos sola, además, Kyle era un tipo divertido.

— ¿Estás ahí? — volvió a hablar.

— Emm... sí, sí, lo siento. —

— ¿Y qué dices? —

— Yo creo que sería perfecto. —

— Genial, ¿paso por ti o? —

— Por supuesto, te enviaré los detalles luego. —

— Bien. Nos vemos luego. — se despidió.

— Adiós. —

Suspiró a la nada, tomó una larga respiración y decidió ir por un café, Amanda podía traérselo perfectamente, pero quería salir de su oficina.

Amanda la observó salir pero no dijo una palabra.

— Volveré en un rato. — Fue lo único que dijo antes de entrar al elevador y salir del edificio. Podía perfectamente tomar un café en la empresa pero quería salir de allí y la cafetería que conocía hacía los mejores cafés de toda California.

Estando allí sentada, en una pequeña mesa en la esquina de la cafetería xon vista a la ventana que daba a la calle observó a las personas pasar. Cada una pendientes de algo más que el camino que cruzaban. Los minutos pasaban hasta que terminó su café, le dio propina y un gracias a la mesera y se retiró del lugar.

Volvió a su oficina con la meta de terminar el artículo sin finalizar que tenía encargado cuando al dar un paso fuera del elevador la asaltó casi violentamente con una sola oración.

— El señor Machine Gun Kelly está esperando en su oficina. —

Señor... Agradecía la decencia de Amanda pero odiaba el hecho de que lo había dejado pasar como si nada, pero decidió no discutir el asunto en ese momento. Se dirigió a su oficina con sus tacones tocando firmemente el suelo impecable del lugar.
Al abrir la puerta una figura alta la esperaba observando con cautela uno de los cuadros en la pared.

Se aclaró la garganta para llamar su atención. Él no parecía querer apartar su atención de los cuadros y fotografías de la pared.

— Ya sé que estás ahí. — dijo como si nada.

— ¿Qué haces aquí? —

— ¿Es tu hermana? — dijo señalando una de las fotografías que más resaltaban.

— Sí. — respondí.

— ¿Por qué nunca oí de ella? —

— No sé por qué estás tan seguro de que sabes todo acerca de mí. —

— Te equivocas, no todo, sólo lo superficial y esto- dijo señalando de nuevo la foto- debería serlo.—

Cassandra dio un largo suspiro para luego dirigirse a su escritorio.

— Su nombre era Maya. —

— ¿Era? —

— Murió hace ocho años. — la mirada de Baker fue de total sorpresa, no pena, algo que la reconfortó. No le gustaba esa mirada.

— Lo siento. — lo miró y volvió a preguntar lo mismo.

— ¿Qué haces aquí? — finalmente sentándose.

— Vine a invitarte a salir, te estaré esperando a los 8 esta noche, alguien irá por ti. — la sorpresa en Cassandra no cabía más.

— ¿Qué te hace creer que iré? — preguntó retándolo con la mirada.

Baker se dirigió a la puerta, sin más, y respondió:

— Pensándolo bien, yo iré por ti. —
Y salió de ahí dejando a una Cassandra enojada y frustrada.
¿Qué demonios se creía éste que era?
Por supuesto que no iría a ninguna parte.




Qué dicen? Irá o no?
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Aáron Furst

Bad things || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora